Gracias a El Nacional podemos conocer la historia de la electrificación de Venezuela. Les transcribo el artículo, es un poco largo.
EL NACIONAL - Domingo 24 de Enero de 2010 Siete Días/2
Fantasmas desterrados
MIREYA TABUAS
La electricidad sirvió de antídoto contra los fantasmas. Con la llegada de la luz, los espantos y aparecidos que asustaban a los caminantes nocturnos de Caracas y otras ciudades del país huyeron corriendo. Ahora son sólo leyenda. La escritora Mercedes Franco se ha dedicado a investigar la historia de los espectros locales como parte del imaginario popular y ha publicado varios libros sobre el tema, entre ellos el Diccionario de fantasmas, misterios y leyendas de Venezuela, editado por Los Libros de El Nacional. Franco indica que las farolas de gas que iluminaban las calles y las velas que alumbraban las casas en las noches ayudaban a la aparición de seres inmateriales.
"Ese tipo de iluminación agigantaba las sombras y si pasaba un gato, éste se hacía enorme; pero con la llegada de la luz eléctrica las sombras cobraron su justa dimensión. Caracas y todas las ciudades y pueblos estaban llenos de fantasmas. La iluminación, tantos avisos luminosos, tantos locales nocturnos, fueron espantándolos hacia el interior, hacia los montes, como le pasó a La Sayona". Cuenta Franco que uno de los fantasmas que desapareció fue el de Santa Rosalía que salía con su látigo a asustar a quienes transitaban la esquina caraqueña con ese nombre. "La luz también ahuyentó al más impresionante de los fantasmas: el de un perro que se montaba de un salto en el tranvía de La Pastora; un día un señor lo siguió para ver a dónde iba y el animal desapareció ante sus ojos".
El más famoso espectro de la capital también se esfumó con la llegada de los bombillos: se trataba del espíritu del ex presidente Antonio Guzmán Blanco. "Aparecía en el palco del Teatro Municipal incluso en plena función, siempre elegante". La escritora también reporta que los paseantes que se sentaban en la plaza Bolívar en la noche debían tener cuidado de un enano que les pedía fuego. "Si la gente no tenía fósforos, él crecía hasta hacerse más alto que la catedral y los asustaba". Y en la vieja sede de la Universidad Central de Venezuela la gente veía en los pasillos estudiando a María Francia, una bella joven que había muerto. Otro fantasma desterrado por la luz es el Carretero de Chiguará, que aparecía en Mérida.
"Era un hombre con una carreta que de noche se llevaba las almas que iban al infierno". Sin embargo, se lo comió la luz. "Ahora que Chiguará es un pueblo turístico e iluminado, ya no sale más". Y en Caripe, estado Monagas, los pobladores decían ver por las calles oscuras a una mujer de traje blanco, que se llamaba María Eugenia, hasta que alguien se mudó a la que fue su casa, desenterró su cuerpo y descubrió que había sido asesinada por su marido. "Teníamos un montón de fantasmas que con la luz eléctrica buscaron un rinconcito donde refugiarse y ese refugio sólo está ahora en los sitios más apartados y solos. Claro, que si nos quitan la electricidad, van a salir más fantasmas", expresa entre risas.
Sin embargo, Franco asegura que hay un fantasma que sigue en actividad. Se trata del llamado Jinete de San Carlos, que aparece en Cojedes. "Parece que a este soldado patriota lo descabezó una patrulla de Boves, el caballo siguió andando sólo con el cuerpo del jinete y no se consiguió más, sólo pudo enterrarse su cabeza. Él todavía aparece, le da tres vueltas a la plaza de San Carlos, aunque está muy iluminada. Ése no le tiene miedo a nada".
No hay comentarios.:
Publicar un comentario