jueves, junio 24, 2010

¿El historiador debe opinar sobre política? La historiadora y rectora del St. Antony´s College de Oxford: Margaret MacMillan, responde

COMENTARIO BLOGUERIL:
En muchas ocasiones algunos visitantes de mis blogs, especialmente chavistas, me reclaman el que tenga una posición política. Me dicen que el historiador debe ser imparcial. Yo les respondo que es verdad que debemos buscar la objetividad, pero que somos ciudadanos y por tanto tenemos una ideología y una opinión sobre las acciones que realizan los gobiernos. El historiador debe saber diferenciar ambos momentos, pero considero que por ser historiador no debe callar ante los abusos de los políticos al mentir sobre la historia. Y por otro lado, siempre doy el ejemplo de Marc Bloch (fundador de la Escuela de los Anales), el cual asumió una posición ante la invasión de su país (Francia) por los alemanes en 1940 y se incorporó a la Resistencia. Yo creo que mi país, no sólo está siendo invadido (aunque no con un conflicto bélico), sino destruído en su escencia republicana y democrática. Por tanto, no puedo hacer silencio; hacerlo sería inmoral.
La entrevista a la historiadora y rectora del St. Antony´s College de Oxford Margaret MacMillan que transcribo a continuación y que tomé de El Imparcial, le da mayor fuerza a estos argumentos.

Margaret MacMillan, historiadora: "El término memoria histórica suena a contradictorio"
La historiadora y rectora del St. Antony´s College de la Universidad de Oxford, Margaret MacMillan, en los actos de celebración del XXX aniversario del Instituto Ortega y Gasset, ha señalado que "el término memoria histórica suena a contradictorio".
Julio Crespo MacLennan. Madrid
16-06-2010

La historiadora y rectora del St. Antony´s College de la Universidad de Oxford, Margaret MacMillan visitó el Instituto Universitario de Investigación Ortega y Gasset el lunes 14 de junio para participar en los actos de celebración del XXX aniversario de esta institución. Allí MacMillan dictó una conferencia sobre el tema de su último libro: "Los usos y los abusos de la historia".
Dice usted en su libro que los historiadores se han retirado del debate público.
¿Es esta la culpa de los historiadores exclusivamente o del hecho de que los periodistas y los políticos monopolizan los medios de comunicación?
Aunque es cierto que los periodistas manejan los medios de comunicación, también hay grandes oportunidades de entrar en el debate público que los historiadores rechazan cada vez más. Los historiadores profesionales están cada vez más interesados en aspectos de la historia que no interesan al público en general. Pasamos cada vez más tiempo discutiendo sobre corrientes historiográficas y dando la espalda al público general.

Cada vez hay más periodistas e historiadores que hacen incursiones en la historia. ¿Qué opinión le merece?

Las novelas históricas han existido desde hace mucho tiempo y han hecho importantes contribuciones. Tampoco me molesta que haya periodistas que escriban historia. Pero hay también muchos historiadores dedicados a escribir para el gran público que han tenido mucho éxito. Ejemplos como Simon Schama y Niall Ferguson han contribuido al auge de una historia narrativa que atraiga al público en general. Conozco a un historiador que dijo que la historia es demasiado compleja como para hacerla accesible al público en general. Estoy totalmente en desacuerdo. Un historiador puede escribir perfectamente historia para el público general sin necesidad de renunciar a sus principios.

El escritor peruano Mario Vargas Llosa justificó su entrada en política, cuando se presentó como candidato a la presidencia de su país, alegando que había circunstancias en las que uno no podía abstenerse. ¿Cree usted que los historiadores deben tomar partido en el debate político o incluso participar activamente en política?
Las dos cosas. Creo que los historiadores deben intervenir en el debate político, no simplemente abstenerse. Somos ciudadanos, después de todo. Sobre todo tenemos la obligación de intervenir en política cuando la historia se está utilizando de una forma falaz. Debemos defender la verdad y denunciar la manipulación con fines políticos allí donde se dé. Luego si un historiador decide dar el salto a la política, creo que esto es perfectamente legítimo. Ha habido bastantes casos de historiadores en política, tanto en Canadá como en el Reino Unido.

Sin embargo, volver a la teórica independencia del académico después de haber estado en política no es fácil.
El historiador puede volver a su profesión desde la política como cualquier otro profesional. El problema es que si decide escribir sobre el periodo de gobierno en el que estuvo involucrado, tendrá grandes dificultades para hacerlo con imparcialidad, aunque también hay ejemplos de historiadores que han hecho muy buenas aportaciones a la historia como ex políticos. Por ejemplo, el historiador americano Arthur Schlesinger, sirvió en la administración Kennedy y ha escrito libros muy buenos sobre esa época.

¿Que nos ensaña la historia sobre la crisis actual?
Mas que enseñarnos lo que debemos hacer, lo que hace ante todo es dar lecciones sobre lo que no se debe hacer. Por ejemplo la gran depresión de 1929 provocó un retorno al proteccionismo, con dramáticas subidas de las tarifas arancelarias, mientras que en esta crisis, esto se ha logrado evitar. El estudio de las crisis pasadas aporta muchas lecciones útiles para la actualidad.
¿Puede la historia contribuir a buscar una salida airosa para los países involucrados en la guerra de Afganistán?
La historia aporta buenas razones para abstenerse de entrar en guerras como la de Afganistán. Pero ahora ya es demasiado tarde. Una lección útil que da la historia para Afganistán es que no se puede salir de allí sin negociar con los vecinos. Estados Unidos logró una salida airosa de Vietnam gracias a las negociaciones con China. Esto debe tenerse en cuenta, aunque también es cierto que Afganistán es un caso distinto.

