1. Resumen de su vida como historiador: (ciudad de
nacimiento, año), ciudad donde vive actualmente, pregrado, postgrado, docencia,
investigación, publicaciones.
Nací en Baruta el 5 de enero de 1976, he vivido
durante más de treinta años en Chacao. Realicé mi pregrado en la Escuela de
Historia de la Universidad Central de Venezuela. Estudié además cuatro años de
comunicación social en la Universidad Católica Andrés Bello. Estudié la
Maestría en Historia de América Contemporánea en la UCV. Terminé mi Máster en
Sociedades Históricas y Formas Políticas en la Universitat Rovira i Virgili en
Tarragona, España. Inicié mi carrera docente en 2003, dictando una electiva en
la Escuela de Historia en la UCV. Pero he sido docente de historia económica en
la Escuela de Economía de la UCV desde finales de 2003, asimismo he dado clases
de historia de Venezuela, de América y Universal tanto en la UNIMET como en la
UCAB. Desde pregrado estuve interesado en los procesos de modernización y
transformación política y económica en el siglo XX. Estudié los temas del
nacionalismo, la modernización y la tradición en Mariano Picón Salas y Mario
Briceño Iragorry. Publiqué en Tierra
Firme un trabajo sobre las revoluciones reformistas y la transformación
democrática en El Caribe luego de la Segunda Guerra Mundial. En la Maestría
trabajé el tema de la emergencia de las nuevas organizaciones obreras y
empresariales durante el tránsito de la dictadura a la democracia en la
Península Ibérica.
2. ¿Cuándo y cómo nació su vocación como
historiador?
Mi padre me puso en contacto, siendo muy niño, con “Venezuela
Heroica” de Eduardo Blanco, con relatos épicos que marcaron mi infancia. Mi
madre me llevaba cada semana a una librería para que escogiera un libro para
leer, generalmente tomaba alguno de historia, bien fuera universal o de
Venezuela. En mi casa era normal conversar de historia y de política. Entre la
convivencia en familia, el colegio y el liceo fue naciendo mi pasión por la
historia.
3. ¿Qué lectura, película-serie, o persona
fortaleció dicha vocación? ¿Fue “discípulo” de algún historiador? ¿Cuál es su historiador
preferido y por qué? ¿Qué libro de Historia recomienda y por qué?
Cuando
niño crecí viendo la serie francesa “Érase una vez el hombre”, que realmente me
fascinaba. Contando con once o doce años de edad
llegó a los kioscos, junto con la revista Bohemia, una colección de historia
universal de Carl Grimberg. Cada semana iba a comprar la revista para leer el
tomo de historia correspondiente. Allí ya estaba apasionado por la historia. Al
llegar a bachillerato en el Gustavo Herrera me incorporé a la Sociedad
Bolivariana, donde tuve contacto recurrente con textos fundacionales de la
República. Allí se fue construyendo mi camino.
Varios
historiadores me han deslumbrado y alumbrado a lo largo de los años. En
Venezuela siempre me he considerado discípulo de aquellas que considero maestras
personales, principalmente María Elena González Deluca quien fue mi tutora y
guía de formación, e Inés Quintero, quien ha sido un faro que genera escuela y
reflexión histórica, quien me ha venido apoyando en mi recorrido y exploración.
Crecí leyendo a Manuel Caballero, quien se convirtió en mi historiador
venezolano favorito. Fuera de las fronteras de Venezuela mi historiador
favorito ha sido el británico Eric Hobsbawm, desde que leí su maravillosa
“Historia del siglo XX”, libro que recomiendo ampliamente para comprender las
raíces del mundo actual. Esta obra de Hobsbawm es clave en varios sentidos,
combina la reflexión sobre los grandes cambios socioeconómicos con las
expresiones culturales, artísticas y política, con una técnica narrativa
deliciosa y una penetración muy profunda de las conexiones existentes, me
parece una obra magistral.
4. ¿Cómo fue su experiencia en el pre y/o postgrado
de historia?
