Esta semana iba a comentar su muerte ocurrida este último martes, pero mejor la comenta el gran Simón Alberto Consalvi en su artículo de hoy en El Nacional del cual les entrego un extracto:
"Fue uno de los intelectuales venezolanos que entendía a su país como antes, en el siglo XIX o en el XX, lo entendieron Cecilio Acosta o Lisandro Alvarado. Intelectuales al margen del poder, entregados al quehacer de indagar y construir, de crear una conciencia nacional y preservar los derechos de Venezuela como nación. Sus nombres le dijeron, le dicen y le dirán muy poco a las grandes mayorías, o, incluso, a quienes presumen actuar en su nombre y representación. Lo deplorable, sin embargo, no es que ignoren sus nombres, sino que desconozcan sus obras, su pensamiento y su aporte a la comprensión de nuestra historia.
Rafael Armando Rojas fue escritor de estilo austero, de una extraordinaria cultura humanística, y de gran sensibilidad. Estudió humanidades y filosofía en Italia, Bélgica y España. En la Universidad Javeriana de Bogotá obtuvo su doctorado. Fue director del gran Liceo "Simón Bolívar" de San Cristóbal cuando apenas llegaba a los 30 años, pero ya era para entonces el profesor que dejaría huellas profundas. Cuando en un momento de su vida lo hirió una tragedia familiar, el creyente sintió que su fe titubeaba, y entonces escribió su Carta a Dios, como un recurso de filósofo. Durante décadas, Rafael Armando perteneció al servicio exterior de Venezuela. Embajador notable, militó en las mejores causas en la defensa de los intereses del país. Pocos como él han estudiado el proceso de las relaciones internacionales de Venezuela. Quizás en este campo radique lo más sólido de su contribución como historiador. Escribió obras fundamentales como Los creadores de la diplomacia venezolana, un conjunto de ensayos en los cuales explora los orígenes de la política exterior, desde los tiempos de Roscio y de Gual, de las primeras misiones enviadas al exterior después del 19 de Abril. En ese volumen figura su ensayo Venezuela limita al Este con el Esequibo".
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