En lo personal no he podido escribir en el blog ni comentar a mis blogamigos; un virus dañó mi conexión a Internet, luego esta semana que pasa tengo ya cinco días sin línea en casa por culpa de la propia compañía de teléfonos (CANTV), y luego se me termina de romper el celular (aunque en esto tuve suerte porque coincidió con una serie de ofertas y tengo un nuevo “celu” con nuevo número, de nokia paso a motorola, cuesta cambiar); de igual forma ha sido una semana con una serie de entregas de trabajos que me impedían concentrarme en otra cosa; y de mi vehículo ha estado en el taller. ¡Estrés, estrés, estrés!. Ahora vuelvo a la red (desde los cyber por ahora).
Por ahora me quedo en deuda con un post de historia. Tengo algunos planes para el blog: entrevistas, encuestas, y fotografiar mi ciudad; todo de cara a la historia, porque pienso, veo y siento “históricamente”. Por cierto, el 31 de julio cumplo dos años con este blog (y en la blogósfera), creo que merece alguna reflexión en lo personal, y con respecto a la historia del presente (los blogs e Internet cambian la historia, cambian el mundo, y en mi opinión: son una fuente valiosísima para el “quehacer” del historiador).
sábado, julio 28, 2007
Tiempos de estrés, y “regreso”
viernes, julio 27, 2007
viernes, julio 20, 2007
La historia y el totalitarismo
En la película La lista de Schindler de Steven Spielberg, hay una escena que nos muestra una de las características fundamentales del totalitarismo en relación a la historia: su deseo y necesidad de cambiarla. Pero no cambiándola a través de la repetición reiterada de la historia (mentira) oficial, sino combinando ese discurso con la desaparición física de lo que le molesta, que no es más que el diferente y el que no se doblega a su voluntad totalizante en torno al caudillo máximo. Este principio se muestra perfectamente en la escena de la liquidación del gueto de Cracovia, en la cual el Comandante Amon Göth (magistralmente caracterizado por Ralph Fiennes, ganador del Oscar por este papel) da un discurso a sus soldados los cuales llevarán a cabo el papel de sacar a los judíos de sus viviendas (de la manera más brutal) y llevarlos a campos de trabajo (concentración o exterminio). El discurso junto a las escenas han quedado grabadas (selladas) en mi memoria como expresión de la maldad en política, y en la vida humana, de los que usan el poder para destruir al que no “encaja” en su visión de la realidad. Dice así (traducción del inglés):
Hoy es un día histórico. Al pasar los años los jóvenes se preguntarán con asombro por este día. Hoy es un día histórico y ustedes serán parte de él. Hace 600 años cuando culpaban a los judíos de la Peste Negra, Casimiro el Grande supuestamente le permitió a los judíos venir a Cracovia. Vinieron, trajeron sus cosas en carretas, se instalaron, se arraigaron, prosperaron en los negocios, las ciencias, las artes, la educación. Llegaron sin nada, ¡nada!, y florecieron. Por 6 siglos ha habido una Cracovia judía. Piensen en eso. Para esta noche, esos 6 siglos serán un rumor, nunca ocurrieron. Hoy es un día histórico.
martes, julio 17, 2007
Furet y los totalitarismos
Autor: Carlos Balladares
Muchos años después de haber leído a Furet, me topo en el 2001 con el libro Fascismo y comunismo, el cual posee el intercambio epistolar que tuvo entre 1991 y 1997 con el historiador alemán Ernst Nolte en torno a este tema. En esta ocasión (la anterior fue con la interpretación de la Revolución Francesa, ver post anterior) me encuentro con una nueva tesis historiográfica que busca superar las explicaciones marxistas del fascismo en la Europa post Primera Guerra Mundial. En los manuales de historia siempre había leído que el fascismo era un fenómeno de reacción ante la oleada mundial (pero especialmente europea) de los movimientos comunistas inspirados en la Revolución Rusa de 1917. La burguesía temerosa, decidió darle la espalda a las débiles democracias y apoyar a los fascismos. La tesis parecía muy razonable, hasta que leo a Furet señalando que no es la Revolución Rusa el origen del problema sino el espíritu de comunidad generado en las trincheras durante la Primera Guerra Mundial. Esta guerra es la matriz de dos revoluciones: la comunista y la fascista. ¡¿Cómo?! ¡¿El fascismo es revolucionario?! Así como lo leen, no sólo el comunismo poseía esa fascinación de ser una revolución; Hitler y Mussolini ya no eran simples contrarrevolucionarios sin originalidad alguna, eran una líderes inteligentes y carismáticos que crean un nuevo tipo de sociedad totalitaria. La pregunta entonces es: ¿qué los une? Simple, su odio a la sociedad burguesa, al burgués, al mundo creado en el siglo XIX a partir de la Revolución Francesa. El comunismo lo odia en por ser una clase explotadora del obrero, el nazismo lo odia por ser expresión del judío supuestamente inferior, egoísta y usurero. En ambos existe la pasión por el colectivo, por la superioridad de la masa por encima del individualismo que inculca el burgués en cada persona: El espíritu burgués es lo contrario a la conciencia de clase obrera (comunista) y la conciencia de raza, etnia o nación (fascista).
