Les dejo acá el artículo semanal del historiador Elías Pino Iturrieta que publica todos los sábados en El Universal.
Citas oportunas
Acudo a Baltasar Gracián cuando me siento fren- te a un desafío para el cual se requieren recetas prácticas que no excluyan la moral, que mezclen los consejos para actuar ante una situación concreta sin olvidarse de sugerencias vinculadas con las virtudes teologales (fe, esperanza y caridad).
Las obras del imprescindible jesuita del siglo XVII fueron hechas para todos los tiempos, no sólo por la calidad de una escritura destinada a permanecer en la posteridad sino también por el tino universal de unos consejos capaces de rendir servicios inapreciables a quien requiera algo más que un manual de autoayuda para soldar el rompecabezas de su existencia, o para actuar con sutil fortaleza frente a un reto de trascendencia.
Hoy, cuando estamos en la víspera de atender el llamado de un hombre poderoso y de resolver en torno a lo que nos pide como ciudadanos en un acto electoral, he acudido al autor del Oráculomanual y arte de prudencia con el propósito de buscar luces para no perderme en una insólita encrucijada, para afinar la puntería de una decisión fundamental que me compete como individuo debido a la responsabilidad que tengo con la suerte de la sociedad. De seguidas copiaré los fragmentos del Oráculo que ahora llamaron mi atención, a ver si pueden atraer la sensibilidad del lector como hicieron con quien ahora se ocupa de transcribirlos. Son consejos sabios, según quizás apreciarán.
"No cansar. Suele ser pesado el hombre de un negocio y el de un verbo. La brevedad es lisonjera y más negociante. Gana por lo cortés lo que pierde por lo corto. Lo bueno, si breve, dos veces bueno. Y aun lo malo, si poco, no tan malo& Y es verdad común que, hombre largo, raras veces entendido: no tanto en lo material de la disposición cuanto en lo formal del discurso. Hay hombres que sirven más de embarazo que de adorno del universo -alhajas perdidas, que todos las desvían-. Excuse el discreto el embarazar".
"No ser acriminador. Hay hombres de genio fiero: todo lo hacen delito, y no por pasión, sino por naturaleza. A todos condenan, a unos porque hicieron, a otros porque harán. Indica ánimo peor que cruel, que es vil. Y acrimina con tal exageración, que de los átomos hacen vigas para sacar los ojos& Pero si media la pasión, de todo hacen extremos. Al contrario la ingenuidad: para todo haya salida, sino de intención, de inadvertencia".
"Nunca hablar de sí. O se ha de alabar, que es envanecimiento, o se ha de vituperar, que es poquedad: y siendo culpa de cordura en el que dice, es pena de los que oyen. Si esto se ha de evitar en la familiaridad, mucho más en puestos sublimes, donde se habla en común, y pasa ya por necedad cualquier apariencia de ella".
"Señorío en el decir y en el hacer. Hácese mucho lugar en todas partes, y gana de antemano el respeto. En todo influye: en el conversar, en el orar, hasta en el caminar y aun el mirar; en el querer. Es gran victoria coger los corazones; no nace de una necia intrepidez, ni del enfadoso entretenimiento; sí en una decente autoridad, nacida del genio superior y ayudada de los méritos".
"Atención al informarse. Vívese lo más de información: es lo menos lo que vemos; vivimos de fe ajena; es el oído la puerta segunda de la verdad y principal de la mentira. La verdad ordinariamente se ve; extravagantemente se oye; raras veces llega en su elemento puro, y menos cuando viene de lejos; siempre trae algo de mixta, de los afectos por donde pasa; tiñe de sus colores la pasión cuanto toca, ya odiosa, ya favorable: tira siempre a impresionar: gran cuenta con quien alaba, mayor con quien vitupera".
"Estómago para grandes bocados de la fortuna. En el cuerpo de la prudencia no es lo menos importante un gran buche, que de grandes partes se compone una gran capacidad. No se embaraza con las buenas dichas quien merece otras mayores; lo que es ahíto en unos es hambre en otros. Hay muchos que se les gasta cualquier muy importante manjar por la cortedad de su natural, no acostumbrado ni nacido para tan sublimes empleos; acedándoles el trato y con los humos que se levantan de la postiza honra, viene a desvanecérseles la cabeza; corren gran peligro en los lugares altos, y no caben en sí porque no cabe en ellos la suerte. Muestre, pues, el varón grande que aún le quedan ensanches, y huelga con especial cuidado do todo lo que puede dar indicio de angosto corazón". eliaspinoitu@hotmail.com
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