viernes, febrero 18, 2011

Mirar la democracia desde la negación


Publicado en Código Venezuela

Autor: Carlos Balladares Castillo

La de la “no tiranía”

Las sociedades iberoamericanas no han logrado consolidar sus democracias, a pesar de todo el esfuerzo realizado durante el siglo XX por partidos políticos y diversos grupos organizados. La “mala semilla” del personalismo político se empeña en renacer una y otra vez, en medio de votaciones, partidos, y libertades. Y en algunos casos se hace tan fuerte que la democracia es una simple fachada. En todo caso, una comparación con el tiempo pasado nos demuestra que hemos avanzado, ya no son los tiempos de las dictaduras sanguinarias y opresivas. El sistema de libertades y participación electoral, aunque débil, se abre camino.

Venezuela, fuerte democracia mientras el continente era presa de las dictaduras en los sesenta y setenta, ahora está a la cola de las libertades. ¿Por qué este retroceso? ¿Por qué la crisis de nuestra democracia? ¿Qué construimos mal? ¿Cuáles fueron los errores? ¿En qué nos puede ayudar la historia a la hora de responder estas dudas?. Politólogos, sociólogos e historiadores, al buscar respuestas, por lo general han tendido a centrarse en el estudio de nuestra larga transición de la monarquía a la república, del caudillismo al civilismo, de la sociedad tradicional a la moderna, de la dictadura a la democracia. El problema con todos estos esfuerzos es que se han adoptado desde la perspectiva de la gran meta: la democracia, forzando los tiempos pasados a considerar una realidad que en muchos casos nunca se plantearon.
La historia – creemos – puede ayudar a estudiar el problema de nuestro gran proyecto nacional democrático, desde nuestras realidades no democráticas. Es la mirada de los obstáculos, del valladar que nos impide avanzar a lo que anhelamos. Algunos académicos pueden desconfiar de esta propuesta (quizás en parte por la tendencia plausible de resaltar nuestros héroes civiles frente a los militares o guerreros), y muchos ciudadanos temen seguir valorando al peor de nuestros males. Es así como se le escucha a un político: “hay que superar la mirada opositora por una propositora”. Estudiar autócratas, dictadores, caudillos y populistas; en general, todas nuestras variantes del personalismo político; no tiene buena prensa ¡Estamos hartos de ellos!.
La perspectiva que proponemos nace de una definición de democracia que se sustenta en sus condiciones existenciales, siendo una de estas la “no tiranía”. Es la característica más olvidada de este régimen y forma de vida, porque se le teme a la negación, se le considera odiosa; cuando su importancia es enorme, tanto a nivel de ejercicio diario de la ciudadanía como en su estudio histórico. La República Romana del siglo VI antes de Cristo y; las repúblicas: estadounidenses, francesas e hispanas productos de la Revolución Atlántica (de fines del siglo XVIII y principios del XIX) nacieron por oposición, por el rechazo a la monarquía, la concentración del poder, y la arbitrariedad de los gobernantes. Todos los días, la sociedad civil defiende las democracias oponiéndose a toda expresión de personalismo político. La condición antiautoritaria de su cultura es parte fundamental de la misma. No tengamos miedo a ser opositores, y a estudiar lo no democrático. Al conocer “la mala semilla” podremos separar la cizaña del trigo.

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