El 80 aniversario de la Batalla de Inglaterra (III)
Carlos Balladares Castillo
Un día como ayer (26 de
agosto) pero de hace 80 años, la capital del Tercer Reich amanece bombardeada
¡por primera vez en la Segunda Guerra Mundial! No hubo víctimas y muy pocos daños materiales.
Ochenta bombarderos de la Royal Air Force (RAF) del Reino Unido tomaron
represalias ante un acto similar por parte de los alemanes sobre su capital el
24 de agosto y realizaron un pequeño raid. Solo la mitad dio con el objetivo
pero el impacto psicológico sobre la Alemania de Hitler fue inmenso. La
historiografía sobre la Batalla de Inglaterra ha establecido este hecho como el
inicio de un punto inflexión que permitió la victoria de los Aliados. Pero ese
es un tema que trataremos dentro de dos semanas debido a que ahora nos
dedicaremos a explicar los planes de los agresores en esta campaña del verano
de 1940.
Al comprender la Batalla de
Inglaterra como un enfrentamiento aéreo (el mayor de la historia para el momento
y algunos se atreven a decir hasta hoy), las mejores fuentes primarias para su análisis
son las memorias, diarios e informes de los pilotos y comandantes de la
Luftwaffe y RAF. La recopilación de las primeras las realizó un veterano
llamado Cajus Bekker (La Luftwaffe, 1962).
Dicha obra la recomendamos desde el comienzo de este proyecto. Entre las
memorias está la del tercer as sobre los cielos de Gran Bretaña y el Canal que
fue Adolf Galland (1912-1996), publicadas en 1954 bajo el nombre: Los primeros y los últimos.
Al examinar la inmensa
mayoría de estas fuentes (memorias) alemanas que son posteriores a la guerra o
revisadas en ese tiempo, tienden a iniciarse señalando las limitaciones de la
fuerza aérea para llevar a cabo la tarea. Incluso las de los jefes de otras
fuerzas también hacen la misma afirmación. Y si a ello sumamos lo explicado en
nuestro anterior artículo sobre la actitud de Hitler en relación al Reino Unido
(E. von Manstein, 1954, Victorias
frustradas; habla de una clara anglofilia), llegan a la conclusión que el
Ejército no se preparó para esta eventualidad porque no la esperaba.
Todo el peso recayó sobre la
Luftwaffe y tanto Bekker como Galland
advierten que la aviación solo podía alcanzar un pequeño territorio de Gran
Bretaña en el sudeste. Incluso se veía toda la acción aérea y la preparación
del desembarco como propaganda y/o presión para lograr la paz. En palabras del
mariscal de campo el general Wilhel Keitel y el general Heinz Guderian: no era
algo serio y estos propusieron que se debían unirse a los aliados italianos en
el Mediterráneo y Noráfrica para generar gran daño al Imperio Británico y
asegurar esta área. Se podría pensar que esto último es una visión
retrospectiva. Muy probablemente el éxito de Francia más una errada
información, le generó una confianza irreal y por ello el máximo jefe de la
Luftwaffe dijo que se lograría la necesaria supremacía aérea en tan solo cuatro
días.
En la primera fase de la
Batalla (10 de julio al 12 de agosto) se logró el despeje del canal de los
convoyes británicos. Pero esto no garantizaba que a la ahora del desembarco la Royal
Navy (la marina británica), con su dominio de los mares, generaría un número
alto de daños en la flota invasora. En esta etapa se demostró que los aviones,
en especial el Stuka (preferido de los altos comandantes resultó en un gran
fracaso sobre Inglaterra), no tenían la capacidad para
hundir barcos y eran vulnerables a los Hurricane y Spitfire de la RAF. Por no
hablar que estos últimos ahorraban sus fuerzas y eludían los combates, lo cual
no podrán hacer en la siguiente fase debido a que se inició el ataque de los
aeródromos, industria, puertos, radares y centros de control. Es la fase de
agosto que buscaba el dominio del aire y para ello los alemanes tenían la ventaja
de tener el doble de cazas pero la realidad es que sufrían el doble de
pérdidas. La causa es que su caza (el Me 109) no tenía gran autonomía y solo
contaba con 20 minutos sobre el territorio enemigo. Y lo peor de todos es que
sus pilotos tendían a perderse en caso de sobrevivir a los derribos porque
caían en territorio enemigo.
La mayor parte de la
historiografía y numerosos documentales sobre la Batalla de Inglaterra afirman
que a finales de agostos la Luftwaffe, en medio de grandes pérdidas, comenzaba
a lograr sus objetivos. Es cierto que los aeródromos se reparaban rápidamente y
la industria aeronáutica era mucho más productiva que la alemana; pero por la
presión los aviones tuvieron que retirarse mucho más al norte de Londres. La
destrucción de los centros de control y la creciente muerte de pilotos
dificultó una resistencia prologada en el tiempo de la RAF. El problema es que
el desembarco debía realizarse en septiembre porque la llegada del otoño lo
impediría. La RAF debía resistir unas semanas más ¿podría hacerlo? En nuestra
próxima entrega trataremos de dar respuesta a esta pregunta a través de la
versión británica de la campaña sobre el Reino Unido.
2 comentarios:
Ahora estoy entendiendo un poco más lo de "Los primeros y los últimos" que dijo el piloto alemán. Lo bueno de tu escrito es que ahonda en las cosas que están detrás de la batalla.
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En otro orden mi hermano. Te cuento. Voy para casi doce años en el blog y nunca he colgado ahí, ninguno de mis trabajos como escritor. Pero ahora voy a comenzar a hacerlo. Comenzaré con este enlace, que no es precisamente a tigrero sino al blog de un amigo venezolano que está comenzando con su blog en este año y que me ha dado la oportunidad de publicar una de mis obras allí. De seguro te interesará pues es un vistazo al colapso de la URSS. Te agradecería que pasaras por allá y comentaras ¿cuento con eso? La narración es una crónica histórica que sé que te va a interesar. Gracias de antemano.
https://robertomolinares.blogspot.com/2020/08/la-balalaika.html
Excelente. Para allá vamos. Te cuento que escribiendo nuestros cuentos.
Un gran abrazo.
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