Carlos Balladares Castillo
Publicado en El Nacional
El domingo
22 de septiembre se presentará en la librería Kalathos (Los Galpones de Los
Chorros, Caracas): Sin despedida, el
primer libro impreso de Alvaro D’Marco. Del buen amigo y escritor ya hicimos
una reseña de su otra obra: Gracias
Ulises por tus batallas, en esta misma columna el 24 de octubre de 2018 en
un artículo titulado como el libro. Ahora queremos ofrecer una semblanza de la
vida del autor al cual creemos conocer bien, porque desde hace más de 10 años
nos une la amistad de compartir un mismo espacio: la Universidad Monteávila,
pero muy especialmente la pasión por la literatura. En todo ese tiempo he
descubierto en Álvaro; no solo una persona culta, un lector voraz y un escritor
disciplinado; sino especialmente un gran ser humano. Una persona que hace de
Venezuela, sobretodo en estos tiempos oscuros que padecemos, un lugar donde
podemos esperar con certeza un renacimiento.
¿Por qué? Porque
Álvaro posee una inmensa fortaleza y bondad en medio de las dificultades. Nació
en El Tigrito (estado Anzoategui) el 20 de abril de 1956, y nos recuerda que es
el mismo día que nacieron Mahoma y Adolf Hitler. A los 4 años le traen a Caracas
y lo dejan al cuidado de dos tías abuelas que no tenían hijos y se dedicaron a
criarlo con amor. El esposo de una de ellas era gran lector y poseía una
modesta biblioteca, y éste le fue animando a leer buenos libros porque había
aprendió a hacerlo muy pequeño: ¡a los 4 años! Poco a poco se convirtió en un
niño admirado por las visitas al recitar de memoria pasajes de la Historia
Patria. Al graduarse tenía clara su vocación literaria y el plan era entrar en
la Universidad Central de Venezuela (UCV) a estudiar Letras, pero terminaría formando
una familia y esta responsabilidad le exigía todo su tiempo. La universidad y
la escritura tuvo que esperar, pero poco a poco fue adquiriendo un montón de
experiencias que forjarían los hechos, personajes y tramas que pueblan sus
obras.
Una de estas experiencias fue “despertar” a
la condición ciudadana, la cual se hará realidad poco a poco desde el
“Caracazo” y con gran fuerza ante la acción del chavismo. Porque antes se había
encerrado en su familia, trabajo y libros, entre tantos otros grandes placeres
de la vida. Tal como hicimos la mayoría de los venezolanos gracias a la bonanza
petrolera, manteniéndonos ciegos ante un conjunto de injusticias y realidades
que nos llevaron a esta tragedia que hoy padecemos. Es este uno de los temas
fundamentales de sus novelas y que adquirirá en su vuelta a la universidad
desde 1988, tiempo en el cual también comienza a laborar en la Biblioteca
Nacional (División de cine y vídeo el
Archivo Audiovisual de Venezuela) donde desarrolla una exitosa carrera como Archivero Audiovisual, hasta que las nuevas
autoridades colocadas por el chavismo le piden la renuncia.
Pero en
esos tiempos universitarios no desarrolló
disciplinadamente su vocación escritural, sino que perfeccionará su formación
en las letras. Es a partir del año 2012 que el hábito de la escritura impregna
todas sus horas. La amistad con un joven estudiante de Comunicación Social y
también escritor: Carlos De Santis, lo anima a dedicarse con mayor esfuerzo,
debido a que éste lee su primera novela y queda maravillado por la calidad de
la misma. Desde ese momento se levante de madrugada y va concluyendo sus
novelas, que serán revisadas por De Santis y por otros correctores. Ahora, poco
a poco, las va editando.
Al
preguntarle por su legado nos dice que lo primero son sus hijos a los cuales
les ha dejado su herencia biológica y cultural, lo segundo sería su obra
escrita (hoy tiene 4 novelas y varios cuentos ¡esperando escribir muchas más!),
y lo último lo que ha dejado en la memoria de un conjunto de personas entre
ellas todas aquellas con las que he trabajado y vivido. En esto último
considera que en la Biblioteca Nacional dejó organizado el “Archivo Audiovisual de Venezuela” el cual
no estaba ordenado racionalmente y cumpliendo las condiciones técnicas de conservación,
aunque ese trabajo – según le han dicho – se ha ido perdiendo en los tiempos
del chavismo. En Radio Caracas Televisión (RCTV) organizó - del 2004 al 2007 – en
buena parte el archivo fotográfico del Diario
de Caracas el cual tiene más de 3 millones de imágenes.
Nota: esta
semblanza es parte de un pequeño proyecto, el cual consiste en contar las vidas
de algunas personas que he tenido la suerte de conocer. Por lo general son
desconocidos para muchos pero han dejado un sencillo aunque importante legado,
y representan una Venezuela con la cual no dejo de soñar.