Milagros González en el lente del gran fotografo Luis Brito (1. enviar foto). Doy gracias a la
profesora María Magdalena Ziegler por haberme presentado a esta colega suya del mundo del arte y los museos, un área de la historia tan fascinante pero tan descuidada por mi - ¡ah el problema de la especialización! -. Gracias por la amistad y el tiempo.
profesora María Magdalena Ziegler por haberme presentado a esta colega suya del mundo del arte y los museos, un área de la historia tan fascinante pero tan descuidada por mi - ¡ah el problema de la especialización! -. Gracias por la amistad y el tiempo.
Profeballa
2.
Resumen de su vida como historiadora: (ciudad de nacimiento,
año), ciudad donde vive actualmente, pregrado, postgrado, docencia,
investigación, publicaciones.
año), ciudad donde vive actualmente, pregrado, postgrado, docencia,
investigación, publicaciones.
Nací en Caracas, en 1970.
Actualmente vivo en Miami, USA. Estudié Museología e Historia del Arte en la
Universidad José María Vargas, y cursé la Maestría en Historia de las Américas
de la UCAB. Actualmente en tesis del Doctorado en Historia de la misma
Universidad. Trabajé 10 años en el Museo de Bellas Artes de Caracas (MBA), en
el período en que realicé los estudios de postgrado, por lo que mis estudios
los viví a través de las necesidades de esa institución. El MBA fuela gran
fuente primaria, para muchas de mis investigaciones. Mi tesis de maestría fue
una respuesta a la memoria del Museo, pues estudié los inicios de los museos en
Caracas (y, por lo tanto, los inicios del MBA), y el rol que en ello jugaron
los intelectuales de la época. Tuve la suerte de tener como tutor al Profesor
Elías Pino Iturrieta, todo un lujo he de decir, y de haber formado parte de una cohorte de los
talleres de Milagros Socorro en la Fundación Polar, lo que fue también
excelente.
Pues bien, esta
investigación sobre los museos fue tan generosa que devino en la tesis (por
supuesto), en una exposición en el MBA en diciembre de 2004 (titulada
Coleccionismo I, documentos y relatos. Inicios del Museo de Bellas Artes de
Caracas. 1917-1938), la publicación del catálogo de la referida exposición
(Museo de Bellas Artes, Caracas, 2005), un artículo: “Una vitrina para la
nación. La Exposición Nacional de Venezuela en 1883”, El Desafío de la Historia,
Año I, Nº 3, Caracas, y finalmente, la publicación de la tesis, De la colección
a la Nación. Aventuras de los intelectuales en los museos de Caracas
(1874-1940), Colección Periodismo y
Memoria, Fundación Polar, Caracas, 2007. Fue un proceso que empezó en 2002,
cuando estaba embarazada de mi primer hijo. Empecé a escribirla tesis durante
el post parto, entre las sesiones de lactancia. Cuando defendí la tesis
(finales de 2005) me acababa de enterar de mi segundo embarazo, estaba entre la
náusea del primer mes, la felicidad por el bebé y el susto de la defensa. Y
cuando publiqué el libro, mi segundo bebé ya era una realidad en mis brazos.
Siempre relaciono esta investigación que me llevó cinco años, con mi
maternidad. En lugar de sentir que el hecho de ser mamá me coartaba, me nutrió,
me dio fuerzas. Todo, la persecución de archivos, recopilación de datos,
análisis de los mismos, búsqueda de datos faltantes, construcción de hipótesis,
conseguir una voz propia para el discurso, y finalmente, escribir, lo hice al
compás que me indicaba la maternidad.
Desde el pregrado me he
interesado por el coleccionismo como fenómeno, a lo largo del tiempo. Estudiar cómo
un conjunto de objetos (en una colección de un museo, una colección personal,
una biblioteca, o incluso, un testamento) permite entender y visualizar un
aspecto dela sociedad, su momento, el imaginario de sus integrantes, un atisbo
al universo en que vivieron nuestros antepasados. Su cotidianidad, estatus
social, sus anhelos, sus sueños y pesadillas, y su más concreta realidad. Ello
me llevó a estudiar los bienes muebles de las testamentarías de tres
presbíteros del siglo XVIII que se encuentran en el Archivo Arquidiocesano de
Caracas: “Dignidad y Estatus más allá de la muerte. Estudio de los bienes
muebles en las testamentarías de los Presbíteros Don Juan Félix Jeres de
Aristigueta (1784), Don Pedro Manuel Noriega (1782) y Don Josef Bernardo
Álvarez Daboy (1782)”, publicado en Cuadernos Unimetanos, Año V, Nº 24, julio
de 2010, Universidad Metropolitana, Caracas.
