Carlos Balladares Castillo
Publicado en El Nacional.
El jueves pasado (11 de
octubre de 2018), Catalina Banko se incorporó formalmente como Individuo
de Número de la Academia Nacional de la Historia (ANH) de nuestro país,
ocupando el sillón V que quedó vacante al fallecer Tomás Carrillo Batalla
(1921-2015). Una vez más se debe recordar que si nuestro país sigue en pie es
por actos como estos, que demuestran que Venezuela no se reduce a la expresión
destructora y anárquica del bárbaro personalismo. En esta tierra existen
instituciones que con sus formas y tradiciones, pero especialmente con su
trabajo constante, permitirán el renacimiento de lo mejor que tenemos. Y lo
mejor que tenemos es nuestra gente sencilla que valora el mérito y el esfuerzo,
como es el caso de nuestra querida profesora Banko a la cual felicitamos
sinceramente.
El discurso de la nueva
Numeraria ("Tradición y colapso de la industria azucarera
venezolana"), resaltó al principio la labor de su antecesor señalando
especialmente sus investigaciones en el área común: la historia económica de
Venezuela. Esta tarea generó dos importantes publicaciones, entre otras: Historia de las finanzas públicas de
Venezuela y Leyes y decretos de
Venezuela. Después se centraría en el tema que ha estudiado desde hace más
de diez años: el azúcar. Su tono transmitía la pasión y preocupación que le
genera el tema, por ser un ejemplo: no de una crisis sino “¡de un verdadero
colapso de nuestra economía en general en especial de nuestra agroindustria!” El
estudio no se reduce a la muestra de resultados cuantitativos sino de la vida
de las haciendas que poblaron buena parte de nuestras zonas productivas, donde
se desarrollaron múltiples labores que representaron el esfuerzo cotidiano de
personas que estudiaron en nuestros centros académicos.
La Doctora Banko buscó una
reconstrucción histórica desde finales del siglo XIX hasta el presente,
enfatizando los aspectos del procesamiento de la caña para producir azúcar y
las instituciones que buscaron su modernización con la creación de las
centrales azucareras refinadoras. Me llamó la atención que dicho anhelo de
incremento de la producción fue rechazado por la mayor parte de los hacendados
porque temían la caída de los precios, y solo fue desde los cuarenta cuando con
el liderazgo del Estado generando “El primer plan azucarero” se establecerían
las instituciones (centrales, financiamiento y asesoramiento técnico, entre
otros) para acrecentar el suministro de azúcar en un esfuerzo mancomunado entre
el sector público y privado. Meta que se lograría al lograr el incremento de la
producción en 715% desde 1945 a 1956 reduciendo las importaciones en este rubro,
hasta lograr satisfacer la demanda interna e incluso exportar entre los sesenta
y principios de los setenta. Una vez más se nos muestra con esta maravillosa
historia cómo los venezolanos podemos ser modernos generando productividad y
prosperidad.
Pero los problemas llegarían
con el control de precios en el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez
(1974-79), que entre otras causas llevaron a la contracción de la producción.
En los ochenta esta crisis se superaría en parte, pero en los noventa con la
caída de los apoyos estatales y la privatización de varias centrales se inició
una nueva crisis; que en los últimos 20 años con la inseguridad jurídica y
personal, la estatización de las centrales y los controles de precios se
traduciría en el colapso desde el 2007 hasta hoy, tiempo en que la producción
ha caído en un 60%. La Doctora Banko enfatizó que las centrales estatizadas
solo generan el 15% de la producción nacional y el resto corresponden a las
privadas. Para concluir diciendo: “!El panorama de la agroindustria azucarera
es desolador!” Y para revertir éste desastre debemos reconstruir, entre varios
aspectos, “la cultura del trabajo” que se ha “extraviado”.
La respuesta que le daría la
Numeraria Doctora María Elena González Deluca fue sumamente cálida y llena de
un fino humor. Y no podemos dejar de responder a las últimas palabras de
agradecimiento que ofreció nuestra admirada Doctora Banko a todos los
venezolanos porque el país la recibió “en calidad de refugiada” cuando en su
natal Argentina “imperaba una cruel dictadura”. Estas palabras generaron un
fuerte aplauso en los asistentes, y de mi parte quiero decirle que somos
nosotros los que estamos agradecidos por su generosidad al asumir la formación
de tantas generaciones (siempre la veo llegar en Metro a las clases en la UCAB
y en tantas tareas de administración e investigación en la UCV) y colaborar con
el desarrollo de la historiografía nacional.
Y queremos concluir con una
hermosa frase de nuestro amigo e Individuo de Número de la ANH: Don Tomás
Straka: “Hacía tiempo que una incorporación a la Academia Nacional de la
Historia no generaba tanta alegría y tanto consenso. Todos celebramos el hecho
de que Catalina Banko haya sido electa como Numeraria para el Sillón V, como lo
que es: el reconocimiento a su obra sustantiva y dilatada, a su bonhomía y a su
don de gentes. ¡Enhorabuena por ella, por la república, que le ha asignado
tan elevada función, y por la ciencia!”
Nota: gracias al buen amigo y colega Carlos Arvelaiz por facilitarme el audio del discurso.
En la foto aparece la réplica del púlpito o catedra cuyo original se exhibe en la Capilla Santa Rosa de Lima del Palacio Municipal.
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