lunes, octubre 03, 2011

Extracto del nuevo libro coordinado por Inés Quintero sobre la Independencia Venezolana

Las causas de la independencia: un esquema único, por Inés Quintero (Extracto gracias a Prodavinci)

Por Inés Quintero | 29 de Septiembre, 2011

Un discurso constante

Existe en la actualidad un esquema de interpretación bastante generalizado que presenta de manera simplificada y absolutamente uniforme las causas de la independencia de Hispanoamérica. Esto puede advertirse en la mayoría de las páginas web de amplia y masiva consulta cuando se realiza una búsqueda sencilla al respecto. En todas ellas la explicación es la misma, tanto para el conjunto de Hispanoamérica, como para cada uno de los procesos independentistas que tuvieron lugar desde la Nueva España hasta el Río de la Plata. Se ofrece una sola fórmula explicativa organizada en dos grandes bloques clasificados, para fines expositivos, en causas internas y externas. De acuerdo a ello, y empezando por las primeras, la independencia ocurrió como respuesta a los vicios y perjuicios de la colonización española y al malestar que ello había generado en los territorios bajo el control de España. Según se puede leer en publicatucurso.com:

La sociedad latinoamericana había llegado a un punto de gran descontento como consecuencia de la colonización española. ¿Por qué? Por factores tales como la corrupción administrativa, el trato dado a los indígenas, la expulsión de los jesuitas en 1767 (lo que interrumpió su labor en tierras americanas), la desigualdad entre criollos y españoles o el establecimiento de un régimen de monopolios que dificultaba el desarrollo de la economía americana.

No es muy diferente a lo que ofrece buenastareas.com, página web mexicana que, a la hora de exponer lo ocurrido en la Nueva España, señala: «Las causas internas correspondieron, primero, a la desigualdad social; los criollos se sentían relegados a un segundo plano por los peninsulares, y fueron aquellos los que dirigieron la revolución». En materia económica la explicación es como sigue:

España había considerado siempre a América como parte de ella misma, y por ende había dejado en pie un sistema de monopolios, estancos y barreras que tendían a impedir el libre comercio exterior. Los impuestos eran muy elevados y España estaba en decadencia.

Otra página web, profesorenlinea.com, producida en Chile, advierte que una de las causas internas de la independencia de ese país se asentó en las diferencias que separaban a criollos y peninsulares: «fue de la antipatía entre españoles y criollos que surgió la revolución». Concluye exponiendo que la independencia de Chile ocurrió a consecuencia del descontento de los chilenos más ilustrados con la metrópoli española.

En la consultadísima Wikipedia, al referirse a la independencia de Venezuela, se afirma que una de las causas más influyentes fue «el deseo de poder de los grupos criollos que poseían el estatus social y económico pero no el político». Se trata de una explicación común según la cual la independencia fue la respuesta de los criollos frente a las limitaciones políticas y las trabas económicas impuestas por la metrópoli en sus territorios de ultramar, sin que se establezcan m-atices ni diferencias.

Esta uniformidad expositiva se advierte, con mayor homogeneidad, al presentar lo que se denominan factores externos. En la totalidad de las páginas web la oferta es la misma: fueron las ideas de los enciclopedistas, el pensamiento ilustrado, la independencia de los Estados Unidos y la Revolución francesa las «causas externas» que influyeron, determinaron u ocasionaron la independencia de México, Chile, Colombia, Venezuela, Paraguay, etc., etc., etc., y naturalmente de toda Hispanoamérica. La Ilustración hizo aparecer la idea de libertad, mientras que la Declaración de Independencia estadounidense (1776) y la Revolución francesa (1789-1799) sirvieron de modelos para la lucha independentista. En algunos portales, como el llamado Kalipedia, se destaca especialmente la influencia de los Estados Unidos: «Siguiendo el ejemplo de Estados Unidos, entre 1810 y 1824 se desarrolló el proceso de independencia de la mayoría de las colonias españolas en América».

Existe una simetría y afinidad perfecta entre los contenidos de las páginas web y los manuales de enseñanza, lo cual no es de extrañar ya que, en gran medida, la mayoría de los portales electrónicos se nutren de estos, citándolos o no, o viceversa.

En el caso de Venezuela, resulta ilustrativa la presencia en los textos educativos de un esquema único en el cual se mantiene sin variaciones la división entre causas internas y externas, de acuerdo a lo establecido por los programas oficiales de enseñanza de la historia. Así puede verse en la Historia de Venezuela preparada por Emigdio Peña, publicada en 1966 y ajustada al programa oficial para 4.º grado; en el libro escrito por Vinicio Romero en el año 2000 para el 7.º grado; y en otro texto, elaborado por Morella Jiménez Grazzina en 2001 y reimpreso en 2008, también para el 7.º grado. En todos ellos se dice exactamente lo mismo que exponen Guillermo Morón, Juan Carlos Reyes y Vinicio Romero en la Historia de Venezuela para el 8.º grado. Se trata de un esquema simple, único, fijo e inescapable en el cual la explicación de la independencia se organiza, como se ha dicho hasta el cansancio, en dos tipos de causas: internas y externas.