El Doctorado, del cual me
falta la tesis, me dejó dos grandes temas en el tintero (uno en proyecto y el
otro a medio escribir), los cuales he tenido que dejar en un compás de espera,
mientras transcurre esta nueva etapa de adaptarme a un nuevo país, para vivir
la aventura del inmigrante y lograr echar raíces para el futuro de mis hijos.
Estos temas son por un lado el rol de José Gómez Sicreen la difusión
internacional del arte venezolano a partir de 1948 y hasta alrededor de 1970
(aún no logro delimitar a gusto el marco temporal, es algo en proceso), y por
el otro los eventos en torno a las estatuas ecuestres de Simón Bolívar y
Antonio Guzmán Blanco (1872-1889). El interés por estos temas surgió de dos
seminarios distintos, por ello la disparidad en las fechas y los temas. Pero
ambos tienen que ver con obras de arte, su adquisición y proyección como reflejo
del país, de lo que la sociedad venezolanaproyectaba en ellas. Ambos llevan
entre las líneas sobre los grandes hombres, historias de pequeños hombres
llevando a cabo grandes empresas. El tema de las estatuas ecuestres fue llevado
al II Congreso Internacional sobre Escultura Virreinal (Instituto de
Investigaciones Estéticas, UNAM) en Puebla, México, en octubre de 2010, y se
sintetizó en un artículo “Héroes a caballo, mortales por tierra. Las estatuas
ecuestres de Simón Bolívar y Antonio Guzmán Blanco”, en El Desafío de la
Historia (Año 5, Revista 38). El estudio de José Gómez Sicre está aún en espera
de su momento.
3. ¿Cuándo y cómo nació su vocación como historiadora?
Desde niña me interesé por
los procesos de largo aliento: empecé por la geología (amaba leer sobre
volcanes, edades geológicas, y coleccionaba fósiles), luego los dinosaurios,
las pirámides. Soñé con ser egiptóloga, luego arqueóloga. Nunca pensé en ser
historiadora, para entonces, pensaba que la historia nutría todo aquello que me
interesaba, y que partía siempre de los objetos, del patrimonio cultural. En
segundo año de bachillerato tuve un buen profesor de Historia Universal (era bueno,
aunque creo que sólo tres alumnos le hacíamos caso). Creo que entonces
consideré la historia como una posibilidad. También me gustaba la biología. Por
lo que con tumbos y desaciertos terminé en la Facultad de Medicina de la UCV,
donde una de mis materias preferidas (una isla en medio de la ansiedad que me
causaba esa carrera), fue casualmente Historia de la Medicina (una materia que
mis compañeros médicos de vocación, veían con fastidio). Abandoné esta carrera a
tiempo, y afortunadamente llegué a la Escuela de Museología, donde pude
reencontrarme con los objetos que atesoran la memoria. Y entonces descubrí que
todo objeto museológico tiene tras de sí innumerables documentos. Que las
colecciones museológicas necesitan de la metodología del historiador. Pensé
hacer un postgrado en historia, pero me preocupaba mi pésima memoria y una
tendencia que tengo a invertir el orden de los números (por ejemplo, cambiar
las fechas mientras hablo, lo cual es sencillamente, grave para un
historiador). Entonces mi profesor de historia en pregrado, William Parra me
dijo: “los documentos son los que te garantizan la precisión en tu trabajo, no
necesariamente tu memoria. Lo que hace poderosa una investigación es el manejo
creativo que tengas de tus fuentes. Te aferras a los documentos, confirmas
antes de escribir o exponer la información. La haces tuya y la interpretas. Hacer
memoria no necesariamente significa tener una gran memoria”. Esa reflexión me
liberó y salí corriendo a inscribirme en el postgrado de Historia de las Américas
de la UCAB.
4. ¿Qué lectura, película-serie, o persona fortaleció dicha
vocación? ¿Cuál es su historiador preferido y por qué? ¿Qué libro de
Historia recomienda y por qué?
4. ¿Qué lectura, película-serie, o persona fortaleció dicha
vocación? ¿Cuál es su historiador preferido y por qué? ¿Qué libro de
Historia recomienda y por qué?
Mi formación como
historiadora fue bastante accidentada y poco convencional. Por mis manos
pasaron libros que nunca utilicé (no hablemos de textos como la Anatomía de Rouviere
o la Fisiología de Guyton), libros de museología pura,
autores de historia del arte como E.H. Gombrich o Erwin Panofsky. Hay
muchos libros que me faltan por leer, y tal vez no me alcance la vida para
ello.
