El omnipresente y tecnicas para ser el centro de manera impuesta
Adriana Rivera Mireya Tabuas El Nacional
Ciudades, pueblos, carreteras e instituciones del Estado están tapizados con vallas y afiches del presidente Chávez. El culto a la personalidad crece a expensas del dinero público, una estrategia de saturación que -advierten expertos- comienza a pasarle factura a su popularidad
Tranca de mediodía en Plaza Venezuela, el corazón de Caracas. Christian Valdivieso tiene un acompañante en su carro mientras está varado a punto de tomar la autopista en sentido este. Lo acaba de ver en los porfiados, esos muñecos inflables que nunca se caen, que vende un buhonero en la desembocadura de la pasarela sobre el río Guaire. Empieza una cadena en la radio y conecta el iPod al reproductor para esquivar la arenga del día.
No está salvado. En medio de los edificios surge de nuevo el rostro de su incómodo acompañante, con bolsas en los ojos y papada incipiente, mirando al horizonte, en una valla que cubre una fachada lateral del Seniat, el organismo recaudador de impuestos. "Está en la radio, en la calle, en la casa y en el televisor", se resigna Valdivieso, abogado de 29 años de edad.
Aparece en todos lados y en distintas actitudes. Sonríe afablemente. Señala hacia delante. Besa a niños y abuelas.
Cierra los ojos en profunda meditación. O lanza una sonrisa, con la banda presidencial finamente terciada, en una foto de la época en la que lucía mejor figura. El rostro del presidente Hugo Chávez está en el cine, en el Metro, en el aeropuerto, entre los buhoneros, en el hospital, en autobuses que atraviesan la ciudad, en autopistas.
En pueblos y ciudades es difícil escapar de su imagen. Sólo para publicidad y propaganda, la administración pública presupuestó este año más de 140 millones de bolívares fuertes.
Pan nuestro. Héctor Machado, trabajador de una fábrica de galletas, literalmente ve al Presidente hasta en el desayuno. Compra las empanadas todas las mañanas en un local a unos 200 metros de la estación Los Cortijos. El mostrador de la lonchería tiene 3 pequeñas esculturas del mandatario, una con camisa roja, otras con la verde militar. "Aquí son camaradas", sonríe Machado y dice que no le molesta topárselo tanto.
Un Chávez arrodillado, abrazado a un niñito, y con el eslogan "Hacia los 800.000 egresados", se enseñorea de la fachada de la Unefa, la universidad de la Fuerza Armada. Para los conductores, compite visualmente con la rubia que modela carteras Guess en la autopista Francisco Fajardo. En la entrada principal de la casa de estudios está de toga y birrete, abrazando a una graduanda. En el centro de la ciudad, frente al Consejo Nacional Electoral, el edificio de la Asamblea Nacional cubre su fachada con una pancarta en la que aparecen Chávez y Cilia Flores, presidenta del Parlamento. Las oficinas de Pdval repiten la estampa del mandatario, más al este, frente a las instalaciones de Pdvsa en La Campiña.
Aunque muchos prefieren no encontrárselo, Elina Pérez Urbaneja se ha obsesionado por fotografiar cada pieza que muestra al Presidente. Recorrió el país y comprobó que pueblos y carreteras están literalmente tapizados. Persigue estas imágenes por interés académico: desde 2006 esta profesora del Centro de Diseño Digital investiga el material gráfico del Gobierno. Determinó algunas claves. Las gigantografías, que pueden cubrir edificios enteros, son los elementos más usados y las vallas impactan al público cautivo que se desplaza en vehículos. "Los mensajes son repetitivos, identifican enemigos, usan estereotipos, apelan a emociones y reviven hechos como el 11 de abril".
Instituciones tomadas. Un Chávez serio, vestido de militar y con boina roja recibe a los visitantes del Ministerio de Salud, en Plaza Caracas. ¿Por qué está en la entrada? "Porque hay que tener presente al líder", responde Luis Maldonado, promotor de la Misión Barrio Adentro. Otro Chávez, sonriente y más delgado, aguarda en las oficinas del Ministerio del Ambiente.