Muchos años después de haber leído a Furet, me topo en el 2001 con el libro Fascismo y comunismo, el cual posee el intercambio epistolar que tuvo entre 1991 y 1997 con el historiador alemán Ernst Nolte en torno a este tema. En esta ocasión (la anterior fue con la interpretación de la Revolución Francesa, ver post anterior) me encuentro con una nueva tesis historiográfica que busca superar las explicaciones marxistas del fascismo en la Europa post Primera Guerra Mundial. En los manuales de historia siempre había leído que el fascismo era un fenómeno de reacción ante la oleada mundial (pero especialmente europea) de los movimientos comunistas inspirados en la Revolución Rusa de 1917. La burguesía temerosa, decidió darle la espalda a las débiles democracias y apoyar a los fascismos. La tesis parecía muy razonable, hasta que leo a Furet señalando que no es la Revolución Rusa el origen del problema sino el espíritu de comunidad generado en las trincheras durante la Primera Guerra Mundial. Esta guerra es la matriz de dos revoluciones: la comunista y la fascista. ¡¿Cómo?! ¡¿El fascismo es revolucionario?! Así como lo leen, no sólo el comunismo poseía esa fascinación de ser una revolución; Hitler y Mussolini ya no eran simples contrarrevolucionarios sin originalidad alguna, eran una líderes inteligentes y carismáticos que crean un nuevo tipo de sociedad totalitaria. La pregunta entonces es: ¿qué los une? Simple, su odio a la sociedad burguesa, al burgués, al mundo creado en el siglo XIX a partir de la Revolución Francesa. El comunismo lo odia en por ser una clase explotadora del obrero, el nazismo lo odia por ser expresión del judío supuestamente inferior, egoísta y usurero. En ambos existe la pasión por el colectivo, por la superioridad de la masa por encima del individualismo que inculca el burgués en cada persona: El espíritu burgués es lo contrario a la conciencia de clase obrera (comunista) y la conciencia de raza, etnia o nación (fascista).
domingo, julio 15, 2007
¿Cuál es el lugar del dolor en la historia?
Más aun, ¿cuál es el lugar en la historia de un país, de los crímenes diarios? ¿en qué lugar de la historia quedará el dolor de los que sobreviven a las víctimas de una criminalidad desbordada, como en la ciudad de Caracas…como en Venezuela? La historia son hechos que marcan un tiempo según la interpretación de los que la vivieron, de los que la heredaron. Estoy seguro que en la memoria de la mayoría del pueblo venezolano van a quedar estos tiempos en los que morían aproximadamente más de 30 personas diarias por homicidios. Desde los ochenta empezó a incrementarse la criminalidad, en los noventa los homicidios eran alarmantes pero crecían de año en año lentamente, hasta que llegó el año 2000 y en cada año que pasaba las cifras empezaron a duplicarse periódicamente, hasta llegar a entre 12 y 14 mil asesinados tal como pasó el año en el 2006. Caracas es la ciudad más peligrosa de Iberoamérica, y nuestras cifras de crímenes son parecidas a las de cualquier guerra en la actualidad, esto ya de por si es historia (para muestra un día de noticias "sucesos")
Hoy he escuchado los gritos de dolor y sufrimiento de una viuda y una madre, ambas lloran por su ser querido: por su esposo, por su hijo. Así cuántos no escuchan lo mismo, cuántos no viven el dolor de perder un familiar. Es indescriptible el dolor…el historiador describe, no sabe dónde colocar estos hechos, estas cifras que son historias distintas, pero que no sé como serán narradas en el futuro. Quizás se diga que en Venezuela la vida no valía nada, el “sicariato” y la delincuencia no temían asesinar; y al mismo tiempo los administradores de la gran riqueza petrolera (debido a un nuevo boom petrolero) tenían guardespaldas, “cinturones de seguridad” y lujos (las desigualdades siempre han existido en la historia pero hay unas que pueden convertirse en insoportables y “hacer historia”). Esta historia presente se escribe con sangre, se escribe con el deseo inmenso que se acabe pronto; con la rabia contenida de tanto recurso, tanto petróleo, que pudo salvar una vida y que no lo hizo. Me pregunto: ¿esta vez moverá este dolor al cambio en la historia?
Profeballa
Nota: estos temas de la criminalidad y la historia los trataré en Crónicas Politológícas.
Hoy he escuchado los gritos de dolor y sufrimiento de una viuda y una madre, ambas lloran por su ser querido: por su esposo, por su hijo. Así cuántos no escuchan lo mismo, cuántos no viven el dolor de perder un familiar. Es indescriptible el dolor…el historiador describe, no sabe dónde colocar estos hechos, estas cifras que son historias distintas, pero que no sé como serán narradas en el futuro. Quizás se diga que en Venezuela la vida no valía nada, el “sicariato” y la delincuencia no temían asesinar; y al mismo tiempo los administradores de la gran riqueza petrolera (debido a un nuevo boom petrolero) tenían guardespaldas, “cinturones de seguridad” y lujos (las desigualdades siempre han existido en la historia pero hay unas que pueden convertirse en insoportables y “hacer historia”). Esta historia presente se escribe con sangre, se escribe con el deseo inmenso que se acabe pronto; con la rabia contenida de tanto recurso, tanto petróleo, que pudo salvar una vida y que no lo hizo. Me pregunto: ¿esta vez moverá este dolor al cambio en la historia?
Profeballa
Nota: estos temas de la criminalidad y la historia los trataré en Crónicas Politológícas.
sábado, julio 14, 2007
Furet y la Revolución Francesa
Autor: Carlos Balladares
Si, hoy se cumplen 218 años de la Toma de la Bastilla, fecha y acción que se ha erigido como el día de la Revolución Francesa (y es el día nacional de Francia siendo por tanto la idea revolucionaria con su gran peso de mitología moderna política). Muchas personas se impresionan al pasearse por la historia de este hecho, y descubrir que no todo pasó en es este día o en el año de 1789; pero ir más allá, es descubrir que no fue una revolución burguesa exclusivamente, que no fue producto de los factores socioeconómicos, y que la interpretación marxista de estos hechos es una perspectiva que no logra explicar esta realidad de manera completa. Este ir más allá, fue lo que me ocurrió al leer a Fracois Furet (1976, La época de las revoluciones europeas 1780-1848, obra compartida con Louis Bergeron y Reinhart Koselleck de la Editorial Siglo XXI) en mi primer semestre de universidad cuando tenía 19 años. Agradezco mucho a mi profesor (cuyo nombre no logro recordar) de “Introducción a las Estructuras Históricas I” de la Escuela de Estudios Políticos, el cual nos hizo leer a Soboul (yo por mi parte leí Lefèbvre y Hobsbawm); y luego cuando estábamos inmersos en la visión marxista nos lanza a Vovelle (agrego este post)y a Furet, pero como una peculiaridad dentro de la historiografía, donde los importantes eran los historiadores marxistas.
