Autor: Carlos Balladares Castillo
Publicado en Código Venezuela
2014: Bicentenario del peor año de nuestra historia
El año que se inicia
es propicio para la reflexión sobre el principal problema de Venezuela: el
apego a la voluntad del gobernante por encima de las instituciones y las leyes.
Nunca antes y quizás nunca después se ha dado un año donde el predominio de los
“pranes” (cambiando lo cambiable en 200 años) fue la característica dominante
en el orden social del país, siendo el más poderoso de todos gracias a su
carisma sobre las masas populares: “el taita” José Tomás Boves (1781-1814). El
gran sueño de libertad fue destruido por las mayorías, tal como señaló Bolívar
en el “Manifiesto de Carúpano” (07-IX): “Vuestros hermanos y no los españoles
han desgarrado vuestro seno, derramando vuestra sangre, incendiando vuestros
hogares, y os han condenado a la expatriación. Vuestros clamores deben
dirigirse contra esos ciegos esclavos (…)”. Sin duda fue nuestro peor año, de
modo que no podemos dejar pasar su bicentenario sin analizarlo desde nuevas
perspectivas.
El año 14 representa en la guerra de Independencia el tiempo más
violento, en él confluyen las consecuencias de 4 años de destrucción
institucional, desarrollo de la “guerra a muerte”, la desaparición de todas las
jerarquías sociales y frenos morales, y el ejercicio del poder personalizado en
manos de los caudillos y sus huestes a los que sucumbió toda autoridad formal
en cada bando. El gobierno – siguiendo la tradición militar de la historia
oficial -seguramente solo recordará la Batalla de la Victoria (12-II), y las
otras en las que salieron victoriosos los republicanos (Bocachica: 31-III y la
Primera Batalla de Carabobo: 28-V y algunos sitios de ciudades) aunque existen
otros enfrentamientos de igual o mayor importancia pero que son derrotas, tales
como la Primera (03-II) y Segunda (15-VI) Batalla de la Puerta y el sitio a
Valencia (del 19-VI al 08-VII), y luego la toma de Caracas (16-VII), seguida
por la Emigración a oriente de los republicanos, la toma Barcelona (19-VIII)
después de la Batalla de Aragua de Barcelona (18-VIII), Cumaná (16-X) y
finalmente Maturín (11-XII) después de la Batalla de Urica (05-XII) en la que
muere Boves de un lanzazo.
La historia no se agota en lo político y militar, porque en este año
también se debe revisar la llamada - por el historiador Juan Uslar Pietri -
“rebelión popular”; que anteriormente Juan Vicente González (1810-1866) había
llamado la atención al calificar a Boves - en su Biografía de José Felix Ribas - como “el primer Jefe de la Democracia de Venezuela”
al referirse a su igualitarismo. Lo que nos lleva su vez a la discusión sobre
el carácter revolucionario (destructor de jerarquías y distribución de la
propiedad) o no de esta rebelión; que ya han sido analizadas previamente por
los historiadores Carrera Damas e Inés Quintero, por citar tan solo dos. El
elemento económico es otra perspectiva íntimamente relacionada con los
conflictos sociales descritos, y que tiene un papel fundamental en un año donde
la paralización de la agricultura y el comercio generaron gran desesperación y
hambre.
Asombra el odio que fue desatado sobre los republicanos, pero estos a su
vez no se quedan atrás en crueldad. Una verdadera guerra de exterminio se
desarrolló mientras Bolívar y Mariño no lograban unir esfuerzos, para luego
sufrir (cuando ya estaba todo perdido) un golpe de Estado por parte de sus
oficiales subordinados a su mando: Ribas y Piar. La historia de las
mentalidades tiene mucho que decir, y el camino andado en este sentido por los
historiadores Elías Pino Iturrieta y Tomás Straka pueden inspirar nuevas
miradas a un fenómeno que sigue generando preguntas. En especial la visión de los
realistas – tal como hizo Tomás Straka en uno de sus primeros trabajos – sería
prudente al ser 1814 un año en que son protagonistas.
Finalizamos con el terrible testimonio del oficial republicano Rafael Urdaneta
(en el parte que envía al Congreso de Nueva Granada desde Trujillo el 27 de
julio de 1814):
“De aquí para adelante (hacia Valencia) son tantos los ladrones, cuantos
habitantes tiene Venezuela. Los pueblos se oponen a su bien; el soldado
republicano es mirado con horror; no hay un hombre que no sea un enemigo
nuestro; voluntariamente se reúnen en los campos a hacernos la guerra; nuestras
tropas transitan por los países más abundantes y no encuentran qué comer (…).
El país no presenta sino la imagen de la desolación. Las poblaciones
incendiadas, los campos incultos, cadáveres por donde quiera, y el resto de los
hombres reunidos por todas partes para destruir al patriota.”
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