En el lobby del hospital Pérez Carreño, cerca del módulo donde se piden las citas para las consultas médicas, la cartelera muestra una imagen de Chávez junto a Fidel, ambos con la mano en la sien, en saludo militar. En la entrada contigua está la emergencia, donde Berta Álvarez ha esperado por 3 horas que se desocupe una cama para ingresar a su hijo de 15 años de edad, que tiene neumonía. La promesa oficial de un sistema de salud modelo choca con la realidad.
La recién creada Policía Nacional lo exhibe en la entrada del edificio donde funcionarán sus oficinas administrativas, en Sabana Grande, a pocos metros del Gran Café.
Quienes salen del país para dejar atrás la intoxicación política, también deben toparse con la imagen del Presidente, que está en el área de la aduana y cerca de las taquillas de inmigración del aeropuerto de Maiquetía dando la bienvenida o despidiendo a los pasajeros. El Chávez omnipresente no sólo es asunto de publicistas: semiólogos, politólogos, comunicólogos y psicoanalistas se pasean por las luces y sombras de una estrategia de saturación que, advierten, podría revertirse: quien todo lo puede, alguna vez será responsable de todo.
La del bicentenario de la Independencia es la más reciente campaña lanzada por el Gobierno. En los últimos días de 2009, los postes de las autopistas amanecieron vestidos con los afiches alusivos a la conmemoración.
No faltó el anuncio con Hugo Chávez como protagonista: esta vez montando a caballo, con guayabera amarilla, y un grupo jinetes que lo sigue. Parecen los lanceros de José Antonio Páez del siglo XIX. "200 años después, independencia y revolución", dice el aviso firmado por el Ministerio de Comunicación e Información.
En 2010, la administración pública central tiene una partida de 382.113.031 bolívares fuertes dedicada a servicios de información, impresión y relaciones públicas, que incluye publicidad y propaganda (con 141.094.095 bolívares fuertes), además de servicios de imprenta y reproducción, relaciones sociales y avisos. La inversión para ese fin supera lo que el Estado dispondrá este año para la segunda fase de la activación del cuerpo de Policía Nacional (372.802.026 bolívares fuertes) y es 15 veces más de lo destinado por el Ministerio de Relaciones Interiores y Justicia para la prevención del delito (26.752.082 bolívares fuertes).
Carlos Berrizbeitia, ex diputado que ha seguido el rastro a los gastos presidenciales, afirma que se usa el presupuesto nacional para fomentar el culto a la personalidad, pues la mayoría de los anuncios de las instituciones estatales se centra en la imagen de Chávez. "Cada ministerio tiene una partida genérica para gastos de publicidad y propaganda, allí pueden incluir cuñas, vallas, avisos para alabar la figura del Presidente. No hay control previo ni posterior de ese gasto. Pdvsa también ha sido una fuente de generación de publicidad no sólo para Chávez, sino para las campañas electorales", señala.
Fama internacional. En 2007, tras el terremoto que azotó a Perú, la aparición de unas latas de atún con el rostro de Chávez en la etiqueta repartidas entre los afectados por el sismo encendió un escándalo binacional. El ministro de Comunicación para el momento, Willian Lara, negó que el Estado venezolano hubiera producido las latas. Luego de incidentes como éste, se han continuando tejiendo sospechas de financiamiento de la proyección de la imagen de Chávez en otros países.
Berrizbeitia sostiene que con dinero público se consolida la "venta" internacional de su figura y su proyecto político.
Por eso, suma a los gastos en la promoción de la imagen del mandatario lo asignado para viáticos y pasajes fuera del país este año: 114.437.176 bolívares fuertes. "El fomento de su imagen a escala mundial se paga con plata de los venezolanos", asegura.
No está salvado. En medio de los edificios surge de nuevo el rostro de su incómodo acompañante, con bolsas en los ojos y papada incipiente, mirando al horizonte, en una valla que cubre una fachada lateral del Seniat, el organismo recaudador de impuestos. "Está en la radio, en la calle, en la casa y en el televisor", se resigna Valdivieso, abogado de 29 años de edad.
Aparece en todos lados y en distintas actitudes. Sonríe afablemente. Señala hacia delante. Besa a niños y abuelas.
Cierra los ojos en profunda meditación. O lanza una sonrisa, con la banda presidencial finamente terciada, en una foto de la época en la que lucía mejor figura. El rostro del presidente Hugo Chávez está en el cine, en el Metro, en el aeropuerto, entre los buhoneros, en el hospital, en autobuses que atraviesan la ciudad, en autopistas.