Furet se acercaba más a la visión politológica (si se puede llamar así) de la Revolución Francesa, al resaltar el proceso político por encima de las presiones sociales y económicas. El fenómeno predominante fue el de la “radicalización” en los cambios políticos y sociales, el cual no puede responder exclusivamente a la conciencia de clase burguesa por un lado y a la de los sectores “populares” por el otro. Fueron muchos los intereses, las clases y las ideas que se mezclaron desde 1787 hasta 1792; período que se inicia con una revolución aristocrática que busca la igualdad entre los privilegiados, pasando por la revolución burguesa que se plantea la igualdad ante la ley en 1789, hasta llegar a la revolución popular de 1792 la cual buscó la igualdad más extrema: la económica. El otro aspecto que resalta Furet es el de la historia de las mentalidades, en el que cada grupo que participó posee una visión distinta, deslastrando el único peso de la Ilustración como causa. El hecho de resaltar el proceso político y las mentalidades, permite explicar las dos tendencias de la Revolución: por un lado un movimiento fuertemente igualitario, por el otro un movimiento de mayor concentración de poder que empieza con el Terror en 1792 y termina con la dictadura de Napoleón en 1799
El hecho que finalmente no deja de reconocer Furet, y esto lo comparte con otros historiadores franceses, es el ver a la Revolución como “madre” del siglo XIX liberal y democrático, y modelo de todas las revoluciones futuras (todas con su peso paradójico de la igualdad y el autoritarismo). Se crea el mito del pueblo que derroca al despotismo (político: monarquía-autocracia, social: una clase privilegiada que explota a los débiles, cultural: el oscurantismo por encima de la razón), e impone un gobierno de soberanía popular y respeto a los derechos humanos, que sólo mira al constante progreso.
Si, hoy se cumplen 218 años de la Toma de la Bastilla, fecha y acción que se ha erigido como el día de la Revolución Francesa (y es el día nacional de Francia siendo por tanto la idea revolucionaria con su gran peso de mitología moderna política). Muchas personas se impresionan al pasearse por la historia de este hecho, y descubrir que no todo pasó en es este día o en el año de 1789; pero ir más allá, es descubrir que no fue una revolución burguesa exclusivamente, que no fue producto de los factores socioeconómicos, y que la interpretación marxista de estos hechos es una perspectiva que no logra explicar esta realidad de manera completa. Este ir más allá, fue lo que me ocurrió al leer a Fracois Furet (1976, La época de las revoluciones europeas 1780-1848, obra compartida con Louis Bergeron y Reinhart Koselleck de la Editorial Siglo XXI) en mi primer semestre de universidad cuando tenía 19 años. Agradezco mucho a mi profesor (cuyo nombre no logro recordar) de “Introducción a las Estructuras Históricas I” de la Escuela de Estudios Políticos, el cual nos hizo leer a Soboul (yo por mi parte leí Lefèbvre y Hobsbawm); y luego cuando estábamos inmersos en la visión marxista nos lanza a Vovelle (agrego este post)y a Furet, pero como una peculiaridad dentro de la historiografía, donde los importantes eran los historiadores marxistas.
Furet se acercaba más a la visión politológica (si se puede llamar así) de la Revolución Francesa, al resaltar el proceso político por encima de las presiones sociales y económicas. El fenómeno predominante fue el de la “radicalización” en los cambios políticos y sociales, el cual no puede responder exclusivamente a la conciencia de clase burguesa por un lado y a la de los sectores “populares” por el otro. Fueron muchos los intereses, las clases y las ideas que se mezclaron desde 1787 hasta 1792; período que se inicia con una revolución aristocrática que busca la igualdad entre los privilegiados, pasando por la revolución burguesa que se plantea la igualdad ante la ley en 1789, hasta llegar a la revolución popular de 1792 la cual buscó la igualdad más extrema: la económica. El otro aspecto que resalta Furet es el de la historia de las mentalidades, en el que cada grupo que participó posee una visión distinta, deslastrando el único peso de la Ilustración como causa. El hecho de resaltar el proceso político y las mentalidades, permite explicar las dos tendencias de la Revolución: por un lado un movimiento fuertemente igualitario, por el otro un movimiento de mayor concentración de poder que empieza con el Terror en 1792 y termina con la dictadura de Napoleón en 1799
El hecho que finalmente no deja de reconocer Furet, y esto lo comparte con otros historiadores franceses, es el ver a la Revolución como “madre” del siglo XIX liberal y democrático, y modelo de todas las revoluciones futuras (todas con su peso paradójico de la igualdad y el autoritarismo). Se crea el mito del pueblo que derroca al despotismo (político: monarquía-autocracia, social: una clase privilegiada que explota a los débiles, cultural: el oscurantismo por encima de la razón), e impone un gobierno de soberanía popular y respeto a los derechos humanos, que sólo mira al constante progreso.
miércoles, julio 11, 2007
François Furet: décimo aniversario
Les dejo la selección de su obra realizada por wikipedia y su biografía, mi comentario sobre este historiador - que influyó mucho en mí - tendrá que esperar. Furet nos dejó un día como hoy hace diez años.
