Autor: Clemente Balladares
Ryzsard Gluzki después de cinco años de instrucción logró alcanzar el
grado de subteniente con los lanceros polacos, pero la invasión de Alemania y
la Unión Soviética a Polonia cambió todo. Los polacos no estaban preparados
para una guerra moderna, ni tampoco en dos frentes, por lo que fueron
avasallados a pesar de la tenaz resistencia. A las 4:45 a.m. del primero de
septiembre en el reloj de Ryzsard, un atronador estallido lo despierta. Al
asomarse por la ventana de su barraca puede escuchar y ver los famosos Junker
Ju87 Stuka con las negras cruces de hierro en sus insignias de las alas aparte
de la singular esvástica en su timón de cola bombardeando y ametrallando su
base. Se vistió como pudo pero ya las bajas eran considerables entre el
personal, las pocas aeronaves polacas y la infraestructura de su regimiento. Lo
más dantesco fue ver cómo el sargento que intentaba dirigir las antiaéreas fue
alcanzado por los aviones de la Luftwaffe.
Al día siguiente se le designó para comandar un reconocimiento a caballo del avance alemán. Eran las once en punto de una noche de luna llena y despejada cuando logró sorprender a un pequeño grupo de soldados enemigos, el cual atacó con granadas. A pesar de esto Polonia estaba siendo rápidamente ocupada. Lo más cercano y doloroso fue enterarse de que el nueve de ese mes su hermano Eric moría en la Batalla de Olszowo. Para completar la tragedia polaca, por el este fueron invadidos simultáneamente por los soviéticos el día diecisiete. La desgracia continuó el veintinueve de ese mismo mes cuando al intentar enfrentar los tanques alemanes su caballo personal de nombre Gracián fue herido de muerte.
Polonia estaba perdida para fines de septiembre, Francia e Inglaterra apoyaron a los derrotados, pero Gluski estaba en retirada con su regimiento. En la huida al oriente del país logró atacar con mejor suerte a los tanques rusos. Cruzó la frontera a Lituania el 6 de octubre donde conoció a un oficial de la Fuerza Aérea Polaca que le sugirió posteriormente entrar en la aviación para seguir luchando en el exilio. En noviembre ya estaba en Estonia donde contactó a los ingleses que lo proveyeron de visa a Suecia. En el viaje por el Mar Báltico tuvo la suerte de que por las aguas turbulentas un submarino alemán no logró abordarlos.
De Suecia siguió en tren hasta Noruega donde otro barco lo llevaría al Reino Unido portando un nuevo pasaporte con una forma más inglesa de escribir su nombre, Richard. En enero de 1940 llegó a Francia donde perfeccionó su francés y comandó tanques junto con su hermano menor Jan. Al invadir los alemanes en mayo, se repitió el escenario polaco. Gluski logró escapar nuevamente en la masiva retirada aliada de Dunkerque, esta vez junto con su hermano. El barco que los transportaba estuvo a punto de zozobrar cuando una bomba lanzada por un Stuka los falló; además un grupo de aviones franceses Morane Saulnier MS406 terminó de ahuyentar a los atacantes.
Al día siguiente se le designó para comandar un reconocimiento a caballo del avance alemán. Eran las once en punto de una noche de luna llena y despejada cuando logró sorprender a un pequeño grupo de soldados enemigos, el cual atacó con granadas. A pesar de esto Polonia estaba siendo rápidamente ocupada. Lo más cercano y doloroso fue enterarse de que el nueve de ese mes su hermano Eric moría en la Batalla de Olszowo. Para completar la tragedia polaca, por el este fueron invadidos simultáneamente por los soviéticos el día diecisiete. La desgracia continuó el veintinueve de ese mismo mes cuando al intentar enfrentar los tanques alemanes su caballo personal de nombre Gracián fue herido de muerte.
Polonia estaba perdida para fines de septiembre, Francia e Inglaterra apoyaron a los derrotados, pero Gluski estaba en retirada con su regimiento. En la huida al oriente del país logró atacar con mejor suerte a los tanques rusos. Cruzó la frontera a Lituania el 6 de octubre donde conoció a un oficial de la Fuerza Aérea Polaca que le sugirió posteriormente entrar en la aviación para seguir luchando en el exilio. En noviembre ya estaba en Estonia donde contactó a los ingleses que lo proveyeron de visa a Suecia. En el viaje por el Mar Báltico tuvo la suerte de que por las aguas turbulentas un submarino alemán no logró abordarlos.
De Suecia siguió en tren hasta Noruega donde otro barco lo llevaría al Reino Unido portando un nuevo pasaporte con una forma más inglesa de escribir su nombre, Richard. En enero de 1940 llegó a Francia donde perfeccionó su francés y comandó tanques junto con su hermano menor Jan. Al invadir los alemanes en mayo, se repitió el escenario polaco. Gluski logró escapar nuevamente en la masiva retirada aliada de Dunkerque, esta vez junto con su hermano. El barco que los transportaba estuvo a punto de zozobrar cuando una bomba lanzada por un Stuka los falló; además un grupo de aviones franceses Morane Saulnier MS406 terminó de ahuyentar a los atacantes.
(Continúa mañana)
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