El Nacional / ND
Aunque nos coloquen virtualmente a todos una pistola en la cabeza, es posible derrotar a Chávez, con tal de que no se nos enfríe el guarapo.
Vivimos un proceso electoral degradante, contra el que hay que reaccionar con indignación, no con miedo, porque, según descienda en las encuestas Chávez, aumentarán sus amenazas.
¿Qué legitimidad tendrá esta campaña electoral mientras agreden a la rectora de la UCV, queman vehículos, lanzan bombas lacrimógenas en la UCV? Sólo una movilización nacional derrotará a las fuerzas de la oscuridad.
OK, aceptemos, para quitarle argumentos al chavismo, la posibilidad teórica, y estúpida, de un hipotético triunfo de Chávez, a condición de que ordene darle en el canal 8, y en las emisoras chavistas, el mismo tiempo a Capriles Radonski que tiene su candidatura, diga la cantidad de recursos que gasta en su campaña, por lo menos en comprar franelas rojas, aprehenda a los responsables de los hechos en Cotiza, condene el antisemitismo, acabe con los grupos violentos, y en el Congreso la oposición ocupe también las galerías para el público. Ah, y que también por cada cadena nacional de Chávez haya una de Capriles.
Entre paréntesis, ¿quiénes serán el cineasta, los agentes de publicidad, los productores que se están haciendo ricos? Ya se habrán comprado una mansión en Miami.
En cualquier parte del mundo unas elecciones en esas condiciones serían espurias, porque tienen la validez de las que imponen en una guerra fuerzas de ocupación. No se trata del ventajismo acostumbrado, sino de una descarada operación para asustar, apabullar, aplastar, impedirle a la oposición recibir un bolívar de cualquier venezolano. Por desgracia, pareciera que después de 13 años se aceptara ese abuso como si fuera un derecho adquirido por el actual propietario de Miraflores.
Hasta media noche demoró Chávez para reconocer su derrota en el referéndum y calificó de victoria de m… el triunfo de la oposición. Nunca reconoció que en número de votos había sido abrumadoramente derrotado en las elecciones regionales.
¿Qué hay que reconocerle a Miraflores? Ni la sal, ni el agua, mientras el juego no sea limpio. En las mesas donde la oposición carezca de testigos le robarán los votos, como ha ocurrido en el pasado. Esta vez la MUD vigilará 95% de las mesas, en esas no habrá trampas.
Semanas antes del 7 de octubre, cuando lleguen a Venezuela centenares de periodistas extranjeros, cambiará el tono del canal 8 y el estilo del CNE, se extremarán las demostraciones de imparcialidad, se presentará un clima de equilibrio. Habría que denunciar ahora internacionalmente este clima electoral y que la opinión pública latinoamericana le exija garantías electorales a Hugo Chávez.
Vivimos tiempos peligrosos.
Es la hora del combate, o de que los medios, los gobernadores, los alcaldes, el país mismo, acepte que no sobrevivirá, incluidos los contados imbéciles que apuesten por la derrota de Capriles: si gana Chávez no quedará títere con cabeza.
Sólo hay una forma de derrotar a la Fiscalía, el Gobierno, el Poder Moral, la defensora del pueblo, con la movilización popular, nacional. No hay otra.
Por ahora, Dios no contesta llamadas de Caracas, está harto de que lo utilicen políticamente. Dios no es chavista, ni antichavista, claro. Esta contienda se resolverá en la tierra, nos incumbe a los venezolanos. Pobres de aquellos que se crucen de brazos.