Selected bibliography
La Révolution française, en collaboration avec Denis Richet (The French Revolution, 2 volumes, 1965)
Penser la Révolution française (Interpreting the French Revolution, 1978)
L'atelier de l'histoire (In the Workshop of History, 1982)
Dictionnaire critique de la Révolution Française (A Critical Dictionary of the French Revolution, with Mona Ozouf, 1992, 2 tomes)
Le Siècle de l'avènement républicain (with Mona Ozouf, 1993)
Le Passé d'une illusion, essai sur l'idée communiste au XXe siècle (1995) this was translated by his wife Deborah Furet into English and titled The Passing of an Illusion: The Idea of Communism in the Twentieth Century, University of Chicago Press, Chicago, 1999.
co-written with Ernst Nolte Fascisme et Communisme: échange épistolaire avec l'historien allemand Ernst Nolte prolongeant la Historikerstreit, translated into English by Katherine Golsan as Fascism and Communism, with a preface by Tzvetan Todorov, Lincoln, Nebraska: University of Nebraska Press, 2001.
La Révolution, Histoire de France
Reading and Writing: Literacy in France from Calvin to Jules Ferry
lunes, julio 09, 2007
Hoy estuve en el Auschwitz de 1944 (escuché el testimonio de la señora Trudy Spira)
La señora Trudy Spira (sobreviviente del campo de exterminio de Auschwitz) nos ha brindado hoy, a un grupo de jóvenes (y a mí, un intruso entre tantos jóvenes), su testimonio acerca del infierno en la tierra. Todos nos esperábamos historias crudas y tristes, y ha ocurrido lo contrario: esta simpática abuela nos habló de los pocos momentos de esperanza y alegría que vivió desde 1944 hasta el día de su liberación el 27 de enero de 1945. La experiencia en el campo le mostró que entre los humanos existe más bondad que maldad, que “por cada persona que le hizo daño se topaba con dos o tres que le dieron cariño y ayuda”. Nos dijo que sufrió pero que no posee amargura o deseos de venganza. Los muchachos estaban llenos de admiración, e incluso en algunos momentos se que algunos tenían un nudo en la garganta cuando nos hablaba de una niña de 12 años que se emocionaba por cada pequeña cosa que le ocurría: la posibilidad de ver a su padre unos pocos minutos al día, y cuándo todo terminó, saber que su madre estaba viva y que pronto estarían juntas.
Nos contó que conoció al médico nazi: Mengele, el cual se encargaba de seleccionar a los que iban a la cámara de gas o no, y que incluso experimentó con su sufrimiento y dolor físico. A ratos veía su brazo tatuado con el número que le dieron en el campo; era la tercera sobreviviente que conocía pero esta fue la que me dejó más lleno de esperanzas. Al estar en presencia de la señora Trudy pensaba en la pregunta inevitable: ¿cómo fue posible? ¿Qué estamos haciendo (¿qué estoy haciendo?) para que esta realidad no se vuelva a repetir?
Como historiador me preocupa la búsqueda de la objetividad, pero más me angustia que esta búsqueda ante el hecho histórico me deje indiferente ante la maldad. Una cosa es la objetividad, otra la pérdida de la dignidad humana que nos obliga a rechazar lo abominable.
Para conocer su testimonio acá les dejo esta página web y estos otros relatos.
Nos contó que conoció al médico nazi: Mengele, el cual se encargaba de seleccionar a los que iban a la cámara de gas o no, y que incluso experimentó con su sufrimiento y dolor físico. A ratos veía su brazo tatuado con el número que le dieron en el campo; era la tercera sobreviviente que conocía pero esta fue la que me dejó más lleno de esperanzas. Al estar en presencia de la señora Trudy pensaba en la pregunta inevitable: ¿cómo fue posible? ¿Qué estamos haciendo (¿qué estoy haciendo?) para que esta realidad no se vuelva a repetir?
Como historiador me preocupa la búsqueda de la objetividad, pero más me angustia que esta búsqueda ante el hecho histórico me deje indiferente ante la maldad. Una cosa es la objetividad, otra la pérdida de la dignidad humana que nos obliga a rechazar lo abominable.
Para conocer su testimonio acá les dejo esta página web y estos otros relatos.
¡Muchas gracias señora Trudy Spira por su fuerza de voluntad, y por su deseo de mantener la memoria histórica!
Profeballa
Profeballa
sábado, julio 07, 2007
Hecho histórico en Venezuela: nueva beata: la Madre Candelaria de San José (Susana Paz Castillo Ramírez; 1863-1940)
Los titulares de hoy hablan de la misma noticia: Venezuela tiene una nueva beata la Madre Candelaria de San José (Susana Paz Castillo Ramírez; 1863-1940); gracias al reconocimiento por el Vaticano de un milagro. Todos los pueblos pueden tener santos, pero no en todos la noticia posee la importancia que tiene acá. La razón es una sola: 500 años de evangelización cristiano católica no pasan en vano. El catolicismo posee un peso mucho mayor dentro de nuestra cultura que la mentalidad indígena o africana; a pesar del proceso de sincretismo que se dio entre ellas. Señalo este aspecto histórico para reforzar mi anterior post relativo a las civlizaciones indígenas, y para recordar: que en medio de nuestro catolicismo light todos los venezolanos estamos hechos de una historia marcada por una religión específica.
Susana Paz nació a pocos meses de haber terminado la Guerra Federal (1859-1863), guerra que había dejado un país en ruinas (en especial la zona de los llanos donde ella había nacido); y que posteriormente generaría gobiernos (Guzmán Blanco) que limitarían a la actividad de la Iglesia, dejando dicha institución muy debilitada. A pesar de haber vivido en esas condiciones tan difíciles, a las que se sumaron las de su familia pobre; la futura Madre Candelaria se entregó al cuidado de los enfermos y al desarrollo de una comunidad de mujeres piadosas y dedicadas a la caridad. A principios del siglo XX el gobierno de Gómez (1908-1935) inició un proceso de mejoramiento de las relaciones con la Iglesia, e incluso de renovación del apoyo estatal a las diversas actividades educativas y de caridad. En este ambiente se da la creación de la Congregación ligada a las carmelitas que luego será llamada Religiosas Carmelitas de la Madre Candelaria; la cual posee hoy en día 80 religiosas y trece casa en Venezuela, Puerto Rico y el Brasil (datos del artículo relativo a la Madre Candelaria, de la Agencia EFE).
