La historia de los estadounidenses “nisei” después del
ataque a Pearl Harbor
Publicado el 06 de abril de 2022 en El Nacional
La película Karate Kid (John G. Avildsen, 1984) ha ganado un puesto entre los clásicos de la cinematografía porque su temática es la eterna relación entre el discípulo y el maestro, en este caso la enseñanza de una disciplina deportiva que incluye también un desarrollo espiritual. Pero para mí fue el descubrimiento de los más de 120 mil estadounidenses de origen japonés (generalmente llamados “nisei”, aunque para ser específicos esta palabra se refiere a la segunda generación de los pertenecientes a esta etnia y que nacieron y se educaron en los EEUU), que fueron encerrados en diez campos durante toda la SGM porque se parecían a los que acababan de atacar Pearl Harbor en diciembre de 1941. El actor Pat Morita (que representa al señor Miyagi) es un nisei que padeció cuando niño la experiencia de los campos, y esa fue la inspiración de tal escena. Otro actor que conocí también en mi niñez, pero en este caso gracias a la serie de ciencia ficción de la TV: Star trek (Gene Roddenberry, 1966-69), fue George Takei, quien era el teniente Hikaru Sulu (piloto de la nave espacial USS Enterprise). Takei en el 2014 realizó una charla “TED” que tituló: “Por qué amo a un país que me traicionó una vez”, y posteriormente ampliará su relato en forma de comic publicándola el 2019 con el título They called us enemy.
El
actor George Takei nos cuenta, tanto en su charla como en el comic, la
experiencia que vivió desde que tenía cinco años hasta que cumplió siete en los
campos de internamiento. Los dibujos son en blanco y negro, resaltando las
imágenes (los momentos) que en sus palabras se le quedaron grabadas (“It is
burned in my memory”) como un día del mes de mayo de 1942 cuando soldados
armados de fusiles con bayonetas caladas golpearon su puerta. Los obligaron a
abandonar su casa para ser llevados en tren a uno de los campos “rodeados de
alambres de púas, con torretas de vigilancia, en los lugares más desolados de
EEUU” como los pantanos de Arkansas. Solo le dieron diez minutos para empacar y
llevar exclusivamente lo que podían cargar (aunque los avisos de traslado se
habían dado unas semanas antes, tiempo en que debieron rematar sus bienes y
negocios). Él quedó impresionado cuando su madre con la menor de sus hermanas
en un brazo y un bolso en el otro, lloraba amargamente en la entrada de su
hogar. “Sin cargos, sin juicio, sin debido proceso. El debido proceso es el
pilar central del Estado de derecho. Todo eso desapareció”.
El
origen de esta segregación; de esta violación del principio fundamental de una
democracia liberal y de los valores que EEUU no se cansa de repetir por estar
en su Declaración de Independencia: “We hold these truths to be self-evident,
that all men are created equal”; lo explica otro nisei (el educador Mas
Hashimoto) también en una charla TED titulada: “Liberty Loss…Lessons in loyalty”
(2002). Hashimoto también pasó su niñez recluido en uno de estos lugares y
explica la triste tradición racista que los generó. Pero en lo inmediato (en la
SGM) todo comenzó una vez más con el ataque a Pearl Harbor cuando se desató una
histeria conspiranoica en las mayorías de los ciudadanos pero especialmente en
las autoridades. En diciembre de 1941 ya se hablaba de sabotaje y levantamiento
armado de los nisei en San Francisco para facilitar la invasión de la costa
oeste. Poco a poco los rumores y la opinión pública (alimentada por medios
amarillistas, entre otros) que presionaba por la reclusión creció hasta el
punto de convencer al Presidente Franklin Delano Roosevelt para que firmara tal
decisión (Orden ejecutiva N° 9066 del 19 de febrero de 1942). Muchos se
opusieron pero no fueron escuchados, uno de ellos el eterno Director del FBI:
J. Edgar Hoover quien afirmó que no había prueba alguna de falta de lealtad.
Nada de esto se hizo con los descendientes de italianos y alemanes (salvo
extraños casos) y lo peor es que se persuadió a países de Iberoamérica para que
enviaran a EEUU los descendientes de japoneses en países como Perú y Brasil
(donde estaba la mayor colonia de nipones en el mundo).
La vida en los campos
fue horrible, es evidente que no puede ser comparada con los del totalitarismo nazi o del Imperio del Japón;
pero significó dolor, desarraigo, hacinamiento (varias familias por cada
barracón), pobreza, mala alimentación, enfermedades (condiciones insalubres,
baños colectivos, etc.) y muerte. Sí, muerte, porque al estar alejados de las
poblaciones (hospitales, etc.) los servicios médicos eran precarios y cualquier
emergencia no era debidamente atendida. Incluso muchos no soportaron el trauma
y morirían posteriormente. Pero, tal como se pueden leer en el comic de Takei y
las muchas memorias y novelas que se han escrito al respecto; los nisei se
organizaron y con su tradicional paciencia, incansable espíritu de trabajo y
coraje; hicieron que la vida pudiera soportarse y la esperanza renaciera. En el
comic se describe perfectamente el calor insoportable en verano y el terrible
frío en invierno de estos lugares. Para otra entrega contaremos la experiencia
de su liberación, pero una vez que ocurrió entre 1945 y 1946 entre ellos se
hizo silencio al igual que pasó con la historiografía. Es en los setenta que
comienzan a publicarse los testimonios y aparecen las primeras películas,
siendo una de las más famosas la que se hizo para la TV: Farewell to Manzanar (John Korty, 1976), basada en el libro
homónimo de Jeanne Wakatsuki Houston. Recomiendo especialmente: Looking like the enemy (Mary Matsuda,
2005).
La escena de Karate kid que hemos descrito al
principio finaliza con el discípulo arropando a su sensei, leyendo el telegrama
con la terrible noticia y tomando en sus manos la Medalla de Honor (máxima
distinción del Ejército de los EEUU) que se otorga por: “valentía e intrepidez
con riesgo de la propia vida, más allá de la llamada del deber, estando en
combate contra un enemigo de los Estados Unidos”. Daniel-san hace una
reverencia al estilo japonés ante la grandeza del héroe, y con él todos
nosotros. Pero la historia del 442° Regimiento de Infantería – ¡el más
condecorado de toda la historia de los EEUU! – y que estaba formado por niseis,
la contaremos más adelante cuando se cumpla el 80 aniversario de su fundación
y/o de su combate en el mayor conflicto militar de la historia.
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