El maestro Domingo
Autor: Carlos Alarico Gómez
Publicado en "Papel Literario" de El Nacional el 30-VIII-2014, ver acá.
“Irwin no descuidaba ningún aspecto de su obsesión académica
y sostenía que nuestras Fuerzas Armadas siempre han sido utilizadas por los
partidos políticos de izquierda o derecha creando un grave problema en la
esfera de actuación militar”
Domingo Irwin, “El maestro”, como lo llamaban con afecto sus
numerosos alumnos de la UCAB y de la UPEL, acaba de partir hacia lo ignoto. Su
inesperado deceso no le permitió concluir su último proyecto editorial que
adelantaba en el Instituto Mario Briceño Iragorri, pero deja ante sí un valioso
legado generado por sus grandes dotes de docente, de investigador y de
escritor. El maestro se graduó en el Pedagógico Caracas y obtuvo su título de
Magister en Seguridad y Defensa en el Instituto de Altos Estudios de la Defensa
Nacional, lo que lo motivó a dedicar sus esfuerzos académicos a la investigación
de las relaciones cívico-militares en la historia venezolana de los últimos dos
siglos.
No fue poco lo que localizó en sus investigaciones. Durante
casi todo el siglo XIX, Venezuela estuvo dominada por la violencia de guerras
civiles y de seudo-revoluciones que llevaron al poder a caudillos militares que
gobernaron durante 150 de los 200 años que ha vivido nuestra nación. Esta
realidad lo llevó a investigar la relación entre militarismo y pretorianismo,
dedicando especial atención al tema del profesionalismo militar iniciado en
nuestro país a partir de 1910.
Ese interés suyo por el tema militar se profundizó cuando
efectuó sus estudios de magister en planeamiento para la defensa en el Centro
de Estudios Hemisféricos de la Defensa en la Universidad de Defensa Nacional
ubicado en Washington, los cuales perfeccionó durante el Doctorado en Historia
que realizó en la UCAB. Esos estudios le dieron material abundante para
escribir las obras Balance y perspectivas de las relaciones civiles-militares
venezolanas en la segunda mitad del siglo XX; Relaciones civiles-militares
en el siglo XX; Caudillos y caudillismo en Venezuela. Ese interés suyo por las
relaciones cívico-militares en la historia republicana de Venezuela lo
convirtieron en una autoridad en la materia y en referencia obligada cada vez
que se elaboraba una investigación sobre este tema, por cuyo motivo fue llamado
por las universidades más exigentes para que dictara seminarios doctorales.
Su mutis ocurre en un momento crucial para la historia del
país, en el que parece estarse afianzando en el poder una autocracia surgida de
elecciones, pero sustentada en una novedosa forma de dominación pretoriana, en
detrimento del derecho de los venezolanos. Sin embargo, Irwin no descuidaba
ningún aspecto de su obsesión académica y sostenía que nuestras Fuerzas Armadas
siempre han sido utilizadas por los partidos políticos de izquierda o derecha
creando un grave problema en la esfera de actuación militar. En uno de sus
últimos trabajos señaló que el derrocamiento militar de gobiernos electos
parecía haberse convertido en un lejano recuerdo, pero advirtió que han surgido
nuevas formas de influencia militar distintas a los golpes de estado.
Si se analiza el panorama político-militar venezolano actual
se observará que el maestro tenía mucha razón. En efecto han surgido formas
populistas de gobierno que cuentan con el apoyo de una parte determinante de
las Fuerzas Armadas, lo que trae como consecuencia que hay presencia política
activa de los militares en las áreas de mando civil, generando una molestia
profunda de corte antimilitarista en el sector intelectual y ello podría
poner en peligro los principios de la democracia liberal y la estabilidad
política nacional, hasta llegar incluso a crear un ambiente indeseable que coloque
al país en una situación riesgosa de guerra civil.
En ese sentido el maestro se quejaba constantemente de
que los estudios de seguridad y defensa se encontraban en situación de enorme
descuido en Venezuela. Su tesis era la necesidad histórica de profundizar en el
profesionalismo militar y de consolidar el control civil como parte de un
modelo de convivencia en el cual ambas partes puedan coexistir en sus
respectivas áreas de influencia sin causarle un trauma indeseable al país.
Desde luego su estrategia en ese sentido era la de salvaguardar el sistema
democrático y llevarlo a un grado de optimización para que el respeto por el
estado de derecho sea la norma que rija a la sociedad.
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