Un tema tan importante como la gran hambruna en Ucrania entre 1929 y 1933 (“Holodomor”) causada por la colectivización de las granjas privadas llevada a cabo por el régimen bolchevique, merecía una mejor película que “Bitter Harvest” (George Mendeluk, 2017). En un inicio uno se siente atraído por la hermosa fotografía que muestra los inmensos sembradíos al mismo tiempo que se nos explica la importancia de esta región para Europa y Rusia. Granjeros con la vestimenta típica realizan una bendición de la cosecha, y de inmediato se nos cuenta la historia de amor entre dos jóvenes patriotas, idealistas y bellos (claro). No sé por qué la mayor parte de los productores y directores no se arriesgan a contar la historia sin dejarla como un contexto donde una pareja lucha por seguir junta. En este sentido el film tiene un montón de elementos que la hacen poco creíble: como caer en lo épico y el maniqueísmo, y no mostrar con claridad (o con realismo) la hambruna. Pienso en “El Pianista” (Roman Polanski, 2002) y su crudeza que nos logra conmover y sentir frío y hambre con ese actorazo que es Adrien Brody. ¿Por qué no buscaron seguir este ejemplo? El actor que hace de Stalin parece realmente el diablo (y aunque lo fue en verdad), mostrarlo así nos aburre. Al final consideramos que es una obra prescindible y este hecho histórico seguirá esperando por un mejor director.
Mi puntuación: 5/10.
Clasificación: género: histórico, bélico. Totalitarismo comunista, Ucrania, Hambruna de 1932 a 1933.