Carlos Balladares
Castillo
Publicado en El Nacional
Al
proponerme la meta de comprender la relación entre historia y cine he disfrutado
de 14 películas y 2 documentales dirigidos por John Ford (1894-1973): The iron horse, 3 bad men, Four sons, The
lost patrol, The informer, Mary of Scotland, The submarine patrol, Wee Willie
Winki, Stagecoach, Young Mr. Lincoln, The grapes of wrath, How Green was my
valley!, The battle of Midway, December 7th, They were expandable, The quite
man. De cada una de ellas he realizado su respectiva crítica que publiqué
en mi perfil en Instagram (@profeballa) y en mi blog (Venezuela y su historia),
y seguidamente señalaré los que considero los principales aportes de este
director a la cinematografía y a la percepción que tenemos de la historia. Me
faltaron muchas por ver lo cual es normal frente a 144 filmes (aunque más de 30
están perdidas), por lo que en otro momento espero hacer otro “ciclo” y la
segunda parte de este artículo.
1)
John Martin O’Feeney a pesar de
ser hijo de irlandeses, nació y creció en el estado de Maine y muy joven se
trasladó a Hollywood (1913) siguiendo a su hermano y absorbiendo toda la
cultura cinematográfica que estaba naciendo, en especial de la mano del gran David
W. Griffith. A los 4 años de haber hecho todo tipo de trabajos en la
elaboración de películas comenzó a dirigir y asumirá el apellido artístico de
su hermano: Ford. En su etapa de cine mudo se dedicó al género del western principalmente y lo cambió de
manera radical al lograr convertirlo en la “gran épica americana” y establecer
los arquetipos de personajes por el que lo conocemos hoy en día. En lo relativo
a la épica, Ford construyó el mito de una nación de inmigrantes (“melting pot”)
que por medio del trabajo y el coraje, se atreven a conquistar una vasta
geografía y hacerla próspera para ellos (“sueño americano”) y para los Estados
Unidos. Los mejores ejemplos de los que pude ver son: The iron horse (1924) y 3 bad men (1926).
2)
En
relación a los arquetipos de los personajes de los westerns Ford cambió el tradicional: vaquero-bueno versus indio o
bandolero-malos, y nos ofreció el vaquero que se emborracha, que comete errores
e incluso es malo pero luego se convierte en bueno o como todos: es una mezcla
de bondad y malicia con defectos (o incluso algo de maldad). Todo esto en medio
de situaciones o un lenguaje duro (nada elegante) pero cómico (irónico) a la
vez. Pero también están un montón de arquetipos más, como el oficial de la ley,
el joven vaquero idealista y noble, la mujer vaquera que es coqueta y ruda a la
vez, la madre sacrificada y fuerte, la prostituta, el cantinero y el borracho,
el médico, el comerciante, el banquero, pero también el indio noble y orgulloso
de su pueblo y cultura (representados realmente por nativos americanos), el cuatrero,
el afroamericano y varios inmigrantes donde aparecen los invisibilizados chinos
y mexicanos.
3) Ford se describió una vez como “hacedor de westerns”, lo que ha tendido a encasillarlo en este género (lo cual no es verdad) y además muchos piensan que por ello es un cineasta del estilo “americano” por excelencia: comercial, romántico y con finales felices (menos verdad aún). Y no lo es porque en la década de los treinta logra fusionar la herencia cinematográfica estadounidense con la europea de mano del expresionismo alemán (en especial del director F. W. Murnau). Por lo cual es uno de los directores que europeizó el cine industrial de Estados Unidos y a la larga de algún modo se puede decir que “americanizó” el cine de Europa. Un buen ejemplo fue la película con la que ganó su primer Óscar como director: The informer (1935) con su ambiente de niebla y oscuridad en medio de la culpa de un delator de un miembro del IRA (Ejército Republicano Irlandés que lucha contra la ocupación británica).
4)
El escenario, la geografía y el clima pasan a
ser otro personaje más en sus películas; influyendo claramente en los estados
de ánimo y la historia. Un buen ejemplo es su uso de la fotografía de Monument
Valley entre los estados de Utah y Arizona, que nos muestra la inmensidad de
los Estados Unidos y la gran épica de la conquista de su territorio. Filmó acá La diligencia (1939) y después volverá a
él en 6 películas más. Por otro lado si hemos visto Citizen Kane (1941) de Orson Welles después de las películas de
Ford será inevitable pensar en la técnica de la profundidad de campo (PDC) y
saber quién es el maestro y quién el discípulo en su uso. Técnica que nos
transporta al lugar que se nos muestra, y no sabemos a dónde mirar al ver todo
perfectamente enfocado. Un simple cuarto comedor se hace inmenso en la pantalla
y creemos que tenemos un puesto para nosotros entre los personajes. Así logra
incrementar nuestra identificación con los protagonistas.
5)
Ante la amenaza de la Alemania Nazi
(1933-1945) liderizó dentro de Hollywood
una posición más beligerante del cine contra esta, y una vez comenzada la
guerra se alistó en la Marina (aunque ya era parte de la reserva naval desde
1934) y trabajó en la Oficina de Servicios Estratégicos (OSS) que fue la
predecesora de la CIA. Desde la OSS reclutó un conjunto de cineastas que
desarrollaron la propaganda que no solo animaría el apoyo de la población y los
propios soldados al esfuerzo militar, sino que contrarrestaría la impresionante
propaganda del lado nazi. En lo referente a las películas históricas de algún
modo Ford dijo: “Lo que yo quería era hacer exactamente lo que había ocurrido”,
y esto para mí es lo que se debe hacer en las este tipo de filmes una vez
superada la presión por hacer propaganda al vivir en tiempos de guerra.
Si
a alguna persona le quedan dudas del peso e importancia de Jonh Ford hay que
recordar el hecho que hasta el momento posee el record de premios de la
Academia en dirección: 4. Por no hablar de todas las nominaciones que
recibieron sus películas y los que ganaron sus documentales de la Segunda
Guerra Mundial: The battle of Midway (1942)
y December 7th (1943).
Y
una última pregunta para terminar: ¿por qué los venezolanos deberíamos ver las
películas de John Ford? Les dejo las palabras del director de esa maravilla de
programa que es “Días de cine” del canal español: Radio Televisión Española
(RTVE): Gerardo Sánchez, las cuales sirven perfectamente como respuesta:
De John
Ford aprendí eso que en el universo fordiano se conoce como “La gloria en la
derrota”. La dignidad de los humildes ante la adversidad. Que la gente sencilla
es siempre mejor que los poderosos. Que una familia es mejor que uno solo, y
que una de las cosas más dolorosas es perderla. Que la infancia es un terreno
lleno de nostalgia, y que en los horizontes del oeste se forjan las leyendas
para imprimirlas. (30-VIII-2013, “40 años sin John Ford, el
mejor director de la historia del cine”).