Artículo de Gioconda San Blas tomado de su blog y facilitado por el buen amigo e historiador Tomás Straka.
El IVIC, la
ciencia en Venezuela, el país pierden un baluarte con la desaparición física de
Luis Manuel Carbonell.
Imágenes en
blanco y negro: Archivo fotográfico del Instituto Venezolano de Investigaciones
Científicas (IVIC). Esta foto, ca. 1975
IN MEMORIAM
Dr. LUIS
MANUEL CARBONELL
29/12/1924 - 19/11/2015
29/12/1924 - 19/11/2015
Se ha
ido Luis Manuel Carbonell Parra, uno de los pocos pioneros de la ciencia en
Venezuela que todavía quedaban para dar testimonio de una era que iniciada en
1958, a la caída de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, dio a lo largo de 40
años enormes frutos en la actividad científica del país.
Resumir
en pocas líneas la vida académica de Luis Carbonell es una meta laboriosa de
alcanzar si nuestro propósito es desmenuzar su Curriculum
Vitae. En realidad, lo que intentamos es dibujar algunos bocetos de su
personalidad y trayectoria, que permitan conocer su hoja de vida para recuerdo
de quienes compartimos algunas de sus andanzas, así como para conocimiento de
las nuevas generaciones y memoria histórica de la ciencia en Venezuela.
El Instituto Venezolano de
Investigaciones Científicas (IVIC), ya con 56 años de vida, es -mejor
dicho, fue en su primer medio siglo- en buena parte el producto de la visión de
aquellos pioneros, Luis Carbonell entre ellos, que con ánimo sin límites
apostaron en 1958, a la caída de la dictadura, por la modernización del país,
por la elevación cultural y científica de una Venezuela atrasada, por un
progreso basado en principios democráticos de acción política.
Natural
de Caracas y graduado en la Universidad
Central de Venezuela (UCV) de Médico Cirujano en 1948, con
especializaciones en Patología e Histoquímica en destacadas universidades de
los Estados Unidos, Carbonell regresa al país para encargarse de la cátedra de
Anatomía Patológica de la UCV, incorporándose luego como investigador al Instituto de Investigaciones Médicas Luis Roche, bajo la
dirección de Marcel Roche.
Antes
de embarcarse en esa empresa intelectual científica, Carbonell se había
involucrado en una aventura de deportes extremos, por así llamarla. Corría el
año 1950 cuando se sumó como médico a la expedición oficial que encontraría las
fuentes del río Orinoco, cuyas coordenadas eran necesarias para delimitar la
frontera entre Venezuela y Brasil, según los tratados de Tordesillas y San Ildefonso. De manera que establecer el punto geográfico
preciso de ese origen era materia de soberanía nacional. La expedición llegó a
las fuentes del Orinoco el 27 de noviembre de 1951, luego de una travesía
narrada por su esposa Julieta Salas de Carbonell en “El misterio de las
fuentes” (Ed. Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales, 2013;
ver reseña). Con él se va el último sobreviviente de esa
expedición.
En
1958 Carbonell formó parte de la Comisión Científica Asesora nombrada por
el Ministro de Sanidad para evaluar al Instituto Venezolano de Neurología e
Investigaciones Cerebrales (IVNIC) y luego, al transformarse éste en IVIC (Gaceta
Oficial No. 25.883; 09/02/1959), entró a formar parte de la plantilla de
investigadores, convirtiéndose en el primero en publicar un trabajo en una
revista científica internacional de prestigio, con la etiqueta del recién
nacido IVIC, texto que versó sobre un parásito intestinal endémico en nuestras
tierras (Carbonell LM, Apitz RJ. Histochemical study of a pigment in the
digestive tube of Ascaris lumbricoides. Exp Parasitol. 1959 Dec; 8:
591-5).
En el IVIC
creó el Departamento de Patología Experimental, el cual por fusión con el
Departamento de Virología originó posteriormente el Centro de Microbiología y
Biología Celular (CMBC) y dentro de éste, el Laboratorio de Micología, donde
compartí con él y con mi esposo Felipe San Blas la investigación científica
sobre hongos patógenos para humanos, propios de Venezuela y América Latina,
elaborados con criterios universales de excelencia.
Personal del Departamento de Patología Experimental, IVIC, ca. 1964
Sus trabajos científicos se concentraron en aspectos ultraestructurales de las patologías fúngicas, contando para ello con el apoyo de un grupo importante de colaboradores de la más alta calidad, con los que siempre se supo rodear para formar equipos que dejaron una profunda marca en el devenir del CMBC. Sus aportes le rindieron el reconocimiento de sus pares locales y extranjeros.
Luis
Carbonell con Tamotsu Imaeda (sentado) y Benito Galindo (ca. 1970)
Paralelamente a su labor investigativa, Carbonell tuvo siempre una personalidad
inquieta en lo organizativo. Al incorporarse al IVIC como investigador, también
lo hizo sucesivamente como Decano de Estudios, Subdirector y finalmente
Director desde 1974 hasta 1981, dedicando buena parte de sus esfuerzos a la
consolidación y crecimiento de la naciente institución, bajo los criterios de
calidad que privan en las mejores instituciones de investigación a nivel
internacional. De manera que lo que el IVIC fue durante varias décadas, ese
instituto de alta factura, reconocido como uno de los mejores en América Latina
en investigación científica de nivel internacional, orgullo de la nación, se
debió en buena parte a ese grupo pionero y visionario, del cual Carbonell formó
parte.
