Tobruk: la caída de un mito y el inicio de otro
Publicado en El Nacional y Opinión y Noticias
Este
plan, del cual solo la parte del Cáucaso se estableció en una clara Directiva y
al que dedicaremos nuestro artículo de la última semana de junio; se lo contó
Hitler al embajador del Japón en Berlín (Hiroshi Oshima) el 3 de enero de 1942
estableciendo con detalles que Rommel tomaría los campos de Irán e Irak (general
Walter Warlimont, 1964,
Inside Hitler's Headquarters 1939–1945). En torno a la victoria de Tobruk dicha idea se
fortalecería en su mente, tal cómo puede desprenderse de las siguientes
afirmaciones:
La toma
de Tobruk constituye un éxito verdaderamente extraordinario. En la coyuntura
actual debe considerarse como un feliz presagio para el pueblo alemán.
Es
preciso, cueste lo que cueste que lleguemos hasta las llanuras de Mesopotamia y
que arranquemos a los ingleses el petróleo de Mosul. Eso será el final de la
guerra. Los ingleses no disponen hoy más que de Haifa para para su
abastecimiento de petróleo. Y según las estadísticas los rusos extraían, hasta
estos últimos tiempos, el 92 % de su petróleo del Cáucaso
(“27 de junio de 1942” y “5 de agosto de
1942” en: H.
R. Trevor-Roper, 2008, Hitler´s Table Talk
1941-44. His Private Conversations).
A estos objetivos
estratégicos se agregaba la acción de su fuerza de submarinos en el Caribe y en
general el Atlántico desde principios de dicho año, para detener el
abastecimiento de combustible que provenía de Canadá, Venezuela y México. Los
Aliados eran conscientes de la gran importancia del petróleo, por ello esta
primera incursión en Ploesti donde los campos petroleros y refinerías rumanas producían
más de un millón de toneladas de petróleo mensual (combustible de alto octanaje
y gran calidad) para la Luftwaffe y Panzers.
Pero ¿por qué Tobruk
cayó tan rápido e incluso teniendo ahora una vía férrea que lo unía con Egipto?
En la tercera semana de mayo explicamos el inicio de la ofensiva de Rommel en
Gazala. La misma facilitaría sitiar una vez más el puerto. Temerosos de este
hecho los británicos poseían grandes reservas de alimentos, gasolinas, agua, camiones
y armas; pero probablemente por la confianza ganada en el largo sitio de 1941 ablandaron
sus defensas. Los australianos que lograron esta proeza fueron retirados y
llegaron sudafricanos, indios, polacos y checos (sobre estos últimos hay una
película checa del año 2008: Tobruk, dirigida
por Václav Marhoul, aunque trata de la finalización del sitio en 1941 y es una adaptación
de la novela de Stephen Crane: The red
badge of courage, 1895).
Otras explicaciones
están relacionadas con el alejamiento de buena parte del sistema defensivo a la
línea Gazala a Bir Hakeim junto a las minas, minas que los Stukas eliminarían a bombazos desde el aire. En este último aspecto
se encuentra la otra causa: el dominio de los cielos por parte de la Luftwaffe, la cual en palabras del
propio Zorro del Desierto permitió concentrar todo el ataque en el punto de
penetración y después la labor de los ingenieros al crear las estructuras para
superar los fosos antitanques. Los análisis del coronel Carlos Javier Frías
Sánchez, en su columna periódica de historia militar en el portal Global Strategy llamada “War Studies”,
resaltan el ejercicio del mando, su rigidez organizativa y la dispersión de las
fuerzas británicas a pesar de contar con más tanques y artillería. En lo que
respecta a su representación cinematográfica ya las citamos en anteriores
entregas, pero nos faltaba la de los checos. Lamentablemente no hay un film que
le haga justicia a su gran importancia que incluso algunos llaman “la llave del
Norte de África”.
Las consecuencias de
la captura de Tobruk por parte del Eje llevó a un nuevo exceso de confianza,
pero esta vez en los alemanes, que olvidó lo central: superar el problema
logístico. De esta forma se retrasó la invasión de Malta (“Operación Hércules”),
y una vez más Rommel optaba por la velocidad y consideraba que podía llegar a Alejandría.
Los Aliados perdieron en la batalla Gazala-Tobruk: 80 mil soldados frente a los
32 mil del Eje, 540 tanques versus 114. Al enterarse de la caída de Tobruk, Winston
Churchill (que estaba en Washington en el segundo encuentro con Franklin Delano
Roosevelt hablando del peligro del programa atómico nazi y las metas de 1942 y
43) expresaría: “Fue una de las peores noticias que recuerdo durante la guerra,
no solo por sus graves consecuencias militares sino porque afectó a la
reputación de los ejércitos británicos. (…) Si esta era la moral del Ejército,
podían ocurrir desastres”. De inmediato el Presidente de Estados Unidos le
dijo: “¿Qué podemos hacer para ayudar?” y la petición fue inmediata: “enviar
todos los tanques Sherman que pueda”. Para concluir: “no solo los mandaron sino
que hicieron más de lo que prometieron” (1948-56, “Capítulo XI. Mi segunda
visita a Washinton. Tobruk” del “Libro III. La Gran Alianza” en su obra: La Segunda Guerra Mundial). La semana
que viene seguiremos en el Desierto con la Primera Batalla de El Alamein (01 al
27 de julio de 1942).
"Exceso de confianza de parte y parte"... por lo visto esto es clave en todas las áreas.
ResponderBorrarProfesor, acabo de hacer un comentario debajo de su artículo de la batalla de Migway
ResponderBorrarVoy a reproducir acá lo que usted citó
…) Una victoria japonesa generaría la captura de Midway y Hawai. El peligro sobre la costa oeste despertaría poco interés en los estadounidenses por la guerra en Europa (…). Y los rusos habrían derrotado solos a los alemanes y el telón de acero llegaría hasta Francia.
Gracias amigo por la lectura y comentarios.
ResponderBorrarEse contrafáctico siempre me ha impresionado.
Un abrazo.