Autor: Carlos Balladares
Si la historiografía venezolana hizo silencio durante todo el siglo XIX en todo lo referente al partido realista, siendo sus protagonistas e ideas olvidados o tenidos por perversos y malvados (STRAKA, T.; 2000; 7). Es a partir del siglo XX con algunos escritos de Laureano Vallenilla Lanz que empieza a ser rescatado del olvido por nuestros historiadores; luego en los sesenta son publicadas importantes testimoniales de los que defendieron la causa del Rey, siendo sus ideas estudiadas a finales dicho siglo por historiadores profesionales, por nombrar dos importantes trabajos: La voz de los vencidos. Ideas del partido realista de Caracas. 1810-1821 (2000) de Tomás Straka y Banderas del Rey (2006) de Ángel Rafael Lombarda Boscán. En el primero en lo que respecta a la ideología realista Straka (2000) señala que “el rescate de los vencidos” se inicia con el trabajo sobre Boves de Germán Carrera Damas (citado por nosotros anteriormente), y muy especialmente por la publicación de los Materiales para el estudio de la ideología realista de la independencia (colección de testimoniales y documentos de la época) en el Anuario del Instituto de Antropología e Historia de la Universidad Central de Venezuela; pero a pesar de estos importantes trabajos faltaba un estudio que sistematizara el ideario realista. La introducción de la anterior recopilación escrita por Germán Carrera Damas da aportes significativos en este sentido, en la misma reconoce la existencia de una ideología realista pero la reduce a una “reacción”, una negación de las propuestas republicanas; y en 1971 Elías Pino Iturrieta sostiene la misma idea al definirla como “reacción tradicionalista” que se enfrenta a la modernidad (STRAKA, T.; 2000; 24).
La historiografía reciente, a pesar del reconocimiento de la existencia de una ideología realista, no ha dejado de verla como reacción tradicional; quizás todavía pesan sobre nuestros historiadores la visión de la historia patria que colocó a los realistas como “antipróceres” o fanáticos “antimodernos”. Somos ilustrados y modernos estudiando a tradicionalistas, no es fácil distanciarnos de esta realidad. Se hace necesario dar un paso más en el estudio del pensamiento realista; revisarlo en su contexto regional (tanto la macroregión venezolana, como en sus regiones), que permita ver las peculiaridades del mismo; y especialmente la evolución de las ideas, deslastrándonos del concepto de ideología inalterable, de simple reacción a algo, porque es imposible que no hayan cambiando en un ambiente tan inestable como fue la guerra.
El estudio de la evolución de la ideología realista desde la perspectiva de la historia regional, en palabras de Straka (2000; 27) tiene en los trabajos sobre las dos ciudades más leales al Rey: Coro (LOVERA REYES, E.; 1990), y Maracaibo (VÁSQUEZ DE FERRER, B.; 1992) importantes representantes; en especial en lo relativo a la influencia del entorno en el pensamiento realista, área de investigación que se está por desarrollar, en especial: el apoyo popular a la causa realista. Straka dice que la meta de su estudio y de esta área de investigación es conocer:
(…) en qué consistía ese deseo de mantener y retornar el viejo orden por el que tanto lucharon los realistas para determinar sus líneas de pensamiento, identificarlas antes y sobre todo después de ellos. (subrayado nuestro).
Por más de un siglo, la historiografía nacional sólo miró una cara de nuestro momento fundacional; es mucho lo que falta por estudiar, estamos en el comienzo; y nuestra meta es seguir ayudando a hacer un camino desconocido por tantos.
Si la historiografía venezolana hizo silencio durante todo el siglo XIX en todo lo referente al partido realista, siendo sus protagonistas e ideas olvidados o tenidos por perversos y malvados (STRAKA, T.; 2000; 7). Es a partir del siglo XX con algunos escritos de Laureano Vallenilla Lanz que empieza a ser rescatado del olvido por nuestros historiadores; luego en los sesenta son publicadas importantes testimoniales de los que defendieron la causa del Rey, siendo sus ideas estudiadas a finales dicho siglo por historiadores profesionales, por nombrar dos importantes trabajos: La voz de los vencidos. Ideas del partido realista de Caracas. 1810-1821 (2000) de Tomás Straka y Banderas del Rey (2006) de Ángel Rafael Lombarda Boscán. En el primero en lo que respecta a la ideología realista Straka (2000) señala que “el rescate de los vencidos” se inicia con el trabajo sobre Boves de Germán Carrera Damas (citado por nosotros anteriormente), y muy especialmente por la publicación de los Materiales para el estudio de la ideología realista de la independencia (colección de testimoniales y documentos de la época) en el Anuario del Instituto de Antropología e Historia de la Universidad Central de Venezuela; pero a pesar de estos importantes trabajos faltaba un estudio que sistematizara el ideario realista. La introducción de la anterior recopilación escrita por Germán Carrera Damas da aportes significativos en este sentido, en la misma reconoce la existencia de una ideología realista pero la reduce a una “reacción”, una negación de las propuestas republicanas; y en 1971 Elías Pino Iturrieta sostiene la misma idea al definirla como “reacción tradicionalista” que se enfrenta a la modernidad (STRAKA, T.; 2000; 24).
La historiografía reciente, a pesar del reconocimiento de la existencia de una ideología realista, no ha dejado de verla como reacción tradicional; quizás todavía pesan sobre nuestros historiadores la visión de la historia patria que colocó a los realistas como “antipróceres” o fanáticos “antimodernos”. Somos ilustrados y modernos estudiando a tradicionalistas, no es fácil distanciarnos de esta realidad. Se hace necesario dar un paso más en el estudio del pensamiento realista; revisarlo en su contexto regional (tanto la macroregión venezolana, como en sus regiones), que permita ver las peculiaridades del mismo; y especialmente la evolución de las ideas, deslastrándonos del concepto de ideología inalterable, de simple reacción a algo, porque es imposible que no hayan cambiando en un ambiente tan inestable como fue la guerra.
El estudio de la evolución de la ideología realista desde la perspectiva de la historia regional, en palabras de Straka (2000; 27) tiene en los trabajos sobre las dos ciudades más leales al Rey: Coro (LOVERA REYES, E.; 1990), y Maracaibo (VÁSQUEZ DE FERRER, B.; 1992) importantes representantes; en especial en lo relativo a la influencia del entorno en el pensamiento realista, área de investigación que se está por desarrollar, en especial: el apoyo popular a la causa realista. Straka dice que la meta de su estudio y de esta área de investigación es conocer:
(…) en qué consistía ese deseo de mantener y retornar el viejo orden por el que tanto lucharon los realistas para determinar sus líneas de pensamiento, identificarlas antes y sobre todo después de ellos. (subrayado nuestro).
Por más de un siglo, la historiografía nacional sólo miró una cara de nuestro momento fundacional; es mucho lo que falta por estudiar, estamos en el comienzo; y nuestra meta es seguir ayudando a hacer un camino desconocido por tantos.
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