En este último libro, los factores externos de la independencia de Venezuela, al igual que en el resto de la América Hispana, son las ideas de la Ilustración francesa, las cuales tuvieron una gran repercusión en América a raíz de los viajes de Tadeo Haenke, Antonio de Ulloa, Alexander von Humboldt y Aimé Bonpland, quienes despertaron en los americanos el interés por los cambios que estaban ocurriendo en Eu-ropa; las ideas revolucionarias de los jesuitas; la independencia de los Estados Unidos, «ejemplo a seguir por todos los revolucionarios del mundo», a lo cual añaden:

El movimiento revolucionario haitiano al sembrar las ideas de igualdad y libertad en una parte considerable de la población esclava de América y por su apoyo a los patriotas que luchaban por la independencia; la Revolución francesa y, por último, la invasión de Napoleón a España.

En el mismo libro se presentan las siguientes causas internas, las cuales pueden resumirse de la siguiente manera: el monopolio comercial y la acentuación de los controles comerciales luego de la llegada de la dinastía borbónica al trono de España; el cobro de impuestos a los indios y negros libres, lo cual produjo numerosas protestas que contribuyeron a crear un clima favorable hacia la independencia; y por último el malestar de los blancos criollos frente a la política colonial y al ejercicio del poder político de manera exclusiva por parte de los funcionarios españoles.

El texto que acabamos de referir, escrito por historiadores contemporáneos, al igual que los otros citados, no se distancian de los con-te-nidos difundidos en las primeras décadas del siglo XX. En 1929 se publicó la Historia de Venezuela para la enseñanza superior, un popular texto elaborado por el hermano Nectario María, del cual existen numerosas ediciones. Al abordar el tema de las causas de la independencia, se presentan organizadas en remotas y próximas, donde figuran:

1.ª La independencia de los Estados Unidos del Norte. El ejemplo de esta nación fue una lección práctica para los patriotas venezolanos, en especial para Miranda, quienes soñaron para Venezuela igual beneficio. 2.ª Las ideas de libertad propagadas por los filósofos del siglo XVIII y por la Revolución francesa cundieron por doquiera y fomentaron entre los espíritus cultivados de la colonia los deseos de emanciparse de España. 3.ª La cultura e ilustración que había adquirido la sociedad de Caracas hizo que los blancos criollos de Caracas desearan tener el gobierno de la colonia, destruir los monopolios y remediar todas las necesidades del país. Contribuyó a encender este deseo, el desprecio con que el español miraba al criollo. La causa inmediata que precipitó la independencia fue la invasión de España por los franceses que causó la desorganización del legítimo gobierno en España.

Se trata, sin duda, de un esquema que ha logrado mantenerse en el tiempo sin mayores modificaciones y cuya elaboración se encuentra asociada al proceso mediante el cual se fue construyendo un consenso historiográfico que sirvió de soporte a la edificación de la nación y a la formación de una idea fija y estable sobre el pasado, cuya perdurabilidad se expresa en el proceso educativo formal hasta nuestros días.

El despotismo español

En Venezuela, al igual que en otras naciones latinoamericanas, las primeras obras que se ocuparon de la independencia fueron escritas durante los años de la guerra o en las décadas siguientes y sus autores, en la mayoría de los casos, estuvieron directamente involucrados en los hechos que narran.

El propósito inicial de algunas de estas obras fue propagandístico: el objetivo fundamental era dar a conocer los hechos americanos y conseguir así apoyo para el proyecto independentista. No obstante, muy rápidamente, esta motivación se modificó. Las obras que se publicaron en los años finales de la guerra y en las décadas siguientes tuvieron como finalidad preservar la documentación y dejar testimonio de lo ocurrido para que, cuando el ambiente estuviese más apacible, sirviesen como insumo para la escritura de la historia. También durante estas décadas posteriores a la guerra se publicaron las primeras historias generales de Venezuela, las cuales constituyen un referente insoslayable en la elaboración de los fundamentos y contenidos de las historias patrias.

En todas estas obras es posible advertir la traslación al discurso historiográfico de los contenidos y argumentos presentes en las proclamas y documentos políticos de la independencia. Esto es particularmente claro cuando se condena al pasado colonial como un período oscuro, sin realizaciones, resultado natural del despotismo español, y se explica y justifica la independencia como respuesta inevitable a los trescientos años de dominación española. Estos contenidos estigmatizadores del pasado monárquico están presentes en los discursos de la Sociedad Patriótica, en la Declaración de la Independencia del 5 de julio de 1811, en los manifiestos que dan a conocer la resolución independentista, y en otros manuscritos elaborados y publicados en las décadas siguientes. Sobre ello insistirá reiteradamente Simón Bolívar en algunos de sus documentos más representativos.

