Acá les dejamos otra crítica a la película "Libertador" la cual complementa perfectamente lo dicho aquí por otros colegas y nosotros.
Profeballa
Autora: Inés Quintero
Publicado en: Prodavinci
En torno a la película ‘Libertador’: Los héroes mueren de
pie; por Inés Quintero
Una versión actualizada del mito Bolívar es la que se ofrece
en la película Libertador, estrenada el 24 de julio, día de su
nacimiento. El relato tiene un hilo conductor: presentar y reforzar la imagen
mítica, idealizada y heroica de su protagonista, Simón Bolívar. Los hechos, las
circunstancias, el tratamiento de los personajes, las situaciones históricas
son accesorias: se construyen, se acomodan, se tuercen o se inventan para
que se ajusten al propósito de la película y sirvan de entorno y compañía a la
actuación del héroe. No importa si tienen fundamento histórico.
Si hay algo prescindible en la construcción del mito es
precisamente la Historia y esto se advierte claramente en el guión de Timothy
Sexton. La ausencia absoluta de algún tipo de mención referida a la asesoría
histórica como recurso de apoyo en la construcción del relato deja ver que la
reconstrucción histórica de la vida y actuación de Bolívar no son la
preocupación fundamental de la propuesta cinematográfica.
En correspondencia con esta orientación mítica, idealizada,
heroica y épica, el discurso es inevitablemente maniqueo. Muestra clara de ello
es el tratamiento de los personajes principales: son héroes o villanos. Buenos
y malos, no hay medias tintas. Sorprende, no obstante, que los villanos más
destacados no sean los españoles, como podría esperarse en un film épico sobre
la Guerra de Independencia, sino dos americanos: Francisco de Miranda,
caraqueño y Francisco de Paula Santander, neogranadino. Dos figuras que en la
más tradicional hagiografía bolivariana, la escrita por Vicente Lecuna, han
sido presentados como traidores y enemigos de Simón Bolívar en su lucha
constante por alcanzar la independencia y la unidad de todo el continente.
Miranda, en la versión de Libertador, es
interpretado como un descreído, como un hombre con fuertes reservas respecto a
que se pueda llevar a cabo la independencia, aun cuando por más de tres décadas
no hizo otra cosa que pregonar, insistir y promover la ruptura de los lazos que
unían a Hispanoamérica con la corona española. Es Bolívar quien, en un fugaz
encuentro con Miranda, le dice que se vaya a Venezuela a luchar por la
independencia y le hace entrega de los recursos que permitirían financiar la
empresa. Un episodio que simple y llanamente no tiene nada que ver con la
realidad.
La participación de Miranda en la guerra está igualmente
signada por la resolución de justificar y glorificar a Bolìvar. La pérdida de
Puerto Cabello termina siendo responsabilidad del Generalísimo, por no enviar
los refuerzos que Bolívar solicitara para asegurar su defensa. También es
Miranda quien traiciona la república al firmar la capitulación de 1812, cuando
todavía era posible seguir combatiendo, de acuerdo con lo que el propio Bolìvar
manifiesta al rechazar y condenar la decisión del viejo militar. Todo ello
justifica sobradamente que Bolívar haya participado en la entrega de Miranda a
las autoridades realistas. No hay discusión posible respecto a quién es el
héroe y quién el villano en esta versión de los hechos. Lo relevante, lo
fundamental, lo que guía la acción es presentar a Bolívar de forma tal que no
queden sombras ni dudas en torno a la validez y contundencia de sus actos.
En el caso de Santander ocurre otro tanto. Las acciones del
militar neogranadino, cuando aparece en escena, son para obstaculizar o
contradecir la voluntad inquebrantable de Bolívar de llevar adelante sus firmes
designios libertarios; así sucede, por ejemplo, cuando Santander se niega a
cruzar son sus tropas una imaginaria frontera entre Nueva Granada y Venezuela,
simbolizada en un riachuelo inexistente. Bolívar le sale al paso y arenga a los
soldados con una capacidad de convencimiento tal que las tropas,
inmediatamente, dejan plantado a su superior y se unen al ejército de Bolívar
para continuar la marcha. Es Santander un intrigante, un conspirador, un
pusilánime, el enemigo número uno de la unidad colombiana y, por supuesto,
quien atenta directamente contra la vida del Liberador la noche del 25 de
septiembre. El villano sin tregua.
