Nuestra memoria es selectiva porque no posee una fuerte relación con el estudio profesional de la historia
Es un lugar común repetir la afirmación que el venezolano no tiene memoria y por eso es engañado una y otra vez por los politiqueros. No es que no tenga recuerdos de su historia como nación, sino que posee una memoria selectiva que adapta a sus necesidades y/o se apega con facilidad a la historia oficial. Las mayorías votaron por Carlos Andrés Pérez recordando la bonanza de su primer gobierno, y se opusieron a este mismo Presidente al achacarle los errores del sistema que le permitió elegirlo. Se hicieron chavistas, porque el comandante golpista del 4-F le prometió el combate a los corruptos, la distribución de la riqueza petrolera “mal repartida en todo el siglo XX”, y el regreso a la Venezuela “en que se dormía con las puertas abiertas” gracias a la “mano dura de un militar” (¡Y qué casualidad! Otro militar golpista). Ahora, ese mismo pueblo, le hace oposición a Chávez porque anhela las libertades y el consenso de un tiempo histórico: los 40 años de democracia puntofijista. ¿No tenemos memoria?.
Nuestra memoria es selectiva porque no posee una fuerte relación con el estudio profesional de la historia, de manera que termina siendo víctima de la propaganda oficial – tanto de este gobierno como los del pasado – la cual gira en torno a los héroes, fechas, mitos y resentimientos. La historia, a diferencia de la memoria, acepta todos los hechos, desde los más bochornosos hasta los que nos llenan de orgullo. La historia tiene una ambición totalizadora, comprensiva y democrática; más allá de los juicios de valor en relación a la política, que por lo general tiende a ver todo desde la realidad del presente. La historia es democrática, porque mira el pasado desde todas las perspectivas: ideologías, escuelas historiográficas y generaciones.
¿Toda memoria es selectiva? Según buena parte de los historiadores, lo que podemos observar en los venezolanos es algo natural a toda memoria colectiva. Se tienden a pensar que la memoria está formada por los mitos, e incluso es el “lugar” donde la historia oficial se puede arraigar. En algunos casos, puede ocurrir que la memoria coincida con los estudios históricos, pero no es lo más frecuente. Los Estados y organismos internacionales han tendido, en las últimas década, ha fortalecer el recuerdo de ciertos hechos traumáticos para la sociedad, tales como guerras, genocidios (la Shoá es el mejor ejemplo), o dictaduras. Dicha política se han sustentado en dos argumentos: hacer justicia con las víctimas y sus descendientes y evitar que se repitan estas tragedias. Los mejores ejemplos son el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia establecido oficialmente en Argentina en el 2002 para recordar las víctimas de la última dictadura; el Día Internacional de la Memoria del Holocausto y Prevención de Crímenes contra la Humanidad que creó la ONU en el 2005, y la Ley de Memoria Histórica de España del 2007 para reconocer las víctimas de la guerra civil y la dictadura de Franco.
Al final, todas estas acciones contra el olvido, con la mejor intención que posean, pueden generar nuevos mitos y resentimientos; a menos que estén acompañadas del estudio de la historia desde una perspectiva amplia. Es inevitable, siempre es difícil relacionar memoria e historia, pero es la tarea que tenemos por delante.
1 comentario:
Hola a todos!
Sobre la importancia de la memoria puedo dejar un video de una entrevista a una profesora de la ULA, de un sitio que se ocupa de guardar la memoria historica!
Spero os interese! Gracias1
http://www.memoro.org/ve-es/video.php?ID=2858
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