Resulta ilustrativo, en relación con la condena del período hispánico, el discurso presentado ante el Congreso General de Venezuela por parte de uno de los miembros de la Sociedad Patriótica de Caracas, a fin de justificar y exigir la inmediata declaración de la independencia:

Cuando echamos una ojeada sobre la historia política de Venezuela hasta el 19 de abril del año pasado, se nos presenta luego el teatro más horrible en que el despotismo con todos sus atributos ejerció su imperio de ferocidad por más de 300 años: veremos la humanidad degradada hasta aquel punto de impotencia moral que entorpece todas las facultades; veremos el monopolio y el egoísmo jugar los primeros papeles en esta escena de crímenes y de horrores; veremos los derechos de los hombres vulnerados, pisados y reputados por delincuencia de alta traición; veremos al Gobierno español empeñado por sistema en obstruir todos los canales de la ilustración pública, y condenar a los americanos a un estado de barbarie que sólo él podría contener su sacudimiento; veremos a la Augusta Religión que profesamos y que fue establecida sobre las bases de la unión, la concordia, de la paz y de la justicia, profanada por el barbarismo español y valerse de su excelso nombre para proscribir a todo hombre que quería instruirse y darse a conocer; veremos en fin la agricultura, el comercio, la industria, y las artes ser la presa de estos malvados; y sacar de estas fuentes de la felicidad común todas las utilidades e intereses que les proporcionaba la impunidad de sus delitos y las tramas sagaces con que satisfacían su insaciable codicia.

La situación se presenta sin eufemismos; los males de Venezuela tienen su origen en la barbarie, horrores y crímenes cometidos por el gobierno español. El acta del 5 de julio, en la cual se declara la independencia absoluta de Venezuela, comienza haciendo valer el derecho que tiene todo país conquistado a recuperar su estado de propiedad e independencia. En el mismo documento se juzga de manera crítica la administración colonial por «la larga serie de males, agravios y privaciones que el derecho funesto de conquista ha causado indistintamente a todos los descendientes de los descubridores, conquistadores y pobladores de estos países».

Ese mismo mes de julio, el día 30, por decisión del Congreso General de Venezuela se redacta y publica un extenso documento titula-do «Manifiesto que hace al mundo la Confederación de Venezuela en la América Meridional de las razones en que ha fundado su absoluta independencia de España y de cualquiera otra dominación extranjera».

El fundamento esencial de la resolución independentista, tal como se desprende del manifiesto, fue poner fin al despotismo español, a la degradación, opresión y servidumbre de la América «condenada por más de tres siglos a no tener otra existencia que la de servir a aumentar la preponderancia política de la España». En el mismo manifiesto se denuncian y exponen otros «agravios» cometidos por la Corona española, los cuales justificaban la decisión tomada el 5 de julio: el monopolio ejercido por España sobre los preciosos e incalculables recursos de los americanos; la adjudicación de la mayoría de los empleos civiles políticos y militares de alta jerarquía en manos de los europeos; la reproducción del espíritu de la conquista por más de trescientos años de sumisión y sacrificios.

Años más tarde, en diciembre de 1815, Simón Bolívar insiste en estos mismos argumentos. En su «Contestación de un americano meridional a un caballero de esta isla» (refiriéndose a Henry Cullen) conocida comúnmente como la «Carta de Jamaica», condena los trescientos años del gobierno metropolitano, denuncia las barbaridades cometidas durante la conquista, expuestas entre otros por el «filantrópico obispo de Chiapas» (Bartolomé de Las Casas) y reitera lo expuesto en otros documentos de la época acerca de la exclusión de los americanos de los altos cargos gubernativos:

Los americanos en el sistema español que está en vigor, y quizá con mayor fuerza que nunca, no ocupan otro lugar en la sociedad que el de siervos propios para el trabajo, y cuando más el de simples consumidores… Estábamos, como acabo de exponer, abstraídos y digámoslo así, ausentes del universo en cuanto es relativo a la ciencia del gobierno y la administración del estado. Jamás éramos virreyes, ni gobernadores, sino por causas muy extraordinarias; arzobispos y obispos pocas veces; diplomáticos nunca; militares sólo en calidad de subalternos; nobles, sin privilegios reales; no éramos, en fin, ni magistrados, ni financistas, y casi ni aun comerciantes: todo en contravención directa de nuestras instituciones.