El pregrado en la Escuela de Historia abrió mi mente a múltiples
perspectivas para comprender a la sociedad, a la humanidad. Hubo muchos
profesores que marcaron la exploración de mi curiosidad intelectual y de mi sed
de comprensión de los fenómenos humanos a lo largo del tiempo. Aprendí a
entrenar una percepción, a afinar un sentido de lo histórico. Recuerdo historia
de la historiografía universal con Óscar León, donde tuvimos la oportunidad de
leer desde Heródoto hasta Lucien Febvre. Con María Elena González nos
adentramos en la historia de los Estados Unidos de América. Aprendí mucho con Miguel
Hurtado Leña del mundo antiguo, con Pedro Calzadilla y Samuel Moncada de
historia americana. Ramón Aizpúrua “Pajarito” nos ayudó a problematizar el
hecho histórico y a enfrentarnos a las fuentes con mirada crítica. En el
postgrado en la UCV tuve la oportunidad de explorar con mayor profundidad temas
específicos, como la experiencia democrática caribeña, pareciéndome
especialmente interesante la cubana. En la Maestría que realicé en España
penetré en temas novedosos y extraordinarios para mí, como lo fueron las
transiciones a la democracia en España y Portugal, así como en materias tan
diversas como la modernización en las sociedades islámicas.
5. ¿Cuál es su área o rama de la Historia favorita y
por qué?
¿Cuáles son sus líneas de investigación? ¿Cuál
escuela historiográfica sigue y por qué?
A pesar de que he dado clases de historia económica desde hace más
de diez años, tengo un acercamiento al hecho económico desde una perspectiva
institucional, lo que me vincula permanentemente a la historia política y
social, que viene siendo mi esquema de exploración. Mi universo es el siglo XX,
la interrelación entre lo económico, lo político y lo sociocultural, los
procesos de modernización, democratización, el cambio político forman parte del
área temática donde desarrollé mis trabajos en pregrado y postgrado. Trato de
prestar atención a las interrelaciones, a las conexiones, a los vínculos entre
el hecho económico, el político-institucional y el sociocultural. Fui lector de
la historiografía de los primeros y segundos Annales y admiro profundamente la
noción de la “Historia total” sobre la que trabajó Fernand Braudel en sus
monumentales obras, pero el acercamiento al siglo XX nos obliga a adentrarnos
en otras perspectivas.
6. En torno a los debates historiográficos: ¿Cuáles
han atrapado su atención y/o cuáles ha estudiado? ¿Cuáles considera que deben
ser divulgados? ¿Cuál es su posición ante ellos?
Un historiador dedicado al siglo XX entra en
contacto con los debates de sociólogos y politólogos que terminan formando
parte de las categorías que usamos de manera recurrente. Recuerdo que durante
mi formación participé en varias discusiones sobre el proyecto democrático
venezolano, pleno de polémicas sobre coyunturas específicas. Recuerdo las
discusiones sobre el carácter revolucionario del 18 de octubre de 1945, lo que
nos llevaba a la discusión sobre la dialéctica entre revolución o reforma. Me
ha tocado leer los debates sobre los procesos de modernización, sobre el
devenir de la Modernidad en sociedades “periféricas”, que superan el problema
historiográfico para devenir en discusiones sociológicas.
7. ¿Cuál fue su primer escrito como historiador o
cuál fue el
que más le gustó? ¿A quién se lo dedicó?
En pregrado estudié los conceptos de nacionalismo, modernización y
tradición en dos grandes intelectuales venezolanos, Mariano Picón Salas y Mario
Briceño Iragorry. Fue mi ventana personal para afinar mi comprensión de las
transformaciones de la sociedad venezolana durante el siglo XX, a través de la
mirada de dos testigos y protagonistas de primera línea, angustiados pero
comprometidos con la construcción de una Venezuela más justa y más libre. Eso
para mí fue fascinante.
8. ¿Cuáles son sus ritos cuando se dedica a escribir
sobre
historia? ¿Escribes de noche o de día, con
música, te acompañas de objetos especiales, lo haces en un lugar
específico, etc.?
Escribo generalmente de noche. No puedo hacerlo en silencio total,
por lo que generalmente tengo un televisor encendido, aunque no le preste
atención. Lo puedo hacer en mi cuarto o en la sala de mi casa.
9. ¿Qué tiempo diario o semanal le dedica a la
historia? ¿Qué está leyendo en este momento? ¿Qué lee por lo general?
Todos los días leo algo de historia, tanto para
refrescar mi labor docente como mis otras actividades. Soy un picoteador de
libros, pocas veces me encuentro leyendo una sola obra, ando picoteando libros
distintos, de acuerdo a mis preocupaciones y ocupaciones. Generalmente leo
obras de historia, política, filosofía o sociología. Acabo de terminar de leer el
extraordinario trabajo de Diego Bautista Urbaneja, “La renta y el reclamo”, una
reflexión sobre la relación entre la sociedad venezolana y la renta petrolera.
Estoy por terminar “Las paradojas del individualismo” de Victoria Camps, una
reflexión sobre los grandes problemas éticos de nuestro mundo actual. Estoy a
mitad de lectura de “La nueva historia de la Guerra Fría” de John Lewis Gaddis.
(Concluye maniana).
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