Autor: Carlos Balladares Castillo.
THOREAU, Henry David (1854), Walden o mi vida entre bosques y lagunas, Buenos Aires: Austral, 1949.
Henry David Thoreau (1817-1862) estuvo dos años relativamente aislado, en una cabaña construida por él en medio del bosque y frente al lago de Walden cerca de Concord, Massachusett (EEUU). El fruto de esta experiencia fue descrito en el libro que llamó Walden o mi vida entre bosques y lagunas. Conocí de su existencia al leer una biografía de Gandhi cuando tenía 19 años. Para el Mahatma, Thoreau fue un maestro que le enseñó a establecer los principios que guiarían su estilo de vida: desapego de lo material como la base para cultivar el espíritu. Es así como el autor nos dice que cuanto más tenemos, más esclavos somos de nuestros bienes; aunque no niega que debemos tener un mínimo de cosas para asegurarnos la vida: “alimento, habitación, ropa y combustible” (p. 23); pero lo que excede esto son considerados lujos que no sólo “son innecesarios, sino también impedimentos positivos para la elevación de la humanidad” (p. 25).
No pretendió dar reglas de vida a los hombres, pero si hablarles a los que se quejan de la “dureza de sus destinos” y que son “aparentemente ricos, pero que en realidad pertenecen a una clase terriblemente empobrecida, que han acumulado basura, y no saben cómo hacer uso o deshacerse de ella y que en esta forma han fraguado sus propias prisiones de plata u oro” (pp. 26-27). Los seres humanos no sólo somos esclavizados por nuestros bienes, sino también por un conjunto de hábitos que pueden llamarse vicios, entre los que podríamos citar la moda y todo aquello que nos lleve a competir con nuestros semejantes en la posesión de: ornamentos y adornos, casas más grandes de lo estrictamente necesario, amigos, relaciones, clase, diversiones, pertenencia a clubes, asistencia a restaurantes, escuelas y otros lugares que nos den el llamado “prestigio”, etc.).
Thoreau dedica buena parte de sus escritos a la descripción de la construcción de su cabaña, todos los gastos y esfuerzo, todas las experiencias, sensaciones, y pensamientos en medio del bosque. El proceso de siembra, alimentación, lectura, escritura, y el paso de las estaciones; pero también el trato con vecinos y las personas que los visitaron, y las visitas que hizo a Concord cuando quiso tener contacto con las personas.
Henry David Thoreau (1817-1862) estuvo dos años relativamente aislado, en una cabaña construida por él en medio del bosque y frente al lago de Walden cerca de Concord, Massachusett (EEUU). El fruto de esta experiencia fue descrito en el libro que llamó Walden o mi vida entre bosques y lagunas. Conocí de su existencia al leer una biografía de Gandhi cuando tenía 19 años. Para el Mahatma, Thoreau fue un maestro que le enseñó a establecer los principios que guiarían su estilo de vida: desapego de lo material como la base para cultivar el espíritu. Es así como el autor nos dice que cuanto más tenemos, más esclavos somos de nuestros bienes; aunque no niega que debemos tener un mínimo de cosas para asegurarnos la vida: “alimento, habitación, ropa y combustible” (p. 23); pero lo que excede esto son considerados lujos que no sólo “son innecesarios, sino también impedimentos positivos para la elevación de la humanidad” (p. 25).
No pretendió dar reglas de vida a los hombres, pero si hablarles a los que se quejan de la “dureza de sus destinos” y que son “aparentemente ricos, pero que en realidad pertenecen a una clase terriblemente empobrecida, que han acumulado basura, y no saben cómo hacer uso o deshacerse de ella y que en esta forma han fraguado sus propias prisiones de plata u oro” (pp. 26-27). Los seres humanos no sólo somos esclavizados por nuestros bienes, sino también por un conjunto de hábitos que pueden llamarse vicios, entre los que podríamos citar la moda y todo aquello que nos lleve a competir con nuestros semejantes en la posesión de: ornamentos y adornos, casas más grandes de lo estrictamente necesario, amigos, relaciones, clase, diversiones, pertenencia a clubes, asistencia a restaurantes, escuelas y otros lugares que nos den el llamado “prestigio”, etc.).
Thoreau dedica buena parte de sus escritos a la descripción de la construcción de su cabaña, todos los gastos y esfuerzo, todas las experiencias, sensaciones, y pensamientos en medio del bosque. El proceso de siembra, alimentación, lectura, escritura, y el paso de las estaciones; pero también el trato con vecinos y las personas que los visitaron, y las visitas que hizo a Concord cuando quiso tener contacto con las personas.
Nota: mañana concluimos el escrito sobre Walden.
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