El día de hoy (12 de marzo de 2022) falleció mi tía Mercedes ¡tenía 100 años! Celebramos su larga, próspera y generosa vida dejándoles la semblanza que le escribí el 19 octubre de 2021.
El centenario de vida de una maestra ejemplar
Semblanza de mi tía abuela María Mercedes Vicci de
Montiel
Carlos Balladares Castillo
La frase: “Larga vida
y prosperidad”, acompañado de la mano derecha extendida pero con los cuatro
dedos del índice al meñique separados en una forma de “V”; es el famoso saludo
vulcano que todos conocemos gracias a el doctor Spock (personaje fundamental de
la serie de TV: Star Trek). Para los
que también lo hemos incorporado a nuestras vidas como una especie de mantra y cada
vez que lo decimos suspiramos por este sueño, nos llena de esperanza que un
familiar: mi querida tía abuela Mercedes Vicci lo haya logrado, al cumplir el
día de hoy (19 de octubre) un siglo de vida con “su cabeza perfecta”. Desde
esta sencilla semblanza deseo rendirle un merecido homenaje y dar gracias a
Dios por su vida. Pero también a ella por el ejemplo y cariño que nos ha
brindado a todos sus familiares, en especial a sus hijos, sobrinos, nietos ¡y
bisnietos!
Mi “tía Mercedes”,
tal como me enseñó a llamarla mi madre desde muy pequeño, siempre la veía en
las reuniones familiares que se realizaban con gran frecuencia en casa de mi
abuela materna “Mamaca” en El Paraíso. Ella iba solo con sus hijos (Fanny, Luis
y Blanquita) y con sus nietos, porque ya había enviudado. Sus nietos fueron los
que yo llamaba primos, aunque la verdad es que eran mis primos “terceros” (si
es que eso existe) porque estaban relativamente cercanos en edad. En esa casa
se reunía la gran familia de los hermanos, cuñados, tíos y primos de mi madre. Mi
tía Mercedes es la segunda hija de cinco hermanos después de tío Juan, mi
abuela Blanca que es la tercera y posteriormente venían tío “Carlucho” (del
cual proviene mi nombre) y tía Flor .
Solo mi tía es la que
mantiene el testimonio de aquella Venezuela de los tiempos gomecistas
(1908-1935), en la que el gobernador del estado Lara: Eustoquio Gómez, le confisca
el negocio a su padre (Juan Jacinto Vicci Oropeza) y éste al verse sin nada
para mantener a tan numerosa familia se llena de angustia y sufre un infarto. Ella
era una adolescente de 13 años que tuvo que ayudar a su madre (María Oberto)
con el cuidado de tantos hermanos (en especial la más pequeña: Flor) en medio
de grandes carencias, aunque a los dos años tuvieron el apoyo del Estado
gracias a que el nuevo Presidente: el general Eleazar López Contreras,
resarciría el daño dándoles un monto de dinero con el que se pudieron comprar
una casa pequeña en la carrera 19 entre calles 28 y 29 de su querida ciudad:
Barquisimeto.
Más adelante, cuando
se casa y se traslada a Caracas, estudió para ser maestra normalista y se puso
a trabajar de inmediato. Dicta clases y tiene cargos directivos en varias
Escuelas como la “Francisco Pimentel”. Durante diez años será la subdirectora de la Escuela Experimental “República
del Ecuador”. Ejerce una labor importante como multiplicadora de la “Matemática
moderna” para el sistema educativo Básico a lo largo del país. Sus últimos años
de trabajo en la educación pública estará en la Universidad Pedagógica
Experimental Libertador (UPEL). El Presidente Luis Herrera Campins la
condecorará con la Orden “27 de junio” en primer grado por sus 30 años de
docencia.
Mi tía Mercedes
siempre ha sido una maestra en todo el sentido de la palabra. Fuerte de
carácter, transpira firmeza y disciplina. Es el perfecto ejemplo de esa buena
semilla que sembraron las Escuelas Normalistas en nuestro país, y que junto a
otros factores han permitido que la Patria no termine de colapsar en medio de
tanto mal. ¡Cómo me gustaría conocer las historias de su labor pedagógica!
(sabemos que nos darán para una segunda parte). Su gran legado en este siglo de
existencia, es que la educación entendida como permanente disposición a
aprender es el mejor medio que existe para lograr la superación personal. Nunca
dejó de prepararse, de mejorar en su noble vocación como maestra. Y todo esto
lo transmitía de modo generoso.
No voy a negar que en
mi niñez su estricta personalidad me atemorizaba un poco. Y más de una vez salí
corriendo ante sus regaños, porque no manteníamos el orden debido o tomábamos
cosas sin permiso. En esos tiempos recuerdo muy bien una época en la que fuimos
en varias ocasiones al pueblo de Chichiriviche (estado Falcón) varios miembros
de la familia. Una vez en la carretera tuvimos un fuerte accidente contra un
camión y ella manejaba. Pudimos habernos matado, así lo pensamos todos los que
lo vivimos. Nunca olvidaré que cuando nos bajamos del carro ella tenía la cara ensangrentada
y nada de eso la hizo ponerse nerviosa. Con firmeza ordenó todo y a las horas,
ya curada, iniciamos nuestras vacaciones de playa. Era y es fuerte y valiente.
En mi juventud creo
que mi tía se dio cuenta que me había convertido en alguien serio e incluso
estudioso, y dejó de tratarme con esa disciplina que me atemorizaba. Desde ese
momento me demostró un cariño especial, el cual de mi parte ha sido mutuo. Y
cuando fui conociendo toda su vida de esfuerzos y superación de dificultades, mi
admiración por ella no ha dejado de crecer. Como buena maestra, me cuenta mi
madre que muchas veces la vio llegar a la casa de un fuerte día de trabajo y
salir a dictar clases en la tarde-noche. E incluso ha apoyado siempre a su hija
Fanny Montiel a llevar la Academia de Ballet que como bailarina profesional fundó
en 1967.
Desde principios de
los noventa la casa donde vive mi tía Mercedes se convirtió en ese lugar de
encuentro de la familia. Un lugar acogedor con una vista hermosísima de Caracas
y en especial de su montaña: el Ávila. Para mí es motivo de alegría que desde
que falleciera mi abuela materna, mi tía abuela como la última de los hermanos
Vicci Oberto fuera el permanente recordatorio de mis antepasados. De todo lo
bueno que ellos me han legado. ¡Feliz centenario querida tía Mercedes y gracias
por tanto!
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