Para
conocer la historia del cine (y V)
Carlos
Balladares Castillo
Publicado en El Nacional.
Al llegar a la última
entrega de las reseñas sobre la serie documental: La historia del cine: una odisea (Mark Cousins, 2011), podemos
ofrecer algunas impresiones generales. No vamos a negarles que no logró
atraparnos tal como ha pasado con otros largos documentales, es más, ya
estábamos un poco cansados para estos últimos capítulos que muestran el cine de
los noventa y principios de siglo XXI. Agradecemos a Cousins que nos haya dado
una idea global de la historia del cine y presentado a directores - junto a sus
films - que no conocíamos o habíamos atendido poco; pero estuvo algo floja. Y
creemos que es por dedicarse en extremo al otro cine, el cine que se rebeló a
Hollywood. De manera que nos faltó una parte importante de la historia. Una
mejor descripción y análisis de cada década. A continuación atendemos sus
últimos capítulos.
En el capítulo 13 se dedica
a aquellas películas que ante la digitalización y el predominio en Hollywood
del cine de acción, ciencia ficción (o mejor hablar de “space opera”) o
fantasía; anhelan ser lo más realistas posibles. De esta forma, siguiendo a
Cousins, hay una vuelta a lo más sencillo de la imagen que resalta los
sentimientos y la belleza; y que quiere centrarse en el ser humano en toda su
plenitud, y que lo digital no logra captar. Todo el capítulo se burla de las
películas como “Matrix” (hermanos Wachowski, 1999), “El señor de los anillos”
(Peter Jackson, 2001) o “Avatar” (James Cameron, 2009); o aunque no las rechaza
totalmente. Y exalta en especial a los iraníes: Samira Makhmalbaf (nacida en
1980), Mohsen Makhmalbaf (nacido en 1957) y a Abbas Kiarostami (1940-2016).
Éste último buscó la reducción de la técnica y sostenía que el director debía
ser una especie de entrenador de fútbol que prepara a los actores junto al
resto de los involucrados en la película, pero que se “aparta” una vez que
empieza la filmación.
Después revisa el cine de Hong
Kong y Taiwan de la mano de Wong Kar-wai (nacido en 1958) y Hou Hsiao-hsien
(nacido en 1947) respectivamente. Ellos muestran “la belleza de la gente triste
y solitaria”, el uso de planos fijos y el dominio de las emociones. En el Japón
es Shinya Tsukamoto (nacido en 1960) como una forma de mostrar el impacto de la
tecnología en nuestras vidas con “Tetsuo”(1989) y el terror de Hideo Nakata
(nacido en 1961) con “Ring” (1998). Los seguidores del “Dogma 95”, los daneses:
Lars von Trier (nacido en 1956) y Thomas Vinterberg (nacido en 1969),
que llevaron la sencillez de la filmación al extremo. Por su parte los
franceses volverán a los temas sociales: los obreros y especialmente las nuevas
etnias en la nación gala, y todo el conflicto y violencia que significaba el
multiculturalismo.
En el capítulo 14 se dedicará
a lo que ha denunciado, que no es más que la forma en cómo Hollywood a partir
de los noventa hizo que “la realidad perdiera realismo”. De esa forma nos
explica las imágenes creadas por ordenador, dando ejemplos con “Gladiator”
(Ridley Scott, 2000), “Terminator 2” (James Cameron, 1991), “Jurassic Park” (Steven
Spielberg, 1993) y “Titanic” (James Cameron, 1997). Parecía que el cine volvía
a nacer, y “tenía la emoción de lo que se ve por primera vez” ¡por fin se
podían ver perspectivas que eran imposibles de crear en el pasado! Pero el mundo
empezó a cambiar también y se impuso el relativismo: no hay grandes verdades y
“todo es reciclable”. Así se reciclan los géneros y las “películas citan a
otras”, como Quentin Tarantino (nacido en 1963) con el cine de gangsters en la
cual muestra las diversas miradas sobre la realidad. Otros ejemplos son los
hermanos Joel y Ethan Coen (nacidos en 1954 y 57 respectivamente), y Gus Van
Sant (nacido en 1952). Todas ellas mostrando una violencia por la violencia, un
sinsentido sin límites. Y finaliza con la australiana Jane Campion (nacida en
1954) que dirigió “El piano” (1993), empeñada en mostrar el subconsciente; y
Baz Luhrman (nacido en 1962) con sus trepidantes: “Romeo + Juliet” (1996) y
“Moulin rougue!” (2001).
En el último capítulo se
dedican a las más recientes novedades de la primera década del siglo XXI
haciendo una recapitulación, recordando que “la realidad ha vuelto” a través de
un hecho político fundamental: el ataque terrorista a las Torres Gemelas del 11
de septiembre del 2001. Los documentales, como el relativo a este hecho:
“Fahrenheit 9/11” (2004) de Michael Moore (nacido en 1954), se hicieron
taquilleros e influyeron sobre muchas películas. Hace un repaso por los films
de diferentes naciones (Turquía, Rumanía, Argentina, México) que muestran la
realidad, y se detiene en Corea del Sur donde predominan los temas de
violencia. El cine también examina la mente y sus oscuros deseos. Al final se
logra mezclar la fantasía y la realidad, porque las películas siempre han
servido para ello y nosotros anhelamos que así sea.
Cousins es el señor de los
adjetivos y eso le quita credibilidad, debe haber repetidos más de cincuenta
veces que tal o cual película o director es la mejor, la más innovadora o la
más importante de su época. En la serie hay mucho de caótico y ausencia de
estructura, de un sistema que te permita ver la historia del cine y no solo el
mostrar películas una tras otra. Sí, busca las innovaciones (esta es su tesis),
pero no puede ser que haya pocas conexiones entre todas ellas y podamos ver
tendencias y un relato ordenado. Le agradezco que me haya permitido ver tantos
films que no conocía, que me diera cierta idea de cada década; pero me he
quedado esperando algo más. Cierra con un “Epílogo: El cine en el año 2046” que
parece decirnos: lo importante es la pasión que sentimos por éste arte, la cual
debemos celebrar siempre: haciendo y viendo películas.
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