Profeballa
Profeballa
jueves, julio 05, 2007
Nuestro Presidente habla mucho de historia (II)
Respuesta a Anthony sobre su comentario en torno a los indígenas y la propuesta del presidente Chávez:
1) acá (en mi anterior post) no señalo si el Presidente tiene o no la razón en la propuesta de crear una civilización inspirada en el indigenismo, este no es el objetivo ni del post ni de mi blog (si Chávez tiene razón; eso lo decide cada quién, y claro, lo dirá el tiempo al ver si sus metas se logran, y especialmente permiten el mayor bienestar para Venezuela (algo que repito dirá el tiempo: los tiempos históricos pasan los 30 o 50 años)); y te aclaro además que lo primero que pregunté era si el presidente se refería a UNA civilización (única, una sola y no varias) y si esa es NUESTRA CIVLIZACIÓN. Luego dije –apoyando el comentario de Víctor Vela- que no existió UNA civilización en América sino muchas, incluso en el territorio que luego será Venezuela; y que estas son tan NUESTRAS como lo son especialmente la CIVILIZACIÓN OCCIDENTAL con su estilo IBÉRICO (que en mi opinión es mucho más nuestra que las civilizaciones indígenas: porque el peso de nuestra cultura mestiza es predominantemente occidental e ibérica: te darás cuenta que no hablamos en una lengua indígena, que no tenemos sus religiones a pesar de María Lionza y demás, y que nuestras formas políticas y económicas no son las de los indígenas; que esto sea bueno o malo, eso es otro tema al que se refiere la política más no tanto la historia).
2) Civilización: la entiendo en sentido amplio como cultura, y especialmente como la forma de identidad más abarcante (más allá de la nacionalidad, la ideología, etc), después de ella sólo puede venir el género, la humanidad. La civilización inspira formas de vida, y principios que guían la organización política y social. La civilización nace cuando los humanos nos unimos más allá de los elementos biológicos, y empezamos a ser realmente una sociedad basada en ideas y no en vínculos sanguíneos e instintivos (pasamos de tribu a ciudad: que viene del latín: civitas, y de donde se derivan las palabras y conceptos: civil, civilización). No “nos comportamos peor que los mismos animales...” tal como dices porque simplemente nos comportamos distinto.
3) Entiendo que te refieras al uso de la palabra civilización como su adjetivo: “civilizado”, el cual es entendido como sociable e incluso humanitario, pero la realidad es que la civilización está formada por humanos y los humanos poseemos un importante grado de agresividad y lucha por nuestros intereses (nos guste o no). La guerra en la historia es producto de la civilización, pero la ética y la solidaridad también lo es. Así somos, y así son las civilizaciones.
4) Dices: “antes de la llegada de los europeos los indígenas estaban organizados de una magnifica forma”. Te pregunto de nuevo: ¿cuáles indígenas? ¿a qué te refieres con “organizados de una magnifica forma”?. De tu comentario me imagino que te refieres a “magnifica forma” a que piensas que ellos eran más pacíficos y solidarios que los europeos? (si me equivoco me dices). La verdad es que no se si lo eran, pero algo si es cierto: entre las diversos pueblos existían niveles de dominación, acá (el continente) también se desarrollaron imperios que oprimían a los pueblos. Creo que bien conoces los sacrificios humanos que realizaban los aztecas, y que en su destrucción los españoles fueron apoyados por indígenas que estaban cansados de la dominación azteca. En relación a los pueblos del territorio venezolano se sabe que se daban constantes guerras e incluso los caribes eran racistas, no olvides que se creían los que realmente eran seres humanos (no olvidar su grito de guerra: Ana Karina Rote). En conclusión: no existe el buen salvaje indígena, lamentablemente no eran mejor que nosotros; eran tan humanos como nosotros, y quizás sólo les faltó tiempo para hacer las cosas que los europeos hicieron al igual que todos los hombres y mujeres (en ese sentido todos somos iguales).
En conclusión (muy personal y ahora si metiéndome en política): prefiero seguir el consejo de ese gran maestro que fue Simón Rodríguez: ¡Inventamos o erramos!, nada de estar imitando formas de vida anacrónicas; sólo tomemos de ella la partecita susceptible de ser tomada y sigamos adelante. No olvidemos que somos iberoamericanos (occidentales, ibéricos, indígenas, y africanos) y no sólo (exclusivamente) indígenas.
Profeballa
martes, julio 03, 2007
Reseña del nuevo libro "Banderas del Rey" del historiador Ángel Rafael Lombardi Boscán (y IV)
Autor: Carlos Balladares
(Leer las otras partes en posts anteriores)
En la segunda parte: De la guerra social a la guerra internacional (1815-1817), que comprende las páginas 185-293; desarrolla la acción “pacificadora” de la expedición dirigida por el General Pablo Morillo, la cual fue la de mayor número de soldados enviada a América por España. A pesar de su éxito inicial en restaurar el poder, controlando los diversos caudillos realistas; y recuperando la Nueva Granada; para el autor esta expedición estaba destinada al fracaso debido a que el Estado español no sería consecuente con la misma, es decir, la terminaría abandonando. Existieron otros problemas, como fue la multiplicidad de focos rebeldes en América que llevaron a la dispersión de fuerzas, donde incluso Morillo es un ejemplo porque el mismo debió mandar parte de sus fuerzas a otras provincias (Puerto Rico, Perú, Nueva Granada); las enfermedades que afectaron a los soldados; el hecho de tener que abastecerse con lo poco que poseían la población civil, generando un mayor descontento; Morillo no usó el ejército de pardos creado por Boves ni desarrolló una política que lograra el apoyo de este mayoritario grupo social, los dejó libres, por lo que estos terminaron uniéndose a los enemigos de los realistas; la designación de autoridades incapaces y corruptos como por ejemplo el Capitan General Moxó; y finalmente el desconocer la fuerza, terquedad y heroísmo de sus enemigos. Todo esto llevó al decisivo año de 1817 cuando los “rebeldes” le quitaron el dominio de las importantes provincias de Margarita y Guayana, poniendo a Morillo y su ejército a la defensiva (Guayana representó una zona con numerosos recursos y un amplio frente que permitía la unión con los llaneros de Páez en Barinas) (p. 257).
