Sebastopol: el faro de Crimea
08 de junio de 2022
En la actual invasión
de Rusia a Ucrania se ha afirmado que Vladimir Putin pretende, entre otras
metas, consolidar el dominio de la base naval que mantiene en Sebastopol en la
península de Crimea. El mayor esfuerzo, después de su fracaso en la toma de la
capital ucraniana, lo han dedicado tanto al área del Donbas cómo en torno a
Crimea (ampliando el control de casi toda la costa). En el 2014 había ocupado
militarmente la península de Crimea y desde ese entonces la considera parte
integral de su territorio, a pesar de las protestas de Ucrania y la comunidad
internacional (incluyendo Naciones Unidas). La historia de Sebastopol como base
de la Flota del Mar Negro del Imperio Ruso comienza en 1783, pero su historia
se remonta a la antigua Grecia en el siglo V antes de Cristo. Siempre en disputa
por razones geoestratégicas durante la Segunda Guerra Mundial (SGM) sufriría un
sitio de ocho meses por parte de los alemanes. El 7 de junio de 1942 comenzaría
su ofensiva final que terminaría con la derrota soviética el 4 de julio, cuando
ya solo quedaba menos de diez edificios en pie.
En el primer año de
la invasión de la Wehrmacht a la
Unión Soviética (URSS), esta descubrió tempranamente la feroz defensa que
realizaban los “ivanes” (uno de los nombres que daba a los soldados soviéticos)
de los fuertes o ciudades. Se enterraban en las ruinas y resistían hasta la
última bala. El testimonio del periodista ruso (Boris Voyetekhov) que vivió los
últimos días del Sitio lo describe perfectamente: “Sebastopol era una galería
de túneles perforadas en la roca, donde la gente vivía y trabajaba en medio de
un aire enrarecido y los nervios de punta. (…) Todos los días eran bombardeados
y era tan intenso que las rocas se agrietaban y parecía que todo se desplomaría
y sepultaría a aquellas gentes que luchaban sin descanso”.
La solución para
vencerlos parecía estar en incrementar el poder de fuego a través de la
artillería (mientras más pesada, mejor) y el bombardeo de los Stuka, pero al
final la infantería tenía que actuar y los costos humanos eran altísimos. Adolf
Hitler optó por ordenar el sitio de algunas ciudades-fortalezas creyendo que el
tiempo, la artillería y el hambre harían el trabajo sucio. Los mejores ejemplos
fueron Leningrado (¡900 días!) y Sebastopol, pero ¡jamás se rendían!
En el segundo año
(1942) el Ejército alemán ya no tenía la fuerza para actuar a lo largo de todo
el Frente Oriental, Hitler entonces eligió como objetivo de su ofensiva de
verano (operación Fall Blau) los
campos petroleros del Cáucaso. Pero consideró que no podía dejar en la
retaguardia a Sebastopol por ello dio todo el apoyo al general Erich von
Manstein con su 11° Ejército (era su comandante desde septiembre de 1941 cuando
había pasado del Grupo de Ejércitos Norte al Sur). Dicho apoyo consistió en los
600 aviones la Luftflotte 4 bajo el
comando del coronel general Wolfram Freiherr von Richthofen. Más de diez mil
piezas de artillería entre ellas el “Dora” que es uno de los más grandes de la
historia con 600 mm de ancho y un cañón de 47 metros de largo. También contaba
con otros ejércitos aliados del Tercer Reich: rumanos, búlgaros e italianos (en
especial en lo que respecta a lo naval).
Von Manstein había
liderizado a sus soldados del 11° Ejército a la victoria en la Península de
Kerch ¡en pleno invierno del 41 al 42 mientras en otros frentes los alemanes
retrocedían! Kerch es el lado oriental de la Península de Crimea, de esa forma
logró reducir el sitio en torno al puerto que queda en el lado occidental. Fue
una larga batalla hasta mayo del 42 en el cual las bajas alemanas no pasaron de
24 mil a diferencia de las soviéticas que superaron las 300 mil. Aprendió a
presionar con la artillería y los bombarderos, experiencia que le sirvió para
la toma de Sebastopol donde se sirvió de varias operaciones de engaño. Primero
tomó el “Fuerte Gorki”, luego el “Fuerte Stalin” y después pasó al puerto con
un desembarco que el Ejército Rojo no se esperaba. En general fueron seis
largas semanas donde cada puesto de ametralladoras debía ser tomado con
morteros, lanzallamas e incluso se habla del uso de gases (no probado y sería
la única vez que se usó en la SGM); hecho que le costaría al Eje cerca de 35
mil bajas. Pero lograron capturar 90 mil defensores aunque los soviéticos
evacuaron a 25 mil (incluyendo oficiales y el comandante Ivan Petrov), y
fallecieron en combate 18 mil. El escape del puerto se resalta en la película
rusa: La Batalla de Sebastopol (Serguéi
Mokritskiy, 2015).
A diferencia de otros
hechos de la SGM conseguí poca bibliografía, documentales y películas. La
editorial Osprey nunca decepciona y tiene su texto: Robert Forczyk, 2008, Sevastopol 1942. Von Manstein’s Triumph. No se pueden
dejar de mencionar las memorias del que lograría su ascenso a mariscal gracias
a este triunfo: E. von Manstein, 1954, Victorias
frustradas. En mi adolescencia conocí este hecho gracias a los capítulos
respectivos de la Gran Crónica de la
Segunda Guerra Mundial (1965) del
Reader’s Digest: Boris Voyetekhov “El
sitio de Sebastopol”. La película
citada es un biopic de la más famosa francotiradora del Ejército Rojo: Lyudmila
Pavlichenco, y solo la batalla que le da nombre comienza a la hora y da muy
pocos detalles de la misma. Al menos muestra algunas famosas anécdotas del
Sitio y la acción de la Luftwaffe.
El Sitio y Batalla de
Sebastopol presagiaba de algún modo la larga y determinante Stalingrado (e
incluso se advierte que demoró la ofensiva), pero también las terribles guerras
del futuro en la Guerra Fría cuando ejércitos más débiles pero decididos se
enfrentarían a fuerzas con mayor tecnología y poder de fuego. Los primeros se
“enterrarían” y desarrollarían una guerra de desgaste que les daría la victoria
final. El Frente Ruso con la ofensiva alemana de verano la retomaremos, Dios
mediante, a finales de mes y las dos semanas que vienen nos centraremos en el
análisis de los combates en el Norte de África con la toma por el general
Rommel de Tobruk y su máxima expansión hasta llegar al Alamein.
Estoy leyendo este artículo por parte. Me sorprendió eso de que a la entrada de los alemanes solo habían diez edicifios en pié.
ResponderBorrarMe interesa esto pues el general que tomó Sebastopol sería el que entregaría a París a las tropas regulares para evitar que la SS destruyera a la ciudad Luz
No. El de Sebastopol es von Manstein y el que entregó París (y no la destruyó Gracias a Dios, por lo que cree merece al menos una plaquita) fue von Choltitz.
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