Autor: Clemente Balladares
En diciembre de 1944, Richard se encontró con su amigo Jan Stein que
volaba Mosquitos; éste le dijo que al terminar el conflicto pensaba emigrar a
Venezuela donde vivía su hermano Alexander. Sin embargo faltaban cinco meses
más de guerra.
De regreso en Bélgica, y en las primeras horas del primer día de 1945, Richard fue sorprendido por los últimos esfuerzos de los germanos por ganar o lograr una derrota aceptable. En el nevado aeródromo de Saint Denijs Westren, cerca de Ghent, su ala conformada por los escuadrones 302, 308 y 317 estaban bombardeando las vías ferroviarias alemanas. En el momento en que los cazabombarderos polacos regresaban fueron sorprendidos por la unidad JG1 de la Luftwaffe que estaba dejando en llamas el aeródromo. A pesar del poco combustible, aceptaron la pelea y Gluski que se encontraba en la torre de control, pidió refuerzos a Antwerp por radio, la cual envió más Spitfires polacos para contrarrestar los treinta aviones atacantes. Diecisiete Bf109 alemanes cayeron por ocho propios al final de la gran batalla.
A fines de febrero el 305 toma parte en la operación "Clarion", donde siete mil aviones aliados atacaron los restos de la Alemania nazi. El escuadrón de Gluski envió dieciséis Mosquitos que atacaron blancos de oportunidad entre Bremen, Hamburgo y Colonia. De los Mosquitos del 305, diez regresaron dañados, entre ellos tres volando con un solo motor.
El 7 de mayo llegó la victoria a Europa. Durante la guerra el 305 había totalizado dos mil trescientas diez horas nocturnas de vuelo, ciento cincuenta y ocho de día; soltado doce mil ciento treinta y cuatro toneladas de bombas y disparado trescientas sesenta mil cien balas a un costo de veinticinco polacos muertos y treinta y cinco aviones perdidos. Richard había sobrevivido.
En 1946 Gluski tuvo que soportar enterarse de la muerte de su padre en los campos de concentración nazi y trató de reunir a lo que quedaba de su familia. A su madre la encontró en la antigua hacienda con su sobrino de ocho años, y lo peor era que el nuevo gobierno polaco había confiscado las propiedades familiares. Salió de Polonia a Berlín oriental donde con la ayuda de soldados británicos los pasó a Hannover sobornando a los oficiales soviéticos con tres motores de Spitfires. Incluso logró sacar a treinta refugiados adicionales rumbo a Londres, entre ellos estaba Helena Kucharska que era la novia de su artillero Mietek Miszewski.
De regreso en Bélgica, y en las primeras horas del primer día de 1945, Richard fue sorprendido por los últimos esfuerzos de los germanos por ganar o lograr una derrota aceptable. En el nevado aeródromo de Saint Denijs Westren, cerca de Ghent, su ala conformada por los escuadrones 302, 308 y 317 estaban bombardeando las vías ferroviarias alemanas. En el momento en que los cazabombarderos polacos regresaban fueron sorprendidos por la unidad JG1 de la Luftwaffe que estaba dejando en llamas el aeródromo. A pesar del poco combustible, aceptaron la pelea y Gluski que se encontraba en la torre de control, pidió refuerzos a Antwerp por radio, la cual envió más Spitfires polacos para contrarrestar los treinta aviones atacantes. Diecisiete Bf109 alemanes cayeron por ocho propios al final de la gran batalla.
A fines de febrero el 305 toma parte en la operación "Clarion", donde siete mil aviones aliados atacaron los restos de la Alemania nazi. El escuadrón de Gluski envió dieciséis Mosquitos que atacaron blancos de oportunidad entre Bremen, Hamburgo y Colonia. De los Mosquitos del 305, diez regresaron dañados, entre ellos tres volando con un solo motor.
El 7 de mayo llegó la victoria a Europa. Durante la guerra el 305 había totalizado dos mil trescientas diez horas nocturnas de vuelo, ciento cincuenta y ocho de día; soltado doce mil ciento treinta y cuatro toneladas de bombas y disparado trescientas sesenta mil cien balas a un costo de veinticinco polacos muertos y treinta y cinco aviones perdidos. Richard había sobrevivido.
En 1946 Gluski tuvo que soportar enterarse de la muerte de su padre en los campos de concentración nazi y trató de reunir a lo que quedaba de su familia. A su madre la encontró en la antigua hacienda con su sobrino de ocho años, y lo peor era que el nuevo gobierno polaco había confiscado las propiedades familiares. Salió de Polonia a Berlín oriental donde con la ayuda de soldados británicos los pasó a Hannover sobornando a los oficiales soviéticos con tres motores de Spitfires. Incluso logró sacar a treinta refugiados adicionales rumbo a Londres, entre ellos estaba Helena Kucharska que era la novia de su artillero Mietek Miszewski.
(Continúa mañana)
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