Todos los caminos de Iberoamérica conducen a “Roma”
Carlos Balladares Castillo
Publicado en El Nacional
Don José Pisano entre
otros, según lo que he leído a los entendidos, hicieron posible que desde el
sábado tengamos la película “Roma” de Alfonso Cuarón en el cine Trasnocho del
Paseo Las Mercedes de Caracas. Desde acá mi agradecimiento a todos ellos por
permitirnos admirar éste film que sin duda formará parte de los clásicos del
cine iberoamericano. Cuarón nos permite recrear muchos aspectos de nuestra realidad
civilizatoria desde el tiempo específico de los años setenta en México. Es una
mirada que supera la ya trajinada perspectiva de odios sociales y
resentimientos ancestrales. Tampoco es una visión idílica, es un drama que nos
afecta y especialmente a los que nacimos en éste continente. La vida de una
humilde y joven doméstica (Cleo) que trabaja fija en la casa de una familia de
clase media de la Ciudad de México sirve como perspectiva para mostrar
múltiples realidades de su tiempo, en especial las relaciones con los niños de
la casa. Con la influencia del neorrealismo italiano, el cine japonés
especialmente del gran Yasujiro Ozu (1903-1963), el cine mexicano; pero sin
caer en trilladas imitaciones sino generando una muestra original que no
dudamos de calificar como obra maestra.
Al comenzar a ver un
film tiendo a usar algo que he llamado “la norma de los primeros cinco minutos”,
la cual consiste en evaluar si la misma me logra atrapar o no en ese tiempo. En
esta ocasión fue “amor al primer cuadro”, en especial sus planos generales y la
cámara que va recorriendo cada uno de ellos, los encuadres tienen a Cleo (Yalitza
Aparicio) como centro pero muestran los espacios de la casa y sus personajes al
igual cuando sale a los espacios abiertos y usa los planos panorámicos. El
sonido es todo el que puede existir en dichos lugares por lo que no posee banda
sonora musical. Las imágenes lograron meterme dentro de la historia y casi
tocar cada objeto y persona. La escena en la playa hizo que las olas me
mecieran. Técnicamente es perfecta, permitiéndonos emocionarnos a través de las
imágenes.
En el transcurrir de
la película me dije: ¡Yo viví eso! ¡Yo fui un niño de clase media, aunque vivía
en apartamentos por lo general, que hasta mis once años siempre compartió con domésticas
que dormían en casa y veían la TV en la noche con nosotros! Nunca fue una sola,
pero a algunas les tomamos un gran cariño y éste fue recíproco. La escena que
muestra la azotea como el lugar para lavar y secar al sol la ropa me recordó
mucho a la casa de mi abuela materna, porque era así y hasta un tragaluz
parecido tenía. Sé de muchísimas familias que en el pasado tuvieron domésticas
que al final se integraron de algún modo siendo un miembro más. En la primera
hora del film dicha relación no está muy clara, y la vida de Cleo se ve como
algo frustrante y con tendencia a un claro servilismo. Pero poco a poco ¡no
haré spoiler! surgen crisis que cambian ésta visión. Se nos muestra la
marginalidad y violencia que padece la clase social a la que pertenece Cleo
pero nunca sufre racismo o discriminación por parte de la familia “empleadora”;
aunque el machismo (“las mujeres siempre estamos solas”) se hace presente en
todos los ámbitos. Las “señoras de servicio” que trabajaban en las casas
siempre tuvieron un papel especial a lo largo de nuestra historia, y considero
que Cuarón ha hecho un hermoso homenaje que sirve para mostrar un rasgo de
nuestra identidad latinoamericana sin pacaterías, cursilerías o exagerados
conflictos. Al final se da una
reformulación y síntesis nada hollywoodense (¡gracias a Dios!) pero que ofrece
sentido en la vida de la gran familia.
Nota importante: La
semana pasada nos ha impactado y preocupado una triste noticia. Nos referimos a
la despedida ¡por poco tiempo Dios mediante! de la edición impresa de nuestro
admiradísimo y querido periódico El Nacional, debido a la negación del régimen
para facilitarle la adquisición del papel. Rogamos a Dios y a todas las
personas de buena voluntad para que pueda seguir resistiendo aunque sea en
digital, hasta lograr una vez más volver a nuestras manos. Desde acá expresamos
nuestra solidaridad ante tal atropello, siempre agradecidos por permitirnos ser
parte de tan digna prensa.
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