El cine que me
comprende
Carlos Balladares
Castillo
Publicado en El Nacional.
En Facebook está rodando un meme
llamado "Mis 10 películas favoritas", el
cual invita a colocar el poster de los 10 films (uno por día) que “tuvieron un
impacto en tu vida y todavía están en tu lista de favoritos”, y como todo meme
debes finalizar invitando a un amigo a hacer lo mismo. Aunque el texto no te
obliga a explicar por qué tuvieron influencia en tu vida yo he decidido
hacerlo, y ahora les hago seguidamente un pequeño resumen de este cinematografía
que ha forjado mi personalidad además de regalarme momentos de diversión y
alegría.
Hay cinco grupos por lo
que podríamos llamar géneros o subgéneros de películas y series que han forjado
mi personalidad (algunas pueden combinar aspectos de las otras): Ciencia
ficción y ciencia, la que resaltan el conflicto entre el bien y el mal, las que
tratan la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto, las religiosas y los biopics.
Mi pasión por el cine es uno de mis primeros recuerdos. Es de
esa manera que a mis 6 años aproximadamente vi tres películas de ciencia
ficción que dejaron una huella en mí, y cuando las vuelvo a ver revivo esa
inicial fascinación porque dicho género no eran
solo efectos y acción sino planteamiento de problemas y especulaciones
científicas. Me refiero a dos basadas en las novelas homónimas del
escritor H. G. Wells (1866-1946): la primera es "La
guerra de los mundos" (Byron Haskin, 1953), donde la imagen de esas
naves extraterrestres verdes que todo lo
queman me asustó bastante, para que después estos portentos tecnológicos sean
vencidos no por los humanos sino por una simple gripe.
La segunda es "La máquina del tiempo"
(George Pal, 1960) que me llevó a todo lo relativo
a las historias sobre el viaje al pasado y al futuro. En ella descubrí otro
aspecto que desconocía: el peligro que significaban las armas atómicas y la
posibilidad de la extinción de la humanidad por su uso y/o la destrucción de la
civilización. Me metí tanto en la historia que al final aprendí el valor de los
libros, cuando el protagonista regresa y toma varios tomos para
"salvar" a los humanos del futuro. En los libros, pensé, estaba todo
el conocimiento el cual ayudaría a salvarnos de cualquier calamidad.
La tercera es la mejor de todas: "El
planeta de los simios" (Franklin J. Schaffner, 1968) que mantiene los dos
temas de la segunda (viajes en el tiempo y la amenaza de la destrucción por
armas atómicas) e introduce las historias distópicas
que critican las sociedades autoritarias. Reforzó mi admiración por la ciencia
y los científicos (acá protagonizados por los simios: Cornelius (Roddy
McDowall) y Sira (Kim Hunter)) que enfrentan a los autoritarios militaristas
(gorilas) y el clero dogmático (orangutanes). Y en ella está el eterno anhelo
de conocer la verdad por más terrible que sea, con ese final que me impactó
tanto, y que demuestra la maravilla que es el cine al generar - en ocasiones -
versiones mucho más atractivas que las novelas que adaptan.
Las anteriores las vi en la
televisión, pero la cuarta fue en el cine Altamira de Caracas y se puede decir
que me metí en la historia con toda su acción en medio del espacio. Me refiero
a “La guerra de las galaxias” (George Lucas, 1977), la cual no puedo catalogar
de ciencia ficción porque es lo que llaman “space opera”, pero sí es un film
que ayuda a los niños a formar su consciencia en lo que respecta a la eterna
lucha entre el bien y el mal, y la responsabilidad que tenemos – por muy jóvenes
que seamos – de tomar una posición responsable de enfrentar a los regímenes
malignos que oprimen la libertad, y que para ello debemos educarnos bajo buenos
maestros (Obi Wan Kenobi y Yoda en la maravillosa segunda entrega de la saga).
A los 11 años vi la serie
“Cosmos” (1980) del gran astrónomo y divulgador científico Carl Sagan
(1934-1996), la cual seguramente la habré visto más de 10 veces. No solo
consolidó mi mentalidad científica (si de ello se puede hablar a esa edad) sino
que me cambió la perspectiva de la realidad. Ante las maravillas y dimensiones
del universo siempre he pensado en el absurdo de tantas maldades y obsesiones
de los seres humanos. Se puede decir que fortaleció el anhelo de trascendencia,
y por ello el rechazo al consumismo y materialismo.
El otro conjunto de películas y series estimularon
en mí el deseo de conocer la historia de la humanidad, en especial lo relativo
a la Segunda Guerra Mundial. La primera que recuerde fue a los cinco años de
edad: "El puente sobre el río Kwai" (David Lean, 1957), y no paraba de hacerle preguntas a mis hermanos sobre dicha
guerra y sobre el lugar donde ocurrían los hechos. La escena final me dejó
impresionado y cada vez que me metía en alguna bañera intentaba reproducir los
hechos. La miniserie “Holocausto” (1978) protagonizada por una joven Meryl
Streep no sé ni cómo me la dejaron ver tan pequeño (tenía 8 años creo), porque
tiene escenas terribles para un niño. Desde ese entonces he repudiado cualquier
violación de los derechos humanos y he querido comprender el por qué de tanta
maldad. La otra gran serie (esta vez era un documental) que me hizo conocer
mucho mejor la Segunda Guerra fue “Mundo en guerra” (1973) del Imperial War
Museum y la BBC. A pesar de la terrible realidad me mostró cómo muchas personas
no se dejaban vencer en medio de las peores condiciones y luchaban por la
dignidad de todo ser humano.
En lo que respecta a esto último están relacionados los otros
dos grupos de películas que son las religiosas y los biopics, las cuales vi en mi adolescencia y
reforzaron mi formación cristiana y humanista. Me refiero a dos casos: “Lamisión” (Roland Joffé, 1986) con la maravillosa banda sonora de Ennio
Morricone, mostrándonos la radicalidad del camino cristiano centrado en el
amor, que es donación de nuestras vidas por el bien del otro (en este caso: el
de los misioneros jesuitas con los guaraníes en los tiempos coloniales). Y
“Gandhi” (Richard Attenborough, 1982), donde se cuenta la lucha del padre de la
India moderna e independiente, mostrándonos como el cambio político puede ser
logrado por medios pacíficos. Acá pongo fin a mi lista, dejando por fuera
muchas otras, ¿y cuál es la de ustedes?
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