Jorge Luis Borges, 1970, El
informe de Brodie (cuentos).
Todos los años leo a Borges y aunque este 2019 comencé con
sus ensayos reunidos en Otras
inquisiciones (1952) al final terminé con sus breves cuentos de El informe de Brodie (1970). A
diferencia de sus relatos de Ficciones (1944)
y El Aleph (1949) lleno de fantasías
(laberintos, espejos, mitos, sueños, etc.) que nos permiten descubrir mundos
ocultos donde se encierran otras realidades, acá hay una mayor atención a los
hechos, a su herencia violenta que llegó a llamar “destino sudamericano”
(“Poema conjetural”, 1943), a las historias de los “compadritos” que ya en la
segunda parte de Ficciones: Artificios
lo trata con especial maestría en “El Sur”. Dicha herencia marca el destino de
los personajes, no hay forma de impedir o ignorar la aparición del odio o
alguna lealtad irracional solo basada en la sangre (“La intrusa”) y “el
encuentro” de las armas que siempre terminará en la muerte. En relación al
cuento que lleva este último nombre el mismo tiene un toque fantástico que nos
recuerda al Borges de sus historias de la década de los cuarenta, al igual que
“Juan Muraña”. Las armas parecen tener vida, de manera que podamos alejar de
nosotros la culpa.
En Borges no hay una descripción morbosa de la violencia sino
una presencia inevitable de la misma en nuestra humanidad, por lo cual es un
hecho que se describe fríamente y jamás hay una recreación en el mismo. El
maestro que se había recluido en la fascinación filosófica y literaria en su
juventud y temprana adultez, a media que avanzaba en edad reconoce la terrible
presencia del odio en todos los niveles: desde el simple conflicto o rivalidad
hasta llegar al exterminio del otro. Es lo que se puede ver en “El duelo” y
especialmente en “El otro duelo”. Sobre las guerras me gusta su visión nada
épica al referirse a los próceres, resaltando la degollina y no el heroísmo.
Especial mención merece “Guayaquil” sobre el hallazgo de unas cartas de Simón
Bolívar que develan el secreto de este encuentro, aunque al final este hecho no
será el centro del mismo.
“El Evangelio según Marcos” es fascinante por mostrar el
problema de las interpretaciones de los relatos bíblicos, de cómo una historia
que siempre hemos considerado como la mayor expresión de entrega amorosa es
comprendida de otra forma por unos gauchos de origen escocés. “El informe de
Brodie” nos recuerda de alguna forma a sus cuentos sobre pueblos premodernos.
En este caso una tribu que el misionero Brodie llama “Yahoos” le plantea el
problema de la existencia de seres humanos con una visión de la realidad totalmente
radical a la occidental, y así surge la eterna pregunta sobre la posibilidad de
una perspectiva universal y absoluta del bien y el mal.
Carlos Balladares Castillo
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