Antes de las conclusiones, en su tercera parte: La guerra interminable (1818); que comprende las páginas 297-330; el autor continúa describiendo y analizando los problemas que tuvo Morillo en el año de 1818, y como las victorias obtenidas en este año no pudieron ser aprovechadas por los realistas para terminar de anular las fuerzas enemigas. Se especifica y describe en qué consistió el abandono sistemático del Estado español del ejército expedicionario, junto a las políticas contradictorias del Rey y su burocracia con respecto a la guerra en las Américas; y como estos factores llevarían a la larga a la derrota (posibilidad advertida en los informes de Morillo al Rey). Los realistas llegados en 1815 no recibieron desde España un apoyo continuo en lo relativo a los recursos financieros, humanos y materiales; a lo cual se sumaba los problemas de operar en el trópico (enfermedades, distancias, etc), y con el Imperio Británico (fundamentalmente) y los Estados Unidos apoyando a los “rebeldes”. El bando realista nunca dejó de estar dividido entre civiles y militares, lo cual generó obstáculos a la acción de Morillo, y más aún cuando las políticas del Rey eran contradictorias y lentas. La obra termina por dejarnos un sentimiento de admiración ante los realistas; porque rodeados de las mayores dificultades resistieron hasta el final; ¿acaso no fueron héroes venezolanos al igual que los que resultaron vencedores?. Hay un procerato oculto que espera por nuestro reconocimiento; por la mirada historiográfica, y por la memoria histórica.
(Leer las otras partes en posts anteriores)
En la segunda parte: De la guerra social a la guerra internacional (1815-1817), que comprende las páginas 185-293; desarrolla la acción “pacificadora” de la expedición dirigida por el General Pablo Morillo, la cual fue la de mayor número de soldados enviada a América por España. A pesar de su éxito inicial en restaurar el poder, controlando los diversos caudillos realistas; y recuperando la Nueva Granada; para el autor esta expedición estaba destinada al fracaso debido a que el Estado español no sería consecuente con la misma, es decir, la terminaría abandonando. Existieron otros problemas, como fue la multiplicidad de focos rebeldes en América que llevaron a la dispersión de fuerzas, donde incluso Morillo es un ejemplo porque el mismo debió mandar parte de sus fuerzas a otras provincias (Puerto Rico, Perú, Nueva Granada); las enfermedades que afectaron a los soldados; el hecho de tener que abastecerse con lo poco que poseían la población civil, generando un mayor descontento; Morillo no usó el ejército de pardos creado por Boves ni desarrolló una política que lograra el apoyo de este mayoritario grupo social, los dejó libres, por lo que estos terminaron uniéndose a los enemigos de los realistas; la designación de autoridades incapaces y corruptos como por ejemplo el Capitan General Moxó; y finalmente el desconocer la fuerza, terquedad y heroísmo de sus enemigos. Todo esto llevó al decisivo año de 1817 cuando los “rebeldes” le quitaron el dominio de las importantes provincias de Margarita y Guayana, poniendo a Morillo y su ejército a la defensiva (Guayana representó una zona con numerosos recursos y un amplio frente que permitía la unión con los llaneros de Páez en Barinas) (p. 257).
Antes de las conclusiones, en su tercera parte: La guerra interminable (1818); que comprende las páginas 297-330; el autor continúa describiendo y analizando los problemas que tuvo Morillo en el año de 1818, y como las victorias obtenidas en este año no pudieron ser aprovechadas por los realistas para terminar de anular las fuerzas enemigas. Se especifica y describe en qué consistió el abandono sistemático del Estado español del ejército expedicionario, junto a las políticas contradictorias del Rey y su burocracia con respecto a la guerra en las Américas; y como estos factores llevarían a la larga a la derrota (posibilidad advertida en los informes de Morillo al Rey). Los realistas llegados en 1815 no recibieron desde España un apoyo continuo en lo relativo a los recursos financieros, humanos y materiales; a lo cual se sumaba los problemas de operar en el trópico (enfermedades, distancias, etc), y con el Imperio Británico (fundamentalmente) y los Estados Unidos apoyando a los “rebeldes”. El bando realista nunca dejó de estar dividido entre civiles y militares, lo cual generó obstáculos a la acción de Morillo, y más aún cuando las políticas del Rey eran contradictorias y lentas. La obra termina por dejarnos un sentimiento de admiración ante los realistas; porque rodeados de las mayores dificultades resistieron hasta el final; ¿acaso no fueron héroes venezolanos al igual que los que resultaron vencedores?. Hay un procerato oculto que espera por nuestro reconocimiento; por la mirada historiográfica, y por la memoria histórica.
Nuestro Presidente habla mucho de historia
Yo siempre lo he dicho: con nuestro Presidente se aprende mucho de historia. Pero hoy me ha dejado perplejo porque no sé a qué se refiere con sus declaraciones en su visita a Irán al decir:
"(...) bárbaros son los que fueron desde Europa a destrozar nuestra civilización"
No entendí Señor Presidente: ¿A qué civilización se refiere cuándo dice "nuestra civilización"? ¿La Iberoamericana o las civilizaciones precolombinas?
