viernes, agosto 06, 2010

El historiador oficialista Luis Pellicer responde al comunicado de la ANH sobre la exhumación de los restos de Bolívar (III)

DEUDOS DEL PRIVILEGIO PERDIDO
Luis Felipe Pellicer

El acto de exhumación de los restos del Libertador realizado el día 15 de julio y la madrugada del 16, cumpliendo con todas la medidas de seguridad, con toda la solemnidad del caso, con todas las especificaciones técnicas que dictan los adelantos científicos, con todo el protocolo legal, con dos años de investigación documental previa y, además, con la más amplia difusión como corresponde a una democracia participativa, le resulta a una extraña “unanimidad” de académicos de la historia un acto sorpresivo, insólito, inédito, innecesario e injustificado.
El comunicado de la “ilustre” corporación exhala el encumbrado sitial del conservadurismo en el que medran quienes no aceptan má autoridad que la que ellos creen ostentar sentaditos allí en los silloncitos letrados y vetustos, que recuerdan las peleas del mantuanaje por sillas, taburetes, almohaditas, alfombras, esteras y quitasoles. Cosas serias para la mentalidad antigua, monáquica, excluyente y jeráquica de la colonia, pero que el maldito capitalismo ya destruyó hace mucho tiempo con la anuencia y participació de quienes pretenden rescatar del baúl de sus abuelos los argumentos de la antigüdad para descalificar los actos del legítimo Estado revolucionario.

El texto de la academia expresa la mentalidad de quienes creen que el conocimiento y los saberes son propiedad privada, asunto exclusivo de quienes se otorgan a sí mismos una letra corporativa en el reino de la academia. Obviando la inmensa presencia de la negra Matea Bolívar en su relato, lanzan una retahíla de santos del culto desmovilizador a Bolívar, como si quisieran parecerse al “pata en suelo” de Florentino. Sus verdaderos argumentos no son las citas que los estudios aluden, sino la serie de adjetivos con los que se refieren a quienes investigaron acerca de la muerte del Libertador con anterioridad: historiadores, científicos, estudiosos, expertos, profesores y personajes de la más alta confiabilidad en la Historia republicana. Una serie de calificaciones, no de profesiones, cuya intención es la de asumirse como únicos herederos de la tradición “científica”. Es decir, sin la “sabiduría de esa “unanimidad” de autoridades científicas nacionales expertas en la materia, los que estuvimos involucrados en la exhumación reciente, somos merecedores de la excomunión. Los “científicos” ¿invitan a la plegaria? ¡Por Dios!. Nada, una treta más de los ideólogos de la burguesía para justificar el monopolio del saber. Una expresió luctuosa de los deudos del privilegio perdido.

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