CONTRA BOLIVAR
En Venezuela la Historia Oficial es una especie de religión laica del Estado en cuyo epicentro, como deidad, se encuentra nuestro Libertador Simón Bolívar (1783-1830). Por ende, quienes se acercan al poder y ocupan posiciones cimeras en el orden gubernamental, terminan por ampararse en su culto y prestigio como legitimador fundamental de cualquier acto, es más, invocar a Bolívar y tenerlo como aliado es un requisito esencial para garantizar el control político de la comarca.
La desmesura del culto bolivariano nos ha llevado al chauvinismo y a construir una ideología del éxito, de carácter compensatorio, bajo supuestos sobredimensionados que terminan por negar a la misma realidad histórica. Bolívar es en esencia una figura desconocida para la inmensa mayoría de los venezolanos, en realidad, hemos transgredido su naturaleza, trocándola por construcciones político-ideológicas que le han secuestrado. A su vez, el culto al héroe mayor, le ha revestido de fuertes barreras en contra de los apostatas y herejes que pululan y buscan desacreditarlo. Señalemos algunos de los culpables.
Quizás el más célebre por su empeño académico acucioso fue Salvador de Madariaga (1886-1978), humanista español, que tuvo el atrevimiento en su “Bolívar” (1951) de emprenderla contra el caraqueño acusándole de “pequeño Napoleón” cruel cuya avidez por la gloria y el exhibicionismo pomposo estaba muy por encima de los altruistas principios de la emancipación. Ya Carlos Marx (1818-1883), un antecesor de mayor prestigio por lo que ha representado su obra en el firmamento filosófico del pensamiento humano, había establecido las coordenadas de la biografía bolivariana en un sentido peyorativo. Para Marx, en su escrito de 1858, Bolívar llegó a representar lo contrario a la democracia, es decir, la dictadura. Además, le retrató como el “Napoleón de las retiradas” por su persistencia en la derrota, por lo menos antes del año 1819.
Otro anti bolivariano de prosapia fue Ducoudray-Holstein (1772-1839), cuya obra: “Memorias de Simón Bolívar y de sus principales generales”, publicada en 1828, aún no cuenta con una edición venezolana. Ducoudray-Holstein puede ser considerado el padre del anti bolivarianismo por antonomasia. Veamos cómo llegó a retratar a Bolívar luego de conocerle personalmente: “Los defectos predominantes de la personalidad del general Bolívar son ambición, vanidad, sed por el poder absoluto e indivisible y una gran disimulación. Es muy astuto y entiende a la humanidad mucho mejor que todos sus coterráneos; el hábilmente voltea cualquier circunstancia a su propia ventaja y no escatima ningún esfuerzo para ganarse a aquellos que él sabe le pueden ser útiles en el momento”.
Hoy en pleno siglo XXI, el culto a Bolívar tiende a exacerbarse a niveles delirantes y preocupantes, no obstante, reaparecen en el firmamento literario, dos obras de naturaleza anti bolivariana que tratarán de airear el tan necesario debate sobre tan controversial personaje y su época. Se tratan de “La Carroza de Bolívar” del novelista colombiano Evelio Rosero (1958), laureado con el Premio Nacional de Literatura de su país, y quién reitera la debilidad de Bolívar por la sangre y su ensañamiento en contra de los de Pasto. Y finalmente el libro del español J.J. Armas Marcelo (1946): “La noche que Bolívar traicionó a Miranda”, donde el autor pasa revista a uno de los actos más censurables de la biografía de Simón Bolívar y que nuestra historiografía patriótica se ha dado por escamotear.
Dr. Ángel Rafael Lombardi Boscán
Director del Centro de Estudios Históricos de LUZ
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