La reina Elizabeth II en la Segunda Guerra Mundial
14 de septiembre de 2022
El jueves pasado (8
de septiembre del 2022) falleció el último Jefe de Estado que había servido en la
Segunda Guerra Mundial. La reina Elizabeth II, gracias a su longevidad (la
mayor de los monarcas británicos tanto en edad como en reinado, superando al de
su tatarabuela la reina Victoria), había sobrevivido a todos los reyes o
herederos al trono que padecieron el nazismo. Pero su importancia es aún mayor
porque pudo colaborar – a pesar de sus limitaciones de edad y como heredera al
trono – en la lucha, siendo más relevante aún por ser la principal potencia del
mundo para el momento y la primera que resistió a la amenaza totalitaria
durante todo el conflicto (responsabilidad que solo compartió con otros
miembros de la mancomunidad británica como Australia, Nueva Zelandia y Canadá).
Desde nuestro humilde espacio damos un saludo al pueblo británico y a todas las
naciones de la Commonwealth, para honrar la memoria de su reina.
El 3 de septiembre de
1939, cuando el Reino Unido le declaró la guerra al Tercer Reich por haber
iniciado dos días antes la invasión y ocupación de Polonia, la princesa
Elizabeth tenía 13 años. En ese momento su padre, el rey Jorge VI, se dirigió a
la Nación y a todo el Imperio para dar la noticia y ser el símbolo de la unidad
en contra de lo que calificó como amenaza “que si prevaleciera, sería fatal
para cualquier orden civilizado en el mundo”. Fue la primera gran lección para
la futura reina: los Jefes de Estado deben tener claro qué regímenes y
políticos representan un peligro para los valores de la civilización occidental
y la humanidad en general. Y ante el peligro totalitario se debe actuar de
manera decidida, realizando de ser necesario los mayores sacrificios.
En el verano del año
siguiente la Alemania de Adolf Hitler se propuso invadir lnglaterra, pero la
familia real nunca huyó de las islas ni se separó. Muchos temían por la vida
del rey, la reina y las princesas Elizabeth y Margaret; y les propusieron ser
evacuados a Canadá o incluso que como mínimo las princesas salieran de Londres
cuando se inició el Blitz (campaña de
bombardeo sobre la ciudad de septiembre de 1940 a mayo de 1941). Si el pueblo,
en especial sus pilotos y los londinenses ofrecían sus vidas, mal ejemplo daría
la Corona al dejarlos abandonados. La segunda lección había sido aprendida: una
reina (todo líder político) se mantiene del lado del pueblo y más aún cuando
este debe vencer terribles dificultades. El Palacio de Buckingham fue varias
veces impactado por las bombas, y en espacios donde había estado la familia
reunida.
Toda persona que tenga
un mínimo conocimiento de la Segunda Guerra Mundial sabe la importancia de los
discursos (y los eslogans que salían de ellos), siendo los más famosos los del
Primer Ministro Winston Churchill. A ellos se les suma la propaganda y ambos se
convierten en mecanismos para unificar los esfuerzos y resistir cuando domina
la desesperanza (“keep calm and carry on”, es una frase muy conocida de esta
época). En una ocasión la princesa Elizabeth habló en la radio dirigiéndose a
los niños y jóvenes cómo ella. La lección del papel de los medios de
comunicación fue perfectamente aprendida. Su coronación en 1952 fue televisada
y en los últimos años apareció incluso en algunas películas representan su
papel.
De 1941 a 1943
realizó varias actividades de lo que se llamó el Frente interno o en casa para
colaborar en la guerra, tales como la creación de huertos en los jardines
privados o bordar. La imagen de la princesa Elizabeth una vez más se usó para
publicitar dichas tareas. Nueva lección aprendida: las guerras no solo se ganan
en las grandes batallas sino que dependen también de los pequeños pero
importantes trabajos diarios. Al cumplir los dieciocho años (1944) se unió a la
rama femenina de las Fuerzas Armadas británicas: el Servicio Territorial
Auxiliar (ATS), al parecer con cierta desconfianza del rey. Desde 1941 en el
ATS las mujeres podían hacer trabajos auxiliares cómo ser mecánicos, pilotear
aviones de un lugar a otro (no combatir), manejar vehículos de transporte,
entre otros. La princesa fue mecánico y chofer, y de esa forma se convirtió en
la primera mujer de la familia real que formó parte del Ejército.
El día de la Victoria
en Europa cuando finalizó oficialmente la Segunda Guerra en el continente, las
princesas bajaron a unirse con la multitud y supuestamente pasaron
desapercibidas al usar uniforme y gorras. Dicha historia que fue contada por la
propia reina en 1985 a la BBC fue recreada con grandes toques de ficción en la
película A Royal Night Out dirigida
por Julian Jarrold en el 2015. La realidad por el contrario es que fue una
salida bastante controlada que solo duró tres horas, pero no dudamos que para
la futura reina significó una experiencia novedosa.
Nos hemos apoyado en
breves biografía de la familia real y muy especialmente en artículos de prensa
que han tenido esta temática (Dalia Ventura, 11 de septiembre de 2022, “Cómo la
Segunda Guerra Mundial forjó el carácter de Isabel II” en BBC News Mundo; entre otros). La semana que viene retomamos la
serie que venimos realizando sobre la Batalla de Stalingrado.
Por lo visto, aprendía muy bien las lecciónes. Esto sería clave para que viviera, y a la vez reinara, por tanto tiempo. Una verdadera líder.
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