“This is the Army, Mister Jones!”
Publicado el 27 de julio de 2022 en El Nacional
Estamos decididos a que antes de que el sol
se ponga sobre esta terrible lucha, nuestra bandera será reconocida en todo el
mundo como un símbolo de la libertad por un lado, y de una fuerza arrolladora
sobre el otro (general
George C. Marshall).
El 4 de julio de 1942
se estrenó en el teatro de Brodway (New York, NY) el musical This is the Army del compositor Irving
Berlin. Berlin nació en Bielorrusia (Imperio Ruso) en 1888, y su nombre era Israel
Isidore Baline. Hijo de un rabino, emigraría con toda la familia a los Estados
Unidos (EEUU) cuando tenía tres años. Baline fue el vivo ejemplo del “American
dream” y en la Primera Guerra Mundial se alistó en el Ejército llegando a ser
sargento. En esa época creó un espectáculo musical en el campamento con grandes
coros de soldados. Al ser atacado los EEUU en diciembre de 1941 se dedica a
componer canciones patriotas, hacer giras para animar a los combatientes y actualiza
el show que hizo en la Gran Guerra, como un medio para promover el
reclutamiento voluntario. Al año siguiente se adaptaría al cine dirigida por
Michael Curtiz (el mismo de Casablanca, 1942)
y ganaría el Óscar a mejor banda sonora (actúa Ronald Reagan, futuro Presidente).
La primera potencia industrial sabía que no bastaba con ser el “arsenal de la
democracia”, sino que debía también entrenar a los mejores soldados e
incrementar su número para lograr la victoria en la Segunda Guerra Mundial
(SGM).
En artículos anteriores
hemos explicado la evolución de la política de los EEUU ante la SGM. El primero
de septiembre de 1939 el Presidente Franklin D. Roosevelt eligió como Jefe del
Estado Mayor del Departamento de Guerra al general George C. Marshall (y
mantendrá el cargo toda la guerra). Desde ese momento el general Marshall se
propuso la tarea de modernizar las Fuerzas Armadas y colocarla en el primer
lugar del mundo ¡y lo logró! En ese momento aunque era la primera Armada (junto
con la Royal Navy del Imperio Británico), su ejército de tierra no pasaba de
189 mil soldados. A pesar de tener una gran oposición lograría llegar, al
momento del ataque a Pearl Harbor (7 de diciembre de 1941), a un millón y medio
de soldados; y al final de la guerra a casi nueve millones. Pero los números no
bastaban, porque cómo bien lo había dicho Napoleón Bonaparte: “La superioridad
de los ejércitos se sustenta en la moral de sus soldados”.
La
confianza del soldado dependía de muchas cosas, pero lo primordial era su
entrenamiento. En la SGM los Estados tuvieron en el cine el mejor medio de
propaganda, el cual se dedicó a construir un modelo de héroe moderno, patriota
y vencedor en las batallas. Pero en el caso de los EEUU podemos ver cómo hay un
importante énfasis en hacer atractiva la vida militar. A diferencia de los
totalitarismos del Eje y la Unión Soviética (URSS), la vida del cuartel (y por
tantos meses) sería rechazada por el ciudadano acostumbrado a las libertades
democráticas y vida burguesa (como dice la letra de la canción de Berlin: “This is the Army,
Mister Jones!/ No private rooms or telephones/ You had your breakfast in bed
before/ But you won't have it there any more”). Para el historiador y todo
científico social, resulta admirable cómo los norteamericanos supieron hacer
que su pueblo asumiera la guerra sin dejar de ser una sociedad abierta. Es más,
la guerra ayudó al avance de sus libertades (tema que revisaremos con más
detalles, Dios mediante, al final de la serie que venimos desarrollando).
Son numerosos los
filmes que comenzaron a ser estructurados en dos partes: la primera dedicada al
entrenamiento forjando un espíritu de camaradería, disciplina y habilidades
para la guerra; siempre teniendo la meta de que todo el esfuerzo se hace con
fines nobles: la Patria, la libertad, la justicia y la lucha contra el mal
(representados en los expansionismos nazi y japonés); y la segunda que muestra
cómo dicha formación por largos meses en los campamentos rinden sus frutos en
la victoria. En la SGM la trama era dominada por la propaganda, pero posteriormente
podemos decir que incluso en el cine bélico se estableció el subgénero dedicado
a la etapa de entrenamiento o vida en los cuarteles. La crítica en este
subgénero tiene el mejor ejemplo en Full
metal jacket (Stanley Kubrick, 1987) aunque trata de la guerra de Vietnam y
no la SGM. También Biloxi Blues (Mike
Nichols, 1988) al mostrar el maltrato a los homosexuales; y en lo que respecta
al conflicto entre homogeneidad castrense y la libertad de conciencia está Hacksaw Ridge (Mel Gibson, 2016): biopic
del soldado Desmond Doss que se negó a usar armas y fue médico militar.
Las mejores obras
cinematográficas de la SGM: las dos series de los productores Tom Hanks y
Steven Spielberg: Band of brothers (2001)
y The Pacific (2010), dedican o un
episodio entero (es el caso de la primera) o partes de varios episodios a lo
largo de la temporada (es lo que hace la segunda). En la primera se describe el entrenamiento de la Easy Company (del 506° regimiento de
paracaidistas de la 101° División Aerotransportada del US Army) por parte del terrible capitán Herbert Sobel.
Aunque no se dan detalles de todo el programa que siguen, sí se resalta la
forja del carácter, la disciplina y lo central para el relato: la camaradería
entre los soldados y el reconocimiento del liderazgo. El teniente Richard Winters
(el protagonista representado por Damian Lewis) será el líder, no por su simpatía
(de la cual carece); sino por ser una persona disciplinada, conocedor de las
artes necesarias para combatir y justo. A The
Pacific le dedicaremos futuras entregas sobre este tema, porque el entrenamiento
que muestran se realiza en los años posteriores a 1942.