Carlos Balladares Castillo
Publicado en El Nacional
Los venezolanos
vivimos, especialmente desde 1998 para los que amamos la democracia y desde el
2013 para los que no estamos “enchufados”, en un estado de profundo estrés.
Estamos al borde de la locura en la lucha permanente por sobrevivir. De allí la
necesidad de un medio barato para relajarnos, para lograr distraernos por un
rato en una “burbuja” de relativa paz. En este sentido las series de TV pueden
resultar muy gratificantes y más si logran hacernos reír. Es por ello que he
comenzado a ver, pero ahora de manera ordenada desde la primera hasta la
última, la que considero la mejor serie de comedia de todos los tiempos: The Big Bang Theory (Chuck Lorre y Bill
Prady, 2007-2019). En este momento vamos por la segunda temporada e iremos poco
a poco comentando cada una de ellas, aunque queremos con esta primera crítica
especificar la esencia de la misma y las razones por las cuales la considero la
mejor.
La serie la descubrí
podríamos decir que tarde. Creo que le puse realmente atención entre los años 2011
y 2012. Sus diálogos son muy inteligentes, hay una gran verosimilitud en cada
uno ellos al estar apegados a los postulados de la ciencia, y esto la hace
sumamente ilustrativa. No es solo mostrar a unos “nerds” y “geeks” que luchan
contra su timidez para lograr conquistar chicas en medio de sus típicas
pasiones: mentalidad científica, fascinación por las historias de fantasía y
ciencia ficción, y la tecnología en general (primer argumento de la trama);
sino también el desarrollo de la amistad con todo lo que implica el compartir,
la aceptación de las diferencias y el apoyo en las debilidades y necesidades
del otro. Es por este elemento tan humano que la serie se ha convertido en un
verdadero clásico, por lo que ahora me propuse verlas de manera ordenada
descubriendo para gran disfrute los capítulos que se me pasaron la primera vez
que la descubrí.
Estos nerds (4
amigos) que son verdaderos “cerebros”: todos salvo Howard Wolowitz (Simon
Helberg) poseen un doctorado (Howard posee una maestría) y trabajan en
investigación por lo general en física en el Instituto Tecnológico de
California (Caltech) que queda en Pasadena. Sheldon Cooper (Jim Parsons) es el
personaje central: un genio precoz que al igual que el Dr. Spock (Leonard
Nimoy) de la serie Star Trek (Gene
Roddenberry, 1966-hoy) va descubriendo poco a poco algo para la cual su gran
inteligencia nunca lo había preparado: el sentido común y el aprendizaje de las
relaciones sociales. Acá está la causa de los enredos que nos hacen reír: las
situaciones absurdas que generan la personalidad metódica, disciplinada y extremadamente
lógica de Sheldon. El colega y amigo que vive con Sheldon es Leonard Hofstadter
(Johnny Galecki), y de los cuatro se puede decir que es el más normal. Leonard
se enamorará de la nueva vecina que llega al apartamento que tienen en frente: una
hermosa chica llamada Penny (Kaley Cuoco). Penny perturbará todas las “rutinas
nerds” de los cuatro amigos, de los cuales nos faltó hablar de Raj Koothrapali
(Kunal Nayyar), un astrofísico hindú de la India que inicialmente no puede
hablar con las mujeres a menos que tome algo de alcohol.
La primera temporada
se centra, no solo en presentarnos los personajes, sino en la evolución de
Leonard hasta lograr la primera cita (“date”) con Penny. De esta forma se nos
muestra el segundo gran argumento de la trama de la serie: la transformación de
las personalidades de Penny y Leonard hasta lograr enamorarse profundamente
complementándose en medio de sus diferencias. Esta es la parte romántica, del
típico “chica conoce chica, chico y chica se separan para que finalmente
terminan juntos”. Sabemos que esto ocurrirá pero después de hacernos sufrir por
muchas temporadas. Penny, la cual descubre el valor de los nerds y con su trato
ella se va haciendo más perspicaz y anhelante de conocimiento sin tener para
ello salir a obtener un postgrado. Se puede decir que la serie en este sentido
se hace quijotesca. Penny poco a poco va fastidiándose de las parejas con las
que acostumbraba salir (atractivos, fuertes pero vacíos) encontrando en Leonard
mayores virtudes aunque en esta primera temporada no termina de aceptarlo.
¿Por qué la considero
la mejor comedia de la TV? Porque es humana, porque sus personajes no son seres
extremadamente egoístas como los de la cínica Seinfeld (Larry David y Jerry Seinfeld, 1989-1998) ni posee
actitudes acartonadas que forzan la realidad como todas las que vi de niño y
adolescente (las que pasaban a finales de los setenta y los ochenta) siendo un
buen heredero de ella los extremadamente tontos de Friends (David Crane y Marta Kauffman, 1994-2004). Y no lo voy a
negar, me ha encantado porque yo soy un nerd aunque de
las ciencias sociales: humilde y suertudo como Leonard.
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