“La firme voluntad de no perder los nervios”
Octava carta a Victor Klemperer sobre sus diarios:
1933-45
Publicado en el WSI Mgazine el 20 de enero de 2022
Querido Don Victor:
¡Feliz año 2022!
Aprovecho que es la primera carta (artículo) del año para desearle a usted (y a
todos mis lectores del WSI Magazine)
mis mejores deseos. Nuestra meta como columna mensual es seguir con nuestro
proyecto de reseñas de Diarios de la
Segunda Guerra Mundial intercaladas con semblanzas de buenos venezolanos, en
especial los menos reconocidos salarialmente en la actualidad: los maestros y
profesores. En septiembre pasado hablamos don Klemperer de sus vivencias del
año 1939 cuando comenzó la gran conflagración, ahora seguimos con el año 1940 y
en marzo y mayo con 1941 y 1942 respectivamente. Después haremos una pausa
porque nos dedicaremos a los Diarios de
Ana Frank que ella inició el 12 de junio de 1942. Según los editores en español
de su bitácora, ambos escritos representan “los testimonios más significativos
de los oscuros años del nacionalsocialismo alemán”. La guerra que en su
criterio sería el fin del régimen nazi, en el año de 1940 sufre un cambio
radical con las victorias de Adolf Hitler sobre la alianza anglofrancesa, y le
hace pensar con angustia y terror que el mal puede vencer: “las probabilidades
que venza el Tercer Reich son, cuando menos, muy grandes” (26 de mayo de 1940).
En su Diario de 1940 no se leerán afirmaciones
como la que escribió el 8 de enero de 1939: “Sigo esperando el milagro que una
mañana nos despertemos sin el Führer”, y el pesimismo se afianza debido a que
ya es un hecho su traslado a una Judenhaus
(residencia para judíos) el 24 de mayo y la pérdida de su querido hogar lo
cual supieron en diciembre pasado. En enero el Partido les dice que ustedes no
pueden proponer el inquilino sino que este lo elegiría entre los alemanes
repatriados (los que llegaron de la Unión Soviética entre otras regiones de Europa
Oriental) pero al menos al final quedará alquilada en manos de un hombre
honesto: el verdulero de la esquina: Berger, que pondrá su negocio en ella; y
desde el 15 de febrero los productos racionados deben comprarse en una tienda
especial para judíos (13 de enero). Pero ese mismo día habla de sus rutinas
escriturales y de lectura: “Cada día una docena de líneas del Curriculum (sus memorias), nada más: de
la mañana a la noche, cocina y hacer recados; a última hora de la tarde y por
la noche, leer en voz alta, y siempre cansado, y la voluntad de no perder los
nervios, dar buen ejemplo a Eva” (13 de enero).
En los primeros meses
de 1940 nos transmite los rumores sobre la inminente invasión de la Wehrmacht a los países de la frontera
occidental que empezará en abril y mayo con la famosa Blitzkrieg (según su estudio de la neolengua nazi: Lengua tertii imperii, surge el 16 de
mayo), y su percepción es que “Cuanto antes empiece la lucha, tanto más pronto
será el desenlace. Tal vez aún llegue a tiempo para nosotros. Hablamos de eso
día tras día. Pero la espera resulta cada vez más difícil” (21 de enero). No
hay nada seguro en los totalitarismos e incluso en cualquier régimen
autoritario, porque la verdad no existe en ellos y nos cuenta que sí se atreven
a escuchar radio extranjera se “condena a trabajos forzados”. La vida se reduce
a sobrevivir cada día, pero la naturaleza proyectiva del ser humano hace
inevitable la angustia por el futuro. Lo entiendo perfectamente querido
maestro. En mi país hay un ambiente de relativa esperanza en lo que respecta a
la recuperación económica ¿será posible? No sé, pero lo que veo por las calles
y en los comercios (ahora sí abastecidos) es gente con ropa sumamente vieja y
deteriorada, y la incapacidad de comprar todo lo que ven y necesitan. La
pobreza en Venezuela se ha incrementado como nunca se había vivido desde los
inicios de la modernidad en 1936. ¡Dios quiera se dé una recuperación y la
gente pueda comenzar a comer y a vivir con dignidad!