El héroe también tiene su mentor, su guía e inspirador:
Simón Rodríguez, el maestro de la infancia, omnipresente en todo tiempo y
lugar, en San Mateo, París, Caracas y Bogotá, aun cuando los encuentros entre
maestro y discípulo no se ajusten a los itinerarios geográficos de cada cual.
Es Rodríguez el revolucionario cabal, responsable directo de conducir a Bolívar
por el buen camino, al lado de los oprimidos, en contra de los opresores. Junto
a él están los aliados incondicionales y consecuentes seguidores del
Libertador: Antonio José de Sucre, Rafael Urdaneta y Daniel Florencio O’Leary,
leales sin fisuras. No son visibles las diferencias, los desencuentros, los
intereses y desempeños de cada quien, tampoco importan el cuándo, el cómo ni el
dónde. Son los buenos de la película y punto.
En el centro de los acontecimientos naturalmente se
encuentra El Libertador, el héroe sin tacha. La imagen que se ofrece de Bolívar
reúne los referentes más convencionales del culto heroico construidos y
difundidos, sin variaciones, desde el siglo XIX, con las invenciones más
recientes del bolivarianismo “revolucionario” y los ingredientes de la
imaginación tropicalizada del guionista importado. Allí está todo: el
artistócrata que abandona posición y fortuna para convertirse en el conductor
de la independencia; el amor sublime que lo une a María Teresa; el luchador
valiente e indomable frente a la adversidad; el adalid de la unidad, la
igualdad y la libertad; el visionario incomprendido por sus contemporáneos y
traicionado por la ambición de sus adversarios; el héroe popular que dirige y
apoya a los desposeídos; el militar jovial y sencillo, compañero fraterno de
indios, negros, pardos y mulatos; el revolucionario sin cortapisas que a
caballo, andando o en canoa recorre la selva, la montañas y los ríos de la
impresionante geografía americana.
Este relato mítico no puede terminar con un Bolívar tísico,
disminuido, deprimido ni derrotado: los héroes mueren de pie. Es el desiderátum
de sus realizadores. Por tanto, para darle un final que se corresponda con el
hilo conductor que guía la acción, resulta mucho más efectiva y de mayor
contundencia la teoría de la conspiración, de la traición, del posible
asesinato del protagonista. No tienen la menor relevancia las muchas
referencias de distinto tipo que se han escrito sobre la enfermedad y muerte de
Bolívar. Tampoco merecen atención ni consideración los resultados de la
investigación sobre las causas de su muerte que arrojó el estrambótico y
caprichoso proceso de la exhumación de sus restos.
La historia, los datos, la realidad, son accesorios inútiles
e irrelevantes para la construcción y fortalecimiento del mito. El culto al
héroe se mantiene vivo, intacto, reforzado y actualizado con los
controversiales ingredientes que nutren el debate actual respecto a Simón
Bolívar y también de manera muy sensible por el uso político de la Historia.
Una discusión que, además de insoslayable, pertinente y necesaria, trasciende
con creces la polémica que ha suscitado el relato mítico y complaciente
que ofrece Libertador.
3 comentarios:
Muchas gracias por este post. A veces entro en el desespero al ver la manera tan irracional como la sociedad venezolana maneja este mito y cómo ciertos grupos de interés se empecinan en manipular nuestra historia.
Saludos viejo amigo.
¡No podemos desesperar aunque hay razones para ello!
Nos duele el país pero la historia está llena de ejemplos de dignidad. Mi tarea docente siempre anhela transmitiri esos ejemplos.
Un abrazo
Interesante punto de vista!! se pretende Glorificar la Figura de Bolívar?? Se presentan a Miranda y Santander como Enemigos del Libertador??.con todo respeto,pero las cosas que hay que leer,pretender esconder bajo una aparente critica y preocupacion por la verdad historica la posicion ideologica y politica de quienes lo hacen me parece totalmente absurdo!!
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