Luis
Carbonell con Rómulo Betancourt, Presidente Constitucional de la República
de
Venezuela
(1959-1964) y su esposa, Carmen Valverde de Betancourt
Luis
Carbonell con Arnoldo Gabaldón (izq.), Ministro de Sanidad
en tiempos
de la presidencia de Betancourt
Luis
Carbonell con Raúl Leoni, Presidente Constitucional de la República de
Venezuela (1964-1969)
La jubilación en 1981 no significó para Carbonell un pase a retiro. Por el contrario, en búsqueda de nuevas metas, se involucró en actividades políticas relacionadas con lo científico y tecnológico, convirtiéndose en Ministro (sin cartera) de Ciencia y Tecnología en 1984, a lo cual siguió la cartera de Ministro de Educación el año siguiente. Entre muchas otras actividades que sería largo detallar, también dedicó grandes esfuerzos a laAcademia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales (Caracas) donde ocupó el Sillón XXX y de la cual fue su Presidente en el período 2003-2005, así como a la Fundación para el Desarrollo de las Ciencias (FUDECI), de esa misma Academia, la cual presidió desde 1995 hasta 2003. Esta labor en FUDECI ha sido particularmente valiosa, por cuanto dicha fundación está dedicada a la conservación del ambiente, generando información científica, innovando y transfiriendo tecnología con el fin de mejorar la calidad de vida de la sociedad conservando la biodiversidad.
Entre
diversas distinciones, fue condecorado con la Orden del Libertador, en el Grado
de Caballero (1953) y Banda de Honor (1985); Orden de Andrés Bello, Clase Corbata
(1968) y Banda de Honor (1985); Orden Francisco de Miranda, Banda de Honor y
Segunda Clase y la Medalla de Instrucción Pública "Orden 27 de
Junio", del Ministerio de Educación (1966).
En 2009
el personal científico del CMBC del IVIC decidió dar el nombre de Luis Manuel
Carbonell a su Auditorio, en un acto de reconocimiento a la trayectoria que él
había desplegado no sólo dentro del IVIC sino, como ya vimos, en afán de servir
a la nación en el fortalecimiento de un sistema de ciencia, tecnología e innovación
(CTI) que pudiese acercar a Venezuela a países más desarrollados, convencido
como estaba de que CTI son elementos fundamentales en el progreso de las
naciones. No deja de llamar la atención que un legítimo acto de reconocimiento
como éste viniese cargado con la mezquindad de alguna autoridad de paso, de
alguna medianía que pretendió impedirlo. Que los investigadores del CMBC nos
enfrentáramos a ese despropósito da cuenta de la conciencia que teníamos de la
valía de Luis Carbonell para que su nombre quedara grabado en aquella placa de
reconocimiento institucional.
Luis
Carbonell con Gustavo Niño Vega, entonces Jefe del CMBC, 15/10/2009
Fotos: Enrique González, Unidad de Fotografía Científica, IVIC.
Fotos: Enrique González, Unidad de Fotografía Científica, IVIC.
Luis
Carbonell con Gustavo Niño Vega y mi persona
A lo
largo de sus casi 91 años, Carbonell conservó siempre una energía y un espíritu
jovial que ya quisieran para sí muchos jóvenes. Algo digno de mención fue su
amplitud para aceptar opiniones adversas a sus posiciones
político-institucionales, sin que ello afectase la amistad, el respeto, el buen
entendimiento y la decencia que deben privar en los manejos institucionales.
Doy fe de ello, por las diversas oportunidades de disenso que él y yo tuvimos a
lo largo de nuestra dilatada relación profesional, un vínculo que con el paso
del tiempo se convirtió en amistad entre familias.
El
IVIC, la ciencia en Venezuela, el país pierden un baluarte con la desaparición
física de Luis Manuel Carbonell. En lo que a mí concierne, también pierdo ese
amigo que no tuvo reparos en cambiar los arreglos que él como Jefe del Departamento
de Patología Experimental adelantaba conmigo en el lejano 1969 para
matricularme en el norte a hacer mi doctorado, al enterarse de que el amor se
me había cruzado en el laboratorio en la figura de Felipe, ido a Escocia para
cursar estudios doctorales y hasta allá quería yo seguirlo; el amigo que al
nacer mi primogénito fue el primero en ser informado de la condición que traía
el neonato, porque él estaba junto a mi esposo en la sala de espera y el
obstetra lo reconoció como antiguo compañero de estudios; el colega y amigo que
no dudó en postularme sucesivamente como candidata a Miembro Correspondiente eIndividuo
de Número de la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales
y años después, posponer una delicada operación del corazón para darse tiempo a contestar mi discurso de incorporación como Individuo de Número de
dicha Corporación.
A ese
amigo lo extrañaré, mientras comparto la tristeza de su partida con su esposa
Julieta (Juli) Salas de Carbonell y su familia. A ese investigador y político
de la ciencia lo extrañaremos todos aquellos que creemos en la ciencia
universal como motor de desarrollo nacional.
Gioconda
Cunto de San Blas
Presidenta de
la
Academia de
Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales
Investigadora
Emérita del IVIC
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