En pueblos y ciudades es difícil escapar de su imagen. Sólo para publicidad y propaganda, la administración pública presupuestó este año más de 140 millones de bolívares fuertes.
Pan nuestro. Héctor Machado, trabajador de una fábrica de galletas, literalmente ve al Presidente hasta en el desayuno. Compra las empanadas todas las mañanas en un local a unos 200 metros de la estación Los Cortijos. El mostrador de la lonchería tiene 3 pequeñas esculturas del mandatario, una con camisa roja, otras con la verde militar. "Aquí son camaradas", sonríe Machado y dice que no le molesta topárselo tanto.
Un Chávez arrodillado, abrazado a un niñito, y con el eslogan "Hacia los 800.000 egresados", se enseñorea de la fachada de la Unefa, la universidad de la Fuerza Armada. Para los conductores, compite visualmente con la rubia que modela carteras Guess en la autopista Francisco Fajardo. En la entrada principal de la casa de estudios está de toga y birrete, abrazando a una graduanda. En el centro de la ciudad, frente al Consejo Nacional Electoral, el edificio de la Asamblea Nacional cubre su fachada con una pancarta en la que aparecen Chávez y Cilia Flores, presidenta del Parlamento. Las oficinas de Pdval repiten la estampa del mandatario, más al este, frente a las instalaciones de Pdvsa en La Campiña.
Aunque muchos prefieren no encontrárselo, Elina Pérez Urbaneja se ha obsesionado por fotografiar cada pieza que muestra al Presidente. Recorrió el país y comprobó que pueblos y carreteras están literalmente tapizados. Persigue estas imágenes por interés académico: desde 2006 esta profesora del Centro de Diseño Digital investiga el material gráfico del Gobierno. Determinó algunas claves. Las gigantografías, que pueden cubrir edificios enteros, son los elementos más usados y las vallas impactan al público cautivo que se desplaza en vehículos. "Los mensajes son repetitivos, identifican enemigos, usan estereotipos, apelan a emociones y reviven hechos como el 11 de abril".
Instituciones tomadas. Un Chávez serio, vestido de militar y con boina roja recibe a los visitantes del Ministerio de Salud, en Plaza Caracas. ¿Por qué está en la entrada? "Porque hay que tener presente al líder", responde Luis Maldonado, promotor de la Misión Barrio Adentro. Otro Chávez, sonriente y más delgado, aguarda en las oficinas del Ministerio del Ambiente.
En el lobby del hospital Pérez Carreño, cerca del módulo donde se piden las citas para las consultas médicas, la cartelera muestra una imagen de Chávez junto a Fidel, ambos con la mano en la sien, en saludo militar. En la entrada contigua está la emergencia, donde Berta Álvarez ha esperado por 3 horas que se desocupe una cama para ingresar a su hijo de 15 años de edad, que tiene neumonía. La promesa oficial de un sistema de salud modelo choca con la realidad.
La recién creada Policía Nacional lo exhibe en la entrada del edificio donde funcionarán sus oficinas administrativas, en Sabana Grande, a pocos metros del Gran Café.
Quienes salen del país para dejar atrás la intoxicación política, también deben toparse con la imagen del Presidente, que está en el área de la aduana y cerca de las taquillas de inmigración del aeropuerto de Maiquetía dando la bienvenida o despidiendo a los pasajeros. El Chávez omnipresente no sólo es asunto de publicistas: semiólogos, politólogos, comunicólogos y psicoanalistas se pasean por las luces y sombras de una estrategia de saturación que, advierten, podría revertirse: quien todo lo puede, alguna vez será responsable de todo.
La del bicentenario de la Independencia es la más reciente campaña lanzada por el Gobierno. En los últimos días de 2009, los postes de las autopistas amanecieron vestidos con los afiches alusivos a la conmemoración.
No faltó el anuncio con Hugo Chávez como protagonista: esta vez montando a caballo, con guayabera amarilla, y un grupo jinetes que lo sigue. Parecen los lanceros de José Antonio Páez del siglo XIX. "200 años después, independencia y revolución", dice el aviso firmado por el Ministerio de Comunicación e Información.