¿Cree que la historia es esencial para construir y consolidar estados nación?
Si siempre y cuando se haga con lealtad a la verdad, que a menudo no ocurre cuando hay una historia oficial impuesta por los gobernantes. Los ciudadanos necesitan tener una idea sobre sus orígenes y su pasado reciente para identificarse como miembros de una nación. Los niños también necesitan una narrativa que les explique de donde vienen.

¿Qué opina del papel de la historia en el nacionalismo?
Los nacionalistas en su obsesión por justificar la construcción nacional hacen una interpretación de la historia muy peligrosa. No hay nada malo en buscar un pasado común entre poblaciones que justifique su presente, y las instituciones creadas en torno a un pueblo. Pero, en este sentido, la historia se suele hacer con objeto de incluir a unos y excluir a otros. También hay un elemento racial de la interpretación nacionalista de la historia que ha traído muy malas consecuencias.
¿Y la historia en el papel de la construcción europea?
La historia ya no parece dar a los europeos una razón para permanecer unidos.Sin duda, la integración como necesidad frente a la guerra o el miedo a la Unión Soviética no tienen ningún sentido para la nueva generación de europeos. Pero debe haber una narrativa que explique a los europeos todo lo que les une. Unas pautas de civilización, los romanos, el renacimiento, etc., todos esos factores transnacionales. Los franceses y los alemanes han hecho un esfuerzo muy loable por escribir una historia aceptable para sus dos pueblos. Hay muy buenos libros de historia que rebasan las barreras nacionales entre pueblos de Europa.

¿Cree que hay un progreso moral en la historia?
Me gusta pensar que si, a pesar de lo terrible que ha sido el siglo XX. ¿Podemos considerar que un mundo en el que ha triunfado la democracia liberal es mejor? Yo creo que si lo es.

¿Qué opina de la ley de memoria histórica en España?
Creo que responde a una necesidad muy legítima que tienen los ciudadanos de saber sobre su pasado reciente, y en el caso de España de indagar sobre un episodio tan traumático como la guerra civil. Por otro lado no me gusta que los gobiernos interfieran en la historia y que intenten imponer una historia oficial. La historia pertenece a todos, y les corresponde a los historiadores escribirla no a los políticos. La historia es un proceso que sale mediante un método de hacer preguntas. Los políticos, por otro lado utilizan la historia para justificar sus propios intereses.
¿Cree que el término memoria histórica se puede utilizar legítimamente?
La memoria es un elemento muy importante para hacer historia contemporánea. Los testimonios personales son importantes a pesar de que la memoria puede fallar. Pero si es cierto que el término memoria histórica suena a contradictorio. Memoria colectiva si me parece útil, pero no memoria histórica, ya que o bien hay historia o hay memoria.
Los historiadores se especializan cada vez más, saben mucho de una época pero a menudo huyen de explorar otras épocas, sin embargo usted ha publicado sobre distintas épocas de la historia con éxito. En su primer libro, “Las mujeres del raj”, trata sobre la India colonial, 1919, sobre el tratado de Versalles, luego publicó con éxito un libro sobre el famoso encuentro entre Nixon y Mao.
¿A qué atribuye su éxito?
Yo creo que todo historiador debe conocer la época que estudia en profundidad. Yo comencé trabajando sobre la historia imperial británica, de allí salió mi primer libro. Luego me moví hacia la historia internacional, también he enseñado historia de China, por lo tanto mis libros son todos el producto de temas que he enseñado, sobre todo un tema que me interesa mucho que es el de la negociación diplomática. Hay historiadores que se mueven con fluidez en distintos periodos de la historia. Yo me siento cómoda en distintas épocas del siglo XX, aunque no sería capaz de escribir sobre la historia antigua.
El Instituto Universitario Ortega y Gasset nació bajo la inspiración del St. Antony´s College de Oxford que usted dirige. A qué atribuye el éxito de St. Antony´s College como centro de postgrado que ha ganado tanta reputación en la política internacional. La clave fue nacer con una gran curiosidad por el mundo. Luego un proceso de selección muy estricto, mediante el cual se reclutaron grandes especialistas en distintas regiones del mundo. Hay un alto grado de especialización en distintas áreas pero a la vez mucho interés por el mundo en general. Eso hace que el ambiente entre estudiantes y profesores sea tan estimulante. Luego está el factor de pertenecer a la universidad de Oxford, con todo lo que ello significa. Sin embargo creo que el modelo de St. Antony´s se puede extrapolar con éxito a otros países. El Instituto Ortega y Gasset es un buen ejemplo.

2 comentarios:

Joenni Dorante dijo...

Los historiadores han jugado un papel muy importante en la historia de la humanidad pero no es un secreto para nadie que aunque el historiador debe ser objetivo, siempre pero siempre va estar influenciado por sus valores y principios, los mismos que son muy distintos entre personas, así que un historiador puede ver la realidad de un modo pero otro historiador la veria completamente diferente. Solo se mantendria la perspectiva que logre la mayor aceptación, aunque no sea la verdadera visión de la realidad.

Profeballa dijo...

Saludos. Gracias por tu comentario y seguimiento. Es cierto, los principios, valores, ideologías, experiencias pesan. Pero un historiador profesional debe luchar porque sus interpretaciones (lo que llamas "perspectiva" quizás) ESTÉN SOLIDAMENTE APOYADAS EN FUENTES HISTÓRICAS. Sólo de esta forma se puede confiar en sus INTERPRETACIONES. No es tanto el que tenga mayor aceptación, es el que se apega a las fuentes y metodología el que se acerca más a la verdad histórica. La historia no es verídica por su popularidad (Aceptación) sino por su rigurosidad racional. En cierto caso podríamos hablar de aceptación pero de la comunidad de historiadores y no tanto de la sociedad.

Saludos.

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