Formación en valores a través del cine. Crónicas cinéfilas (III)

Ayer vi ese clásico del cine que es Matar un ruiseñor (1962) dirigida por Robert Mulligan, el cual hace una muy buena adaptación del libro de Harper Lee (quien ganó el premio Pulitzer por su novela). Esta es una película que nos muestra la vida en un pequeño pueblo del sur de los Estados Unidos a mediados de la década de los treinta, en el cual predomina el racismo de la comunidad blanca hacia la comunidad afroamericana. En la película se desarrolla un juicio en el que se acusa a un joven negro de haber violado a una mujer blanca; y se muestra como se juzga a una persona, no por los hechos que racionalmente se pueden investigar, sino por los prejuicios que se tienen hacia este. Lo que realmente me impactó de la película es el personaje principal: Atticus Finch (Gregory Peck), el cual representa un modelo de vida ejemplar, al hacer siempre lo que cree – justo - a pesar de las dificultades y peligros que esto signifique. Muchos dirán que estas personas sólo existen en libros y películas, pero yo he tenido la suerte de conocerlos en la vida real. Atticus Finch es el abogado que defiende al joven negro en medio de graves peligros para su vida y los de su familia. ¿Dónde están los Atticus en Venezuela? Atticus participa como abogado a pesar de que el sistema está corrompido; no se rinde, hace lo correcto.

¿Qué deberíamos hacer en nuestro sistema educativo para lograr formar personas como Atticus Finch?.

Post Post: en el blog Iglesia en la Prensa hace poco su autor habló de la formación en valores a través del cine, y existe una sección en la página educahistoria sobre este tema.

Nota personal: en medio de mi pasión por el cine este año me he visto en promedio 10 películas por mes, entre clásicos y películas de la cartelera cinematográfica; pero no he cumplido para nada con la meta de hacer la crítica a los aspectos históricos de las mismas.


Profeballa

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