Panofsky y su análisis
iconográfico e iconológico siempre me fascinó. Tal vez porque es una manera muy
concreta y estructurada de aproximarse a los objetos museológicos. Es, en
cierto modo, una manera de diseccionar el objeto y sus documentos. ¿Tal vez
esta afinidad un legado de mi paso por el Instituto Anatómico de la UCV? Quién
sabe.
“El Museo Desaparecido”, de
Héctor Feliciano, al igual que “Monuments Men” de Robert E. Edsel. Son dos
libros que he leído con emoción. La Historia de la Fealdad, de Umberto Eco, una
manera de acercarse a la historia del arte desde el ángulo más interesante, a
mi manera de ver. Me encantó la serie de History Channel “Los hombres que
construyeron América”.
5.
¿Cómo fue su experiencia en el pre y/o postgrado de historia?
El pregrado en la Escuela de
Museología e Historia del Arte, fue un período para reencontrarme, luego de mi
etapa de extravío en la Escuela de Medicina. Para armar un rompecabezas y
entender hacia dónde iba. Pude haber optado por las áreas más técnicas de la
museología y en ese caso alejarme de la historia, pero no fue así.
Afortunadamente desde un principio entendí que el área de investigación era lo
que me llamaba, y traté de tomar la mayor cantidad de pasantías en
departamentos de investigación de museos. La profesora Lola Lli Albert me ayudó
a entender que si desarrollaba una metodología clara de investigación, el resto
era solo corazón y esfuerzo. El profesor Armando Gagliardi me ayudó a entender
el museo como fuente primaria, y me dio una materia que fue seminal: Historia
del Coleccionismo. Hice tres semestres de pasantías trabajando para el
Diccionario Biográfico de la Galería de Arte Nacional, bajo la tutela de
Alejandro Salas y Esmeralda Niño. Considero que esa fue una de mis principales
experiencias formativas en el pregrado para llegar a ser la investigadora que
soy actualmente: aprendí a hacer con emoción lo que muchos investigadores de
los museos evaden: biografías y cronologías. Encontré el gusto en enterrarme en
carpetas de prensa, en archivos administrativos, en buscar (¡y encontrar!)
fechas de nacimiento que algunos artistas vivos no me quisieron revelar, por
coquetería. Cuanto lamento haber difundido sus secretos. Descubrí la emoción que
brinda encontrar un dato, una fecha, un nombre. No me imaginaba que una pieza
de información podía hacerme la vida más feliz durante, al menos, una semana.
En el postgrado tuve la
ocasión de recibir clase con excelentes historiadores. Es realmente una fortuna
asistir a una clase de Elias Pino Iturrieta, Manuel Donis, Lucía Raynero, José Ángel Rodríguez, Rafael
Strauss, Oscar Abdala o Demetrio Boersner. Cada uno me brindó algo de su visión
de la historia, de su manera de aproximarse a ella. De su pasión por generar
preguntas nuevas ante cada hallazgo. Con ellos entendí que la historia es un
hilo que vamos siguiendo, al tiempo que tejemos un discurso. Al profesor Pino
Iturrieta mi eterno agradecimiento por haber sido un tutor que me planteó
nuevos retos en cada reunión. Cuando empecé a trabajar la tesis con él, tenía
muchas inseguridades: fundamentalmente, yo sentía que mi formación tenía
“fallas de origen” (no era historiadora de la UCV, era un bicho raro, una
“museóloga”). El profesor Pino Iturrieta me ayudó a sacar lo mejor de mí y,
gracias a que me trató con un respeto infinito, aprendí a valorar mi formación
como museóloga. A lo largo de mi tesis entendí que la museóloga que había en
mí, con una metodología de investigación (adquirida en pregrado gracias a Lola
Lli Albert) tenía mucho que ofrecerle a la investigación histórica.
6. ¿Cuál fue su primer escrito como historiadora o cuál fue el
que más le gustó? ¿A quién se lo dedicó?
6. ¿Cuál fue su primer escrito como historiadora o cuál fue el
que más le gustó? ¿A quién se lo dedicó?
Mi único libro, hasta ahora.
De la Colección a la Nación. Aventuras de los Intelectuales en los Museos de
Caracas (1874-1940). Colección Periodismo y Memoria. Fundación Polar, Caracas,
2007.
(Concluye mañana)
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