Autor: Carlos Balladares Castillo
Es una verdad histórica (humana, para ser más amplios) que las intenciones o proyectos de reformas sociales POR LO GENERAL no generan lo que en un inicio se planificó (o soñó). Es por ello, que son muchos los que siguen esperanzados que las hermosas construcciones de la mente, pueden algún día hacerse realidad, por más que la terrible experimentación histórica nos diga lo contrario. Este es el ejemplo del comunismo. Todos los gobiernos que se propusieron llegar o construir el comunismo han fracasado en darle un mejor nivel de vida a su población; y en vez de lo que el comunismo plantea como su fin, lo que se desarrolló fue el infierno en la tierra. Es así como surge la pregunta: ¿Se puede separar el comunismo como ideal del comunismo como realidad?.
Si el comunismo plantea una meta de justicia, igualdad y bienestar; al usar como medio el luchar por la desaparición de las clases sociales, la pobreza e incrementar las libertades; la realidad es que nunca lo ha logrado. Se puede decir que la Rusia, China (y en cierta forma otros países) se industrializaron y/o se hicieron potencias mundiales por medio de la revolución marxista-leninista, pero no que lograron menores desigualdades, menor pobreza, al mismo tiempo que mayores libertades. ¿Esto nos llevaría a la conclusión que nunca ha existido el comunismo?.
Si examinamos lo relativo a los nombres de los partidos que propusieron realizar el comunismo es obvio que se nombraron “comunistas”, y sus regímenes se conocieron como comunistas; parece una perogrullada pero es así. Fue inevitable que la costumbre de las personas al hablar de lo que estaban construyendo los comunistas, no podría llevar otro nombre que comunismo; aunque Marx señalara que el comunismo sería la etapa final (ausencia de Estado y clases sociales, lo cual traería la felicidad de los humanos). Según Marx sería realmente el socialismo, como vía intermedia entre capitalismo y comunismo. A pesar de esta aclaratoria, es imposible cambiarles el nombre… se hizo costumbre. Es por ello que algunos optaron en la post segunda guerra mundial por la vía intermedia de llamarlos “socialismo real” (el que realmente existe) o “democracias populares” (frente a las burguesas capitalistas). Por otro lado, los más románticos negaron que estos sistemas fueran ni siquiera socialismo, aunque llevaban a cabo las mismas políticas que había recomendado Marx en el Manifiesto: dictadura del “proletariado”, estatización de toda propiedad, planificación de la economía.
Si el comunismo es la meta, el sueño, la inspiración, la razón de todos sus pensamientos… y sus teóricos han aclarado que se realizará acá en la tierra, y nos guste o no, generan otras consecuencias cuando se aplican sus teorías; no por ello creemos que deban llevar otro nombre. Comunistas son, con comunismo sueñan, y comunismo es lo que construyen en contra de la sociedad que fue inspirada en la Revolución Francesa de 1789 (si, 1789, no se equivoquen, no hablamos de 1792).
El problema no es problemas de la intencionalidad, de desviación del camino, de pecado original o naturaleza humana malvada o egoísta, o permanencia del hombre viejo (en contra del “hombre nuevo”). El problema real es el de todo utopismo, de toda sociedad cerrada, y de igualdad más allá de la igualdad posible y deseable. El problema es el comunismo cuando vivimos en una sociedad de individuos; y dije sociedad; más no masa, colectivo, o muchedumbre, o mayorías. El problema y meta de la humanidad es la persona, ahora: usted que lee, yo que escribo.
4 comentarios:
Pues, realmente es utópico la idea del comunismo, y más en la actualidad, donde se sabe que ha sido desplazada casi por completo (por no decir completamente). Como es bien sabido y aunque muchos no lo reconocen, el desarrollo de los países industrializados, se ha logrado gracias a la forma liberal de la economía, donde ciertamente hay unos que ganan más y otros menos, pero la idea no es preocuparse por eso sino ver que cada uno de nosotros puede permitir hacer de Venezuela un país desarrollado, pero para ello debemos comenzar a trabajar y aprovechar de nuestros conocimientos para lograr nuevas cosas, que no sea solo el petróleo. Y aunque, la idea de igualdad en el comunismo suena muy bonito, realmente no resulta ser así, pues considero justo que cada quien reciba lo que se merece y no que otro diga, que todos merecemos igual cantidad de cosas cuando algunos han luchado por tener lo que tienen y otros simplemente no han obtenido nada por esfuerzo propio. Yoselin Moreno. HEV. UCV
De acuerdo con Yoselin. Trabajando se ven los resultados.
TRabajando se ven los resultados. Muy cierto, estamos de acuerdo. Gracias por sus comentarios.
De acuerdo, vale, pero debemos saber reconocer que la mayoría de los venezolanos no trabajan, y no exactamente por falta de ello. En Caracas estamos, señores.
Un abrazo
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