Publicado el 17 de agosto de 2022 en El Nacional y al día siguiente en Opinión y Noticias.
Desde
hacía mucho tiempo se sabía
que en
el terreno de la guerra aérea
los
Aliados occidentales preparaban
cosas
decisivas. (…) El éxito de la ofensiva
anglo-americana
contra el Reich fue obra
del
materia norteamericano, de superioridad
aplastante
en cantidad y calidad.
(Adolf Galland, general de la Luftwaffe).
La campaña de bombardeo de los Aliados y la lucha por la supremacía aérea sobre Europa, forma parte de los temas que le dedicamos una o dos entregas anuales en nuestra serie sobre el 80 aniversarios de la SGM. Tal como señala el documental de William Wyler de 1944: The Memphis Belle: A Story of a Flying Fortress, era otro Frente de guerra y uno muy importante, porque el éxito del futuro desembarco y el avance de los ejércitos en tierra y mar dependían del control del espacio aéreo, por no hablar de la destrucción de la industria y la moral del enemigo. Los anteriores artículos fueron publicados la primera semana de diciembre del 2020 (que trata de 1939 a 1940), la primera y segunda semana de octubre del 2021 (sobre 1941); y en la última semana de marzo del 2022 cuando explicamos el giro radical que tuvo la campaña de bombardeo en la primera mitad de 1942. Es en ese momento que la experiencia acumulada del Mando de Bombardeo de la RAF, su tecnología y la producción de numerosos bombarderos cuatrimotores, junto al liderazgo de sir Arthur Harris ¡comienzan a dar los resultados esperados!
En el período
entreguerras los EEUU desarrollaron las teorías, al igual que el Reino Unido,
que creían en el potencial de los bombarderos para determinar la victoria. La United States Army Air Corps (USAAC)
solicitó a la industria aeronáutica la construcción de prototipos que
permitieran llevar gran cantidad de bombas a largas distancias y con capacidad
para defenderse de los cazas enemigos. En la segunda mitad de la década se
eligen los dos cuatrimotores (el Boeing B-17 y el Consolidated B-24
“Liberator”) que cargarán bajo sus alas el esfuerzo de la lucha. En 1941 la
USAAC obtendrá una mayor autonomía del Ejército y pasará a llamarse USAAF; y después que Adolf Hitler declaró la
guerra a la potencia norteamericana en diciembre de ese año, ese mismo mes el
Presidente Frankiln Delano Roosevelt y
el Primer Ministro Winston Churchill deciden establecer como prioridad la
derrota de la Alemania nazi. A un mes del ataque a Pearl Harbor se ordena la
creación de una gran unidad de la USAAF que tendrá como sede numerosos
aeródromos en las islas británicas, y de esa forma el 19 de enero de 1942 nace
la Octava Fuerza Aérea.
La Eighth Air Force comienza a operar en febrero en Savannah Army Air Base (Georgia), con tres unidades subordinadas: VIII Bomber Command (BC) (bombardeo estratégico por los cuatrimotores), VIII Fighter Command (FC) (cazas que escoltan a los bombarderos), y VIII Ground Air Services Command (GASC) (transporte pero también bimotores dedicados al bombardeo táctico en coordinación con el Ejército). Se iniciará su constante entrenamiento que puede leerse en el libro del escritor John Steinbeck, 1942, Bombs Away: The Story of a Bomber Team. El 5 de mayo el mayor general Carl Spaatz asume el comando del Cuartel General de la Octava, y desde el 9 de junio comienzan a llegar las primeras unidades a Gran Bretaña. Desde el principio realizan actividades diurnas; sir Arthur Harris diría que por un “exceso de confianza y actitud arrogante”, pero otros señalan que los escapes de los B-17 permitían que fueran vistos de noche de modo que no tenía sentido. De día podrían ser más eficaces y defenderse mejor, pensaron; pero los meses que restas del año 42 fueron con cautela y no atacaron suelo alemán. La experimentada Luftwaffe les demostraría que tenían que pagar un alto precio, tanto que al final de la guerra sus bajas (50 mil aproximadamente, de las cuales 26 mil fueron fallecidos) superaron a la de los Marines.
Dos días después de
la primera acción de la Octava (aunque
no están relacionadas), los Aliados llevan cabo un raid o incursión sobre la
playa francesa de Dieppe. No era un desembarco para liberar el puerto ocupado
sino solo controlarlo por ocho horas. Hay diversas explicaciones del objetivo
del mismo y todavía sigue el debate, pero lo cierto es que fue un desastre. Un
alto costo en vidas humanas: 1907 muertos y 2304 prisioneros de guerra de los
seis mil que participaron (mayoría canadienses); eso quiere decir que más de
2/3 fueron bajas. Los defensores solo eran 1500 y padecieron 300 bajas. La Royal Navy tuvo 555 y la RAF perdió 119 aviones. Para agosto la Luftwaffe contaba con un nuevo caza (el
Focke Wulf FW-190) en mayores cantidades. El 190 les otorgaba la superioridad
tecnológica, que sumado a la gran experiencia de los pilotos; convencieron a
los Aliados que antes de cualquier desembarco se tenía que doblegar a la
aviación germana. La historia oficial ha sostenido que Dieppe ayudó a salvar
vidas en las futuras operaciones anfibias (“Torch”, etc.) al dar conocimientos
y evitar la toma de los puertos. Algunos historiadores señalan que se buscaba
capturar una máquina “Enigma” o mostrar a los soviéticos que un “segundo
frente” en Europa era imposible en 1942.
A la bibliografía que
venimos usando, le agregamos la recomendación del amigo y colega historiador
Henry Georget (profesor nuestro en la Universidad Central de Venezuela, y la
persona que consideramos posee los mayores conocimientos de la SGM y la
historia de la aviación, tantos que cuando era muy joven participó en el famoso
programa de Radio Caracas Televisión de finales de los ochenta: “Concurso
millonario”). La historia oficial: los siete volúmenes de Wesley Frank Craven
(editor), 1983, The U S Army Air Forces
in World War II y Roger A. Freeman, 1970, The Mighty Eighth: A History of the U.S. 8th Army Air Force (Units, Men
and Machines); junto a todo el material de las páginas webs de diversos
museos que poseen departamentos de investigación. La semana que viene nos
dedicaremos a otro tema anual: la resistencia interna tanto en Alemania como
los países ocupados por el Tercer Reich. ¿Y por qué el título “Masters of the
Air”? Porque seguimos esperando el estreno de esta serie producida por la dupla
Tom Hanks-Steven Spielberg, que puede llenar un vacío en el cine de la SGM al
contarnos los primeros momentos de la Mighty
Eighth.
Vengo de leer y comentar los dos artículos anteriores, yen cuanto a este
ResponderBorrarInteresante eso del oficial que pasó de héroe de guerra a ser el piloto contra Hiroshima.
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En cuanto a Harry Georget... qué sorpresa saber de él. Recuerdo muy bien su actuación en el concurso millonario que, si no me equivoco, era dirigido por Carmen Victoria Pérez. Lo mejor es que se retiró a tiempo. cuando le hicieron la pregunta, ya no válida, pero solo para saber si la respondía también, su respuesta fue: QUÉ ACERTADO ESTUVE.
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Gracias por leerme y comentar. Mi querido profesor Henry Georget, así es. Me lo recordaste.
ResponderBorrarUn abrazo.