Lo felicito porque
para el 11 de febrero ya llevaba 70 páginas de sus memorias (escritas desde
noviembre), las cuales espera se extiendan hasta unas 450 en total. Por
internet - ¡ojalá usted pudiera haber conocido esa maravilla! – no las consigo,
y nadie tiene idea si algún día estuvieron en físico en Venezuela. Ruego a Dios
poder leerlas y no dudo que correré a comentárselas. Ese mismo mes lo obligan a
buscar las tarjetas de racionamiento en la Comunidad Judía, y estas son de 1000
gramos de pan para los judíos y 1750 para los arios ¡Qué horror! El 17 de marzo
nos dice: “más de un mes sin escribir en el diario, ya no tengo ánimos para
ponerme en ello”; pero igual no lo abandono lo cual se lo agradecemos. En mi
caso lamento que algunos momentos de mi vida escribí poco en mi bitácora, todo
lo contrario a la última década que está llena de detalles. Es insólito que
usted haya dicho eso y en los años siguientes escribió como nunca lo había
hecho en su vida, siendo el Diario su
gran obra por la cual el mundo lo conoce. Usted diría su tradicional frase: Vanitas vanitatum.
El día que esta
carta-artículo sale publicada se están cumpliendo 80 años de la famosa
conferencia de Wannsee en la que se decidió y planificó el exterminio de todos
los judíos que se encontraban en el territorio ocupado por el Tercer Reich:
casi toda Europa. Desde que el mundo conoció este hecho y sus consecuencias:
“El holocausto” o Shoá; siempre se ha
preguntado por la complicidad del pueblo alemán en la política antisemita de
los nazis. A medida que he leído su Diario
he identificado respuestas diversas, pero su tendencia se expresa en la
siguiente afirmación: “Me pregunto a menudo dónde está el antisemitismo
salvaje. Por mi parte, encuentro mucha simpatía, la gente nos presta ayuda,
aunque naturalmente con mucho miedo” (17 de marzo). Mientras Adolf Hitler
triunfa en la guerra frente a Francia y el resto de los aliados, ustedes deben
preparar el abandono de su casa, que como siempre digo “toda mudanza es un
incendio” por todo lo que se pierde. Su biblioteca y papeles se reducen al
mínimo porque ahora vivirán en dos cuartos, pero tuvo suerte frente al resto de
los judíos que en el mismo año estaban encerrados en guetos a veces en una sola
habitación para una familia. Al mudarse en junio a la Judenhaus (en Caspar-David-Friedrich.Strasse, 15 B) al menos cuando
la conoció el 26 de mayo escribió: “Una hermosa vida, demasiado angosta, demasiado
‘moderna’, abarrotada de personas que comparten el mismo destino. Situada
magníficamente, rodeada de verdor. Parcela de un antiguo parque (…)”.
Al llegar a la
residencia comenzó el cambio: menos soledad lo que significa menos tiempo para
leer y escribir (la señora Voss, una de las habitantes, vivirá metida en
vuestro apartamento y “habla sin cesar”) y en general “vida sin la menor
actividad intelectual” (31 de mayo), el control de la comunidad judía (en
general y de la casa) sobre vuestras vida y el temor que terminará obligado a
realizar trabajos humillantes para los nazis: “Si me ponen a quitar nieve,
moriré del corazón” (26 de mayo). La esperanza solo está en un cambio que no
parece posible en la guerra hasta que llega el verano e intuye rápidamente:
“creo inferir que a Inglaterra todavía le falta mucho para darse por vencida, y
sobretodo, que parece probable la intervención de Norteamérica” (6 de junio).
Me fascina ver que en medio de la destrucción de la verdad que realizan los
totalitarismos, una mente decidida a buscarla puede encontrar las respuestas
correctas. Pero la persecución no cesa y ya tendrán prohibido caminar por los
parques, el teléfono y el tiempo de comprar, y llega un punto en que “nadie
sabe con exactitud lo que está permitido, uno se siente amenazado por todas
partes” (6 de julio). Y en octubre llegará lo peor de las prohibiciones para la
gente como nosotros: el uso de las bibliotecas circulantes, dos años después
del no poder entrar a las bibliotecas públicas. Pero en medio de todo esto al
menos Berlín es bombardeada por la Royal
Air Force, mientras en las salas de cine en diciembre pasan propaganda
antisemita: El judío Suss y El judío errante; y paradójicamente se
suma una nueva prohibición que le ha permitido que los vecinos no le molesten:
no se puede salir del apartamento después de las 8 de la noche en las Judenhaus.
Me despido hasta
marzo, Dios mediante, cuando hablaremos de su Diario en 1941. Otro año de dudas ante nuevas victorias de Hitler
pero también el Imperio Británico ya no estará solo cuando dos nuevos aliados
se le unen: Rusia y Estados Unidos. La esperanza se consolida, pero el odio
antisemita parece llegar a límites nunca imaginados.
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