Profeballa
Profeballa
lunes, julio 02, 2007
Reseña del nuevo libro "Banderas del Rey" del historiador Ángel Rafael Lombardi Boscán (III)
Autor: Carlos Balladares
(Primera y segunda parte de esta reseña puede leerla los posts anteriores)
La primera parte La Independencia (1810-1823) que comprende hasta la página 181; desarrolla tres hechos históricos (problemas o retos para el partido realista): La junta del 19 de abril de 1810: ¿un Golpe de Estado?, 5 de julio de 1811: Declaración de la Independencia, 1813:”La Guerra muerte”: El horror se abate sobre Venezuela.
Ante el primer acontecimiento el autor explica que la acción autonomista del 19 de abril fue una conspiración cívico/militar de algunos criollos y españoles peninsulares en torno al Cabildo de Caracas, los cuales tomaron la decisión de deponer las autoridades españolas impuestas por la Regencia por considerarlas ilegítimas (no representan auténticamente al pueblo, en el cual había recaído la soberanía por la ausencia del Rey; principio sostenido por los juntistas en España e imitado por los criollos). La versión realista de los hechos, una parte elaborada en 1812 (versión oficial), que toma en cuenta a su vez el testimonio posterior del Capitán General depuesto: Emparan, y otras versiones; señala el hecho como una traición pero que se vio alentada por la situación en la península y por haber enviado las autoridades menos idóneas para le momento que se vivía. En opinión del autor desestima la idea de la traición, al contrario; los criollos actuaban en nombre del Rey y en contra del peligro de invasión francesa; buscaban llenar el vacío de poder que dejaba la situación española, de modo de impedir una posible revolución social (tesis de Miguel Izard), y tenían el deseo de una mayor autonomía pero dentro del Imperio (p.33-34). La reacción española fue lenta, en especial por la dificultad de las comunicaciones; y la actitud del resto del Imperio español en América fue de no intervenir a modo de guardar fuerzas para controlar posibles brotes que imitaran a Caracas. El tema de las relaciones interprovinciales es tratado en detalle, al referirse a la actitud de las capitales de provincias de la Capitanía General que fueron leales al Rey. Estas hicieron planes de contrarrevolución pero no se concretaron por el problema de las distancias, la ausencia de recursos militares suficientes, y la indecisión; hasta que las mismas fueron atacadas por Caracas y reaccionaron.
El análisis del 5 de julio de 1811: Declaración de la Independencia, es visto como la combinación en lo interno de la acción de una minoría radicalizada agrupada en la sociedad patriótica y en lo externo de la situación de una España ocupada (que parecía no tener solución). La reacción realista fue inmediata y más virulenta porque la independencia representaba el rechazo al régimen monárquico, a la religión católica, y sería el predominio criollo. Una triple amenaza que llevó a varios alzamientos, que luego fueron liderizados por Monteverde y el sector de los blancos de orilla los cuales se sentían desplazados por los criollos (p. 116). Resalta el autor el conflicto entre civiles y militares realistas, y como la propia Regencia permitió el dominio de los últimos sobre los primeros aunque esto significara el predominio del personalismo por encima de la legalidad; generando así una anarquía y división entre los leales al Rey, debilitando sus fuerzas.
(Primera y segunda parte de esta reseña puede leerla los posts anteriores)
La primera parte La Independencia (1810-1823) que comprende hasta la página 181; desarrolla tres hechos históricos (problemas o retos para el partido realista): La junta del 19 de abril de 1810: ¿un Golpe de Estado?, 5 de julio de 1811: Declaración de la Independencia, 1813:”La Guerra muerte”: El horror se abate sobre Venezuela.
Ante el primer acontecimiento el autor explica que la acción autonomista del 19 de abril fue una conspiración cívico/militar de algunos criollos y españoles peninsulares en torno al Cabildo de Caracas, los cuales tomaron la decisión de deponer las autoridades españolas impuestas por la Regencia por considerarlas ilegítimas (no representan auténticamente al pueblo, en el cual había recaído la soberanía por la ausencia del Rey; principio sostenido por los juntistas en España e imitado por los criollos). La versión realista de los hechos, una parte elaborada en 1812 (versión oficial), que toma en cuenta a su vez el testimonio posterior del Capitán General depuesto: Emparan, y otras versiones; señala el hecho como una traición pero que se vio alentada por la situación en la península y por haber enviado las autoridades menos idóneas para le momento que se vivía. En opinión del autor desestima la idea de la traición, al contrario; los criollos actuaban en nombre del Rey y en contra del peligro de invasión francesa; buscaban llenar el vacío de poder que dejaba la situación española, de modo de impedir una posible revolución social (tesis de Miguel Izard), y tenían el deseo de una mayor autonomía pero dentro del Imperio (p.33-34). La reacción española fue lenta, en especial por la dificultad de las comunicaciones; y la actitud del resto del Imperio español en América fue de no intervenir a modo de guardar fuerzas para controlar posibles brotes que imitaran a Caracas. El tema de las relaciones interprovinciales es tratado en detalle, al referirse a la actitud de las capitales de provincias de la Capitanía General que fueron leales al Rey. Estas hicieron planes de contrarrevolución pero no se concretaron por el problema de las distancias, la ausencia de recursos militares suficientes, y la indecisión; hasta que las mismas fueron atacadas por Caracas y reaccionaron.