Historia y Nación

La condena, la crítica, la denuncia reiterativa de lo que significaron para los americanos los trescientos años de dominación colonial y su vinculación directa con la explicación causal de la independencia, como se dijo en párrafos anteriores, se incorporó tempranamente al discurso historiográfico, lo cual se advierte de manera bastante clara en las primeras historias generales publicadas inmediatamente después de que se dio inicio a la construcción de la nación, luego de la disolución de la República de Colombia.

Feliciano Montenegro y Colón en su Historia de Venezuela, cuando se refiere a los sucesos de la independencia, hace mención directa a que «las pesadas cadenas con los españoles habían afligido a los americanos». Rafael María Baralt en el Resumen de la Historia de Venezuela, en sus conclusiones del tomo I, referido en su totalidad a la historia colonial, hace un balance negativo de los trescientos años de dominación española. Destaca la incomunicación a la que fue sometida Venezuela con el resto del mundo, la falta de instrucción general, la extinción de las generaciones indígenas, para finalizar con un balance en el cual presenta en términos absolutamente deplorables lo que fue la administración española en estas tierras y explica la independencia como el desenlace inevitable frente a tan desolador panorama:

De más sería repetir aquí lo que otras veces hemos dicho al juzgar de los muchos motivos que se oponían a la felicidad del país y a la mejora intelectual y moral de sus habitadores. No hay pues para qué disimularse el miserable estado de éstos. La ínfima clase se hallaba embrutecida y pobre; la más elevada era con pocas excepciones ignorante y vanidosa. Por doquiera se veía enseñoreada la superstición: en los ricos el lujo y los vicios que éste engendra. Amor al saber, generosidad, valor y patriotismo había en aquellos pechos; pero faltaba la libertad, y sin ella la virtud rara y oscura, se asemeja a los fuegos pasajeros y sin calor que se levantan del suelo de las sepulturas. La libertad, empero, alma de lo bueno de lo bello y de lo grande, diosa de las naciones, brilló por fin sobre la patria nuestra y en ese día ¡cuánta luz no brotó de aquellas tinieblas, cuántos héroes no salieron de aquella generación de esclavos!.

En ambos autores se resume lo que se convertirá en fundamento esencial de las historias patrias: la satanización del pasado colonial como justificación y causa de la independencia; así puede verse en otras obras de la época, y en los primeros manuales de enseñanza que tuvieron amplia difusión durante el siglo XIX.

También durante estas primeras décadas de construcción y fundamentación de la nación se dan a conocer los planteamientos de Francisco Javier Yanes, actor de primera línea en los sucesos de la independencia, a la vez que estuvo involucrado directamente en la disolución de la unidad colombiana y en la construcción de la República de Venezuela a partir de 1830. En su libroCompendio de la Historia de Venezuela desde su descubrimiento y conquista hasta que se declaró estado independiente, comparte la visión difundida por las obras ya referidas sobre los desafueros de la administración colonial y le añade el argumento según el cual la independencia era inevitable:

Las revoluciones son producidas por dos causa principales: el despotismo de los soberanos o la manera con que los pueblos son gobernados. Si la naturaleza ha dicho a un individuo en su fuerza física y moral tú eres libre, ningún ser del mundo tiene derecho a dirigir tus acciones, claro está que ella no ha podido decir a un pueblo que él debería estar eternamente sometido a una cierta dominación, puesto que ese pueblo se compone de hombres que han nacido libres.

Se vale Yanes de una comparación sencilla. Se trataba de una evolución natural: al igual que ocurría en la naturaleza entre padres e hijos sucedía entre las colonias y la metrópoli. Había llegado el tiempo en que «Venezuela debía fijar para siempre sus destinos. El orden de las cosas y las circunstancias políticas lo exigían imperiosamente y ya no era posible retardarlo sin peligro de una ruina espantosa». También está en la obra de Yanes la mención directa a la influencia que ejercieron las revoluciones de los Estados Unidos y Francia en la independencia de Venezuela. Ambas experiencias presentaron «un conjunto de lecciones y excitaciones que más temprano o más tarde no era posible de dejar de imitar».

Esta manera relativamente uniforme de interpretar y explicar la independencia como la respuesta inevitable al despotismo español, y su reproducción directa del discurso político a la elaboración historiográfica, contribuyeron a la formación de referentes comunes respecto al pasado y permitieron al mismo tiempo la construcción de un sólido consenso historiográfico en torno a las causas fundamentales que dieron origen no solo a la independencia, sino a la nación como su resultado más cabal. La historia nacional tiene su génesis en la ruptura del nexo colonial; a partir de allí comienza un nuevo tiempo de grandes realizaciones las cuales contrastan con el oprobio y oscurantismo característicos del período precedente.

***

El relato invariable: Independencia, Mito y Nación
Inés Quintero (coordinadora)
Editorial Alfa

2 comentarios:

yaguaraneitor dijo...

alguien puede decirme en donde comprar o conseguir ese libro? saludos

yaguaraneitor dijo...

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