sábado, agosto 15, 2009

Historiador venezolano (Elías Pino Iturrieta) opina sobre la mentalidad de Hugo Chávez

Artículos de opinión de los historiadores
Les dejo acá el artículo semanal del historiador Elías Pino Iturrieta que publica todos los sábados en
El universal .

¿Pensamiento único?
El país depende del capricho de lo que le vaya pasando por la cabeza a un hegemón

Los temores desarrollados en torno al proyecto de Ley de Educación, pero también sobre medidas como el cierre de las radioemisoras y el abortado designio sobre delitos mediáticos, que son las emanaciones más recientes del mandón, han insistido en el peligro de la entronización de un pensamiento único que conduzca a la desaparición de la pluralidad y de toda la convivencia democrática. Tales búsquedas del oficialismo, según han machacado los opositores, tienen el propósito de imponer una interpretación exclusiva y excluyente de la realidad, como jamás había sucedido desde los tiempos del gomecismo. Temo que estemos frente a reacciones excesivamente indulgentes, debido a que parten, si no de la fantasía, de la exageración de conceder que la "revolución bolivariana" cuenta con un caudal ordenado de conceptos capaces de orientar su conducta, o de suponer que de su líder brota un conjunto racional de reflexiones, o una especie de filosofía a través de la cual se produce un entendimiento coherente del entorno y una forma plausible de transformarlo.

Ahora no se trata, por ejemplo, de comparar las peroraciones del mandón con los rudimentos de Lina Ron, pese a que sólo en un movimiento lampiño de ideas puede llegar a la celebridad una vocera indigente en materia cerebral, sino sólo de averiguar si cuenta el líder con un conjunto de proposiciones cuyo contenido refleje la existencia de una reflexión madura, o el apoyo de fuentes adecuadas para llegar a una propuesta respetable sobre un país al que pretende poner patas arriba. Tampoco se trata de pedirle a un teniente coronel ajustado a las exigencias de su carrera lo que no puede ofrecer (familiaridad con las bibliotecas, aproximación a teorías antiguas y modernas sobre el arte de gobernar, interlocutores en los claustros y en las academias, polémicas sobre filosofías y filósofos, versiones equilibradas sobre el pasado de su país&), sino únicamente de meterle el ojo a lo que trasmite y hace después de lo que puede ser un ejercicio previo de pensamiento. Ciertamente la formación en la Academia Militar no lleva a sus discípulos a convertirse en una fábrica de disparates, pues no han faltado entre nosotros oficiales ilustrados o intelectualmente brillantes, pero cuando uno de ellos se mete a pontífice es aconsejable ponerse a calcular el peso de su magisterio para ver hasta dónde puede llegar, o hasta dónde puede conducir a un pueblo.

Hace poco, en la inspección de una comunidad "socialista" llamada Ciudad Caribia, el mandón pregonaba la sabiduría de Engels en materia de construcción de viviendas para los obreros, y pedía al ministro del ramo que se leyera lo que "ese viejo sabio" escribió para que la gente pobre viviera mejor, para que las "ciudades socialistas" del futuro cumplieran su cometido de justicia social. No fue una broma, por desdicha, sino la continuación de una tarea que se ha impuesto de divulgar por cuotas a unos evangelistas anacrónicos cuyos fragmentos pregona cuando considera oportuno. Engels, como sabe el lector, fue un respetable pensador alemán fallecido en 1895, fiel compañero de Marx y uno de los iconos del comunismo ortodoxo. ¿Cómo puede ayudar hoy el "viejo sabio" en la construcción de unas soluciones habitacionales que se levantan cerca de Macuto? ¿De cuál lugar, que no sea una mente calenturienta, puede salir el despropósito de convertirlo en arquitecto de nuestros contornos? Del mismo lugar en cuyo seno tomo cuerpo la "doctrina" basada en una amalgama de los textos de Bolívar con los escritos de Simón Rodríguez y las proclamas de Ezequiel Zamora, ramas de un "árbol de las tres raíces" de las cuales nacería el fruto de la felicidad venezolana en el siglo XXI.

Sólo se muestran dos perlas de un extenso collar. El espacio no da para más, pero bastan para que el lector se plantee, sin forzar la barra, el crucial asunto de la existencia de pensamiento en la cabeza del líder de la "revolución". El hecho de que lo tuviera no se convertiría en consuelo, sino en un nuevo motivo de preocupación, mas de lo visto se deduce la dificultad de toparse con un conjunto hilado de argumentos que pueda llamarse pensamiento en términos serios, con una conjunción de nociones susceptibles de ser simplemente entendidas. De allí que el país dependa del capricho, de lo que le vaya pasando por la cabeza de un hegemón según se le presentan los desafíos o según lo que resuelva hacer un día cualquiera, de la improvisación propiamente dicha, de una arbitrariedad continuada que nadie, ni siquiera quien la produce, está en capacidad de controlar sin que se llegue a una situación crítica. El descubrimiento no es difícil, pero tampoco auspicioso: sirve para ubicarnos cabalmente en el abismo hacia cuyo fondo precipita a Venezuela un individuo cuya vocación no es la de pensar, sino la de actuar en función del resorte de sus agallas. eliaspinoitu@hotmail.com

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