Hoffman asegura que Bolívar no salió de Bogotá enfermo y decepcionado, como lo explica la historia oficial. Según sus afirmaciones, el Libertador había salido de esa capital con un ejército de 2 mil hombres con la finalidad de encontrarse con Pedro Carujo, quien había intentado matarlo dos años antes, e invadir a Venezuela por Maracaibo. Las declaraciones de Jorge Mier Hoffman tienen una serie de imprecisiones que hacen dudar de la veracidad sobre los hechos narrados, según declaraciones del historiador Héctor Acosta.
Refiere este investigador que Bolívar nunca pudo haber pertenecido a la orden de Los Templarios, por cuanto el último miembro de esa orden desapareció en el año 1310, con los últimos vestigios de su organización.
De su pertenencia a la orden masónica señala que en 1828, cuando se produce el atentado septembrino, la orden Sociedad Filológica fue la promotora del mismo y ello conllevó a que el Libertador, dos semanas más tarde, prohibiera todo tipo de logias, incluyendo las masónicas, a las cuales persiguió por todo el territorio imponiendo castigos a quienes prestaran sus casas para sus reuniones y demás actividades.
Finalmente calificó de ilógica la aseveración en la cual se asegura que Bolívar llevaba 2 mil hombres para reunirse con Pedro Carujo e invadir a Venezuela por Maracaibo. Aseguró que Carujo estaba preso en el castillo de Puerto Cabello por intentar asesinar al Libertador en septiembre de 1828, lo cual echa por tierra esta afirmación.
Dice, por otra parte, que la fidelidad de Mariano Montilla está demostrada en gran cantidad de documentos a lo largo de toda la vida de Bolívar, incluyendo esa última fase de su vida.
Lo planteado por Jorge Mier Hoffman es improbable que haya sucedido, según el historiador Fausto Torrellas, porque existen documentos suficientes que respaldan los testimonios de las personas que estuvieron en el lugar y las diligencias legales que se realizaron con motivo de su estadía, padecimiento y muerte del Libertador en la población de Santa Marta, en Colombia.
Fausto Torella afirma que de existir algún documento que señale lo contrario, éste debe someterse a todos los análisis requeridos para comprobar su autenticidad y su relación con la época analizada. Señaló que no es la primera vez que Hoffman hace planteamientos de este tipo sin presentar los documentos que lo confirmen.
Hizo referencia a la carta supuestamente enviada por Bolívar a Fanny Du Vilars, la cual nunca presentó y a la sucesión de hechos presentados, los cuales, a su juicio, parecen ser forzados o “traídos por los cabellos”.
“Considero, asegura Torella, que si una persona desea presentar un argumento histórico de este tipo debe confirmarlo en todas y cada una de sus partes, aplicando las disciplinas utilizadas por la historia para garantizar su veracidad. Es decir, debe probarlo”.
Hasta el momento asegura que existe una relación pormenorizada de la asistencia médica proporcionada por el doctor Próspero Reverend.
“Yo no le doy ninguna credibilidad a lo que dice ese señor. La muerte por tuberculosis del Libertador está debidamente comprobada por la autopsia y los síntomas que presentó en el transcurso de la enfermedad”, dijo Lionel Muñoz.
“Un hecho de esa naturaleza cambiaría toda la historia que hemos conocido hasta ahora”, aseguró el profesor de historia Henry Guerra.
Cree, sin embargo, que todos los documentos que aparezcan sobre el particular deben ser sometidos a las pruebas para que se determine con exactitud la veracidad y precisión que lleven a esa nueva versión”.
El historiador Luis Pellicer considera que es necesario verificar la autenticidad de los documentos que se presenten, para poder tener un criterio cierto con respecto a este hecho
El historiador Luis Pellicer considera que es necesario verificar la autenticidad de los documentos que se presenten, para poder tener un criterio cierto con respecto a este hecho
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