El análisis del 5 de julio de 1811: Declaración de la Independencia, es visto como la combinación en lo interno de la acción de una minoría radicalizada agrupada en la sociedad patriótica y en lo externo de la situación de una España ocupada (que parecía no tener solución). La reacción realista fue inmediata y más virulenta porque la independencia representaba el rechazo al régimen monárquico, a la religión católica, y sería el predominio criollo. Una triple amenaza que llevó a varios alzamientos, que luego fueron liderizados por Monteverde y el sector de los blancos de orilla los cuales se sentían desplazados por los criollos (p. 116). Resalta el autor el conflicto entre civiles y militares realistas, y como la propia Regencia permitió el dominio de los últimos sobre los primeros aunque esto significara el predominio del personalismo por encima de la legalidad; generando así una anarquía y división entre los leales al Rey, debilitando sus fuerzas.
En 1813:”La Guerra muerte”: El horror se abate sobre Venezuela; se analiza la consecuencia de la ausencia de ley e instituciones en medio de una guerra entre ejércitos no regulares, sino formados con los recursos que existían y bajo el mando de caudillos. Eran ejércitos privados sin el aval del Estado español, sin paga ninguna, sin control; es por ello que la consecuencia fue una violencia sin límites y un saqueo permanente (p.147). Si a esto le sumamos que España calificó de rebeldes a los que buscaron la independencia, el resultado fue de parte y parte una guerra de exterminio que sólo se regularizó en 1820. Este tipo de guerra fue llevada a cabo por Boves en 1814, el cual la convirtió en una guerra de castas y social. Con Boves y el nuevo Capitán General: Cajigal, se repetirá la división de los realistas entre autoridades designadas por la Regencia y los liderazgos naturales: los caudillos. Rechaza la idea que Boves haya sido un “reformador social”, al contrario su lucha era una cruzada personal donde odios y resentimientos son dirigidos a los criollos (p. 179).
domingo, julio 01, 2007
Reseña del nuevo libro "Banderas del Rey" del historiador Ángel Rafael Lombardi Boscán (II)
Autor: Carlos Balladares
(la primera parte puede leerlo dos días atrás)
El proceso de emancipación no puede ser reducido a las muchas simplificaciones de la “historia oficial” (lucha de la libertad contra la tiranía, de los héroes contra los antihéroes, de los buenos contra los malos); cuando la realidad es que fue un período complejo que debe ser estudiado desde variadas interpretaciones, incluyendo las ya descritas, y como: guerra social, conflicto de castas, guerra civil, guerra interprovincial (conflicto de competencias jurisdiccionales y rivalidades económico/comerciales entre unas ciudades cabezas de distritos, regiones y provincias partidarias unas del Rey y otras de la Independencia), guerra internacional (con la llegada del ejército expedicionario de Morillo), conflicto intercolonial (juego geopolítico y de intereses entre las distintas potencias coloniales de la época), y muy especialmente el estudio desde la crisis española generada por la invasión napoleónica de 1808 y los conflictos internos(p. 2, 333). El autor trata de tomar en cuenta cada una de estos aspectos enumerados explicando cómo influyeron sobre el destino de la guerra.
La única crítica que se le puede hacer al libro es la ausencia de una división clara por capítulos y subcapítulos que ayuden a comprender la estructura de la obra. El contenido se desarrolla en tres grandes partes: I. La Independencia (1810-1823), II. De la guerra social a la guerra internacional (1815-1817), III. La guerra interminable (1818); posee un Prólogo de Enrique Martínez Ruiz (Premio Nacional de Historia de España), una introducción y unas conclusiones del autor, para finalizar con una bibliografía. En cada parte se crean unos subcapítulos los cuales sólo se identifican por sus títulos con letra mayúscula, los cuales se dividen a su vez en secciones que se diferencian de los subcapítulos porque sus títulos están en letra minúscula (el índice no señala los subcapítulos). La primera parte termina en el año 1814, aunque entre paréntesis señala que comprende hasta el año 1823, nos imaginamos que es debido a que trata algunos problemas que afectan toda la guerra. Las otras partes si se circunscriben a la fecha establecida.
(la primera parte puede leerlo dos días atrás)
El proceso de emancipación no puede ser reducido a las muchas simplificaciones de la “historia oficial” (lucha de la libertad contra la tiranía, de los héroes contra los antihéroes, de los buenos contra los malos); cuando la realidad es que fue un período complejo que debe ser estudiado desde variadas interpretaciones, incluyendo las ya descritas, y como: guerra social, conflicto de castas, guerra civil, guerra interprovincial (conflicto de competencias jurisdiccionales y rivalidades económico/comerciales entre unas ciudades cabezas de distritos, regiones y provincias partidarias unas del Rey y otras de la Independencia), guerra internacional (con la llegada del ejército expedicionario de Morillo), conflicto intercolonial (juego geopolítico y de intereses entre las distintas potencias coloniales de la época), y muy especialmente el estudio desde la crisis española generada por la invasión napoleónica de 1808 y los conflictos internos(p. 2, 333). El autor trata de tomar en cuenta cada una de estos aspectos enumerados explicando cómo influyeron sobre el destino de la guerra.
La única crítica que se le puede hacer al libro es la ausencia de una división clara por capítulos y subcapítulos que ayuden a comprender la estructura de la obra. El contenido se desarrolla en tres grandes partes: I. La Independencia (1810-1823), II. De la guerra social a la guerra internacional (1815-1817), III. La guerra interminable (1818); posee un Prólogo de Enrique Martínez Ruiz (Premio Nacional de Historia de España), una introducción y unas conclusiones del autor, para finalizar con una bibliografía. En cada parte se crean unos subcapítulos los cuales sólo se identifican por sus títulos con letra mayúscula, los cuales se dividen a su vez en secciones que se diferencian de los subcapítulos porque sus títulos están en letra minúscula (el índice no señala los subcapítulos). La primera parte termina en el año 1814, aunque entre paréntesis señala que comprende hasta el año 1823, nos imaginamos que es debido a que trata algunos problemas que afectan toda la guerra. Las otras partes si se circunscriben a la fecha establecida.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)