En 2010, la administración pública central tiene una partida de 382.113.031 bolívares fuertes dedicada a servicios de información, impresión y relaciones públicas, que incluye publicidad y propaganda (con 141.094.095 bolívares fuertes), además de servicios de imprenta y reproducción, relaciones sociales y avisos. La inversión para ese fin supera lo que el Estado dispondrá este año para la segunda fase de la activación del cuerpo de Policía Nacional (372.802.026 bolívares fuertes) y es 15 veces más de lo destinado por el Ministerio de Relaciones Interiores y Justicia para la prevención del delito (26.752.082 bolívares fuertes).
Carlos Berrizbeitia, ex diputado que ha seguido el rastro a los gastos presidenciales, afirma que se usa el presupuesto nacional para fomentar el culto a la personalidad, pues la mayoría de los anuncios de las instituciones estatales se centra en la imagen de Chávez. "Cada ministerio tiene una partida genérica para gastos de publicidad y propaganda, allí pueden incluir cuñas, vallas, avisos para alabar la figura del Presidente. No hay control previo ni posterior de ese gasto. Pdvsa también ha sido una fuente de generación de publicidad no sólo para Chávez, sino para las campañas electorales", señala.
Fama internacional. En 2007, tras el terremoto que azotó a Perú, la aparición de unas latas de atún con el rostro de Chávez en la etiqueta repartidas entre los afectados por el sismo encendió un escándalo binacional. El ministro de Comunicación para el momento, Willian Lara, negó que el Estado venezolano hubiera producido las latas. Luego de incidentes como éste, se han continuando tejiendo sospechas de financiamiento de la proyección de la imagen de Chávez en otros países.
Berrizbeitia sostiene que con dinero público se consolida la "venta" internacional de su figura y su proyecto político.
Por eso, suma a los gastos en la promoción de la imagen del mandatario lo asignado para viáticos y pasajes fuera del país este año: 114.437.176 bolívares fuertes. "El fomento de su imagen a escala mundial se paga con plata de los venezolanos", asegura.
H ay reglas de cumplimiento obligatorio que indican cómo debe aparecer el apellido del Presidente de la República en toda pieza propagandística del Gobierno.
El instructivo Imagen gráfica del Gobierno Bolivariano de Venezuela, publicado en la página web del Ministerio de Comunicación e Información, contiene las normas.
Aclara que éstas "buscan evitar protagonismos innecesarios, además de ofrecer la posibilidad de limpiar las propuestas impresas y audiovisuales de la acción de Gobierno ante tanta dispersión de logotipos y símbolos".
El manual lo precisa: "Todo material publicitario incluirá la consigna ’Con Chávez el Pueblo es el Gobierno’ en un lugar visible".
Añade que el eslogan será utilizado "en todos los materiales de comunicación masiva emitidos por los diferentes ministerios, entes adscritos y otras dependencias del Estado, en asociación a la imagen del Gobierno Bolivariano". Casi siempre, esta oración va en la parte superior de los avisos y vallas. De esta frase, la palabra Chávez va en letras negritas, para resaltarla.
El logotipo principal que acompaña el apellido del Presidente tiene la bandera tricolor con las ocho estrellas y el nombre Gobierno Bolivariano de Venezuela. La segunda palabra también está resaltada con negritas.
El instructivo Imagen gráfica del Gobierno Bolivariano de Venezuela, publicado en la página web del Ministerio de Comunicación e Información, contiene las normas.
Aclara que éstas "buscan evitar protagonismos innecesarios, además de ofrecer la posibilidad de limpiar las propuestas impresas y audiovisuales de la acción de Gobierno ante tanta dispersión de logotipos y símbolos".
El manual lo precisa: "Todo material publicitario incluirá la consigna ’Con Chávez el Pueblo es el Gobierno’ en un lugar visible".
Añade que el eslogan será utilizado "en todos los materiales de comunicación masiva emitidos por los diferentes ministerios, entes adscritos y otras dependencias del Estado, en asociación a la imagen del Gobierno Bolivariano". Casi siempre, esta oración va en la parte superior de los avisos y vallas. De esta frase, la palabra Chávez va en letras negritas, para resaltarla.
El logotipo principal que acompaña el apellido del Presidente tiene la bandera tricolor con las ocho estrellas y el nombre Gobierno Bolivariano de Venezuela. La segunda palabra también está resaltada con negritas.
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