Leoni: una vida para la democracia (BBV, 4)
Carlos Balladares Castillo
Es innegable el papel de Rómulo Betancourt como el principal líder del movimiento democrático venezolano del siglo XX, pero este movimiento no se habría consolidado - en el Estado y la sociedad - si no fuera por el gran esfuerzo de muchos que trabajaron constantemente por este gran sueño. Entre este selecto grupo estuvo Raúl Leoni, el cual fue el continuador de una obra de gobierno que cambió nuestra historia a partir de 1958. A continuación comentaremos la biografía que le escribió Rafael Arráiz Lucca en el año 2005 para la colección de la Biblioteca Biográfica Venezolana (BBV). Desde acá queremos aprovechar para ser solidarios con este excelente historiador.
Mi abuela paterna me contaba que al ganar Raúl Leoni las elecciones del año 63, mi abuelo dijo: “¡Ese hombre me quería matar!”; y era porque en verdad se conocieron, se pelearon, y el Presidente electo lo había engañado para que cayera en un hueco en la tierra. A mi abuelo no le pasó nada, pero nunca lo olvidaría porque fue un juego de niños en aquella Upata de principios de siglo cuando esta no pasaba de más de 2000 habitantes. Leoni nació en 1905 en El Manteco pero vivió toda su niñez hasta 1918 en Upata, hasta que se trasladó a Caracas para estudiar el bachillerato. Era descendiente de padre corso y madre venezolana, y al llegar a la capital será formado por Rómulo Gallegos. Será tal la influencia del escritor y maestro Gallegos en Leoni, que al entregar el poder en 1968 el discípulo le dirá: “Maestro, le he cumplido” (p. 20).
Desde los 16 años Leoni empieza a participar en política a pesar de vivir en dictadura, por lo cual tendrá que padecer cárcel y exilio (el primero fue de 1928 a 1936). Fue miembro fundamental de la “Generación del 28” en sus tiempos universitario, al ser el presidente de la Federación de Estudiantes de Venezuela (FEV), organización que llevó a cabo la “Semana del Estudiante” la cual daría los primeros pasos del proyecto democrático en el país. Desde estos tiempos se iniciará la amistad y colaboración política con Rómulo Betancourt y tantos otros, con los cuales compartirá sueños e ideología, en especial su formación marxista pero no afiliada a la Internacional Comunista. A lo largo de la biografía, el autor hace un detallado análisis del desarrollo político de Venezuela, explicando de esa forma el contexto de acción en el que estará inmersa la lucha de Leoni.
En el “Plan de Barranquilla” (1931) Leoni participa en su redacción, y se va perfilando como parte de la futura organización partidista que será el Partido Democrático Nacional (PDN) y luego Acción Democrática en 1941. Arráiz Lucca resalta que este plan marca distancia definitiva con el Partido Comunista de Venezuela a pesar de que el grupo de Betancourt y Leoni era de izquierdas, porque señala como principio de su lucha: los derechos INDIVIDUALES por encima de los colectivos (p. 35). Los tiempos de exilio le permitieron lograr una sólida formación intelectual (lecturas de historia de Venezuela y Marx, pero también los intelectuales venezolanos de la época y la literatura del siglo XIX), a diferencia de muchos políticos que se creen “comerse el mundo” a partir de sus lecturas de contraportada.
Desde estos tiempos: década de los treinta con su corto regreso a Venezuela para luego volver de nuevo al exilio, terminar su carrera de abogado, y retornar a Venezuela para fundar en los cuarenta el partido y la llegada al poder en octubre del 45; se dedicará al estudio y la lucha en todo lo relativo a las reivindicaciones laborales. El proyecto histórico de AD estaba conformado por su faceta educativa que liderizaba Prieto Figueroa, la petrolera por Pérez Alfonzo, y la sindical de Leoni; y todo ello coordinado por Betancourt. Es por ello que será Ministro del Trabajo (el primero de la historia porque antes este ministerio estaba fusionado con el de comunicación) en tiempos del Trienio adeco (1945-48), lo cual permitirá casi cuatriplicar el número de sindicatos en el país y la firma de contratos colectivos. A lo largo de su vida política serán muchos los logros en pro de la mejoras laborales como la remuneración del domingo, vacaciones de 15 días, aumentos salariales, la idea de los créditos para viviendas, entre otros.
Durante la Década Militar (1948-58) vivirá su último exilio, pero ya casado (1949) con Menca Fernández (“doña Menca”). Este exilio le permitirá nuevas experiencias en el área laboral al ser delegado de la Oficina Internacional del Trabajo en Bolivia. En 1958 regresa a reconstruir el partido AD como medio para lograr la transición y consolidación de la democracia (será su presidente), y será uno de los firmantes del “Pacto de Puntofijo”. Será senador y presidente del Congreso (hasta 1962) durante el gobierno de Betancourt (1959-63), es decir, que tuvo la responsabilidad de dirigir la redacción de la Constitución de 1961 (la más longeva de nuestra historia). Su prestigio y apoyo del Buró Sindical de AD lo llevó a la candidatura presidencial para suceder a Betancourt, logrando ser electo con el 32,8% de los votos seguido de Caldera (COPEI) con un 20,1%.
El gobierno de Leoni tiene toda mi admiración por ser el primero de la democracia (y de la historia de Venezuela) en el cual se valora la familia y la mujer por medio de la hermosa relación entre el Presidente y la Primera Dama. Dieron ejemplo de unidad conyugal, y doña Menca, a través de la Fundación del Niño hizo una gran labor. A su vez se dio la consolidación definitiva (en realidad por varias décadas nada más) del modelo democrático al vencer la amenaza guerrillera, llevar a cabo una obra de infraestructura que supera a la de Marcos Pérez Jiménez (realidad que lamentablemente no ha logrado superar hasta ahora el mito de la dictadura constructora) y entregar el poder pacíficamente (¡por primera vez en nuestra historia!) a la oposición. No le quedaba mucho tiempo al exPresidente, y pasó sus últimos años junto a su esposa, también enferma. Leoni muere en 1972 y doña Menca le sigue a los seis meses. Como venezolano, su ejemplo de vida (la de ambos) me llena de orgullo.
1 comentario:
Leoni es un grande, pero el pueblo recuerda más a su esposa, qué cosa!
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