Lamentamos mucho la muerte del maestro. Desde acá enviamos un saludo de pésame a sus familiares, amigos y discípulos. No fue mi profesor aunque sí lo escuché en varias conferencias y una vez nos dio una clase especial sobre las relaciones civiles y militares. En mi actual investigación sobre el origen de los caudillos en Venezuela uso sus conceptos y métodos. A partir de la lectura de su obra descubrí en él una gran preocupación por el mal que nos afecta: el pretorianismo y el deseo que algún día tengamos una Fuerza Armada INSTITUCIONAL y obediente del poder civil.
¡Algún día, querido maestro, algún día Venezuela tendrá unas relaciones civiles y militares modernas y democráticas!
Carlos Balladares
Acá les dejamos el excelente escrito que nos mandó el amigo y colega Tomás Straka al saber tan triste noticia.
Acaba de fallecer Domingo Irwin (1947-2014). Con
él no sólo perdemos a uno de nuestros historiadores más importantes, sino
que también perdemos un verdadero maestro. Escribió muchos e importantes
libros, popularizó teorías y creo algunas propias, asumió compromisos políticos
y académicos, pero, por encima de todo, si algo le preocupó en la vida fue la
formación de jóvenes talentos. De modo que ese carácter que con frecuencia
asustaba a los alumnos en el primer día de clases, esas salidas que hicieron rabiar
a más de un estudiante remolón, la rigurosidad de sus esquemas y lecturas,
ocultaban a un hombre en el que siempre podían encontrar consejo y amistad.
Aquellos alumnos en los que ponderaba el interés y la capacidad
suficientes, eran invitados a participar en proyectos de investigación, a
publicar libros colectivos o a integrar paneles en eventos nacionales e
internacionales. Así se formó un grupo amplio de discípulos, una
verdadera escuela que, sin duda, representa la mejor prueba de que su obra germinó
y seguirá creciendo.
Irwin fundó el estudio de lo militar en la historiografía
venezolana, mucho antes de que los recientes procesos políticos demostraran la
importancia del tema. Centrado en las relaciones civiles-militares, tema
central de nuestra vida republicana si los ha habido, recorrió sus avatares
desde la independencia hasta Hugo Chávez. En clásicos como Relaciones
civiles-militares 1830-1910 o Relaciones civiles-militares en el siglo XX,
aclimató categorías poco trajinadas entre nosotros y elaboró propuestas
teóricas propias. Hay quienes no están de acuerdo con sus tesis,
pero nadie podrá regatear la importancia de sus trabajos. Ellos marcan
una antes y un después, por lo que constituyen una referencia que nadie podrá
obviar. Como historiador, Irwin se empeñó en comprender el fenómeno, pero
como hombre de resueltos compromisos ciudadanos, trató de combatir sus peores
manifestaciones. Domingo Irwin fue un demócrata y un anti-militarista
convencido y militante.
Luis Alberto Buttó, Hernán Castillo, José Alberto Olivar,
Inés Guardia, Nahem Reyes, Germán Guía Caripe, Ingrid Micett y muchos más se
encuentran entre quienes le deben a él gran parte de su formación e incluso de
sus oportunidades de desarrollo profesional e intelectual. Fui su
alumno y fui su amigo. En el primer rol participé en uno de sus
libros colectivos y más nunca volví a confundir “militarismo” con
“pretorianismo” (una de sus grandes batallas). Como lo segundo compartí innumerables
y divertidísimas tenidas -Irwin era hombre de buena mesa y de mejores copas- y
siempre conté con su respaldo cuando lo llamaba a dar una clase magistral en un
curso, a integrar una mesa dentro de un evento o a dar clases en la maestría
que dirijo. Incluso, la muerte lo sorprende con un seminario programado para el
semestre que arranca en octubre.
Si algo puede explicar al maestro que fue Domingo Irwin es
su condición de egresado del Instituto Pedagógico de Caracas, donde también
hizo la mayor parte de su carrera de profesor universitario. Después se
graduó de magíster en la Universidad de Glasgow. Esta experiencia
escocesa no sólo amplió sus horizontes, sino que representó un rencuentro con
sus orígenes, descendiente como era de uno de los soldados de la Legión Británica.
La Universidad Católica Andrés Bello, donde se doctoró, fue la institución en
la que desarrolló otro trecho importante de su carrera dictando seminarios en
las maestrías y el doctorado de historia. Buen amigo del P. Hermann González
Oropeza, encontró en él no sólo a un colega sino a un jesuita con el cual
debatir teológicamente desde sus posturas de piadoso presbiteriano (Irwin
también estudió teología). Aunque en sus análisis de Calvino siempre
terminaba teniendo la razón, sostenía que, probablemente, si en el siglo XVI la
Iglesia Católica hubiera sido como hoy, tal vez se hubiera integrado al
proyecto de su compañero de clase, Ignacio de Loyola. Me gusta
imaginarlos con sus debates en el Cielo, pudiéndolos confrontar directamente
con el santo vasco y el reformador de Ginebra.
Hoy, que la afección cardíaca que lo acosaba desde hace años
pareció haber ganado finalmente la partida, es imposible repasar sobre su obra
y sobre los buenos momentos pasados con él sin un nudo en la
garganta. Tal vez el mejor homenaje que podemos hacer es recordarlo
desde sus libros, sus ideas y sus compromisos. Es lo que sin duda
resolverán hacer sus discípulos, y a lo que también nos comprometemos todos
aquellos que por el hombre y sus trabajos sentimos cariños y admiración.
Inmejorable reseña del gran Maestro de las relaciones civiles y militares. Gracias.
ResponderBorrarLamentable el fallecimiento del Dr. Domingo Irwin. Sus enseñanza de las Relaciones Civiles y militares en Venezuela se la debemos a este gran maestro e investigar. Gracias por ser el tutor de mi tesis, paz a su alma. Laura Robles.
ResponderBorrarUn gran investigador y profesor muy académico. Hoy se cumplen 2 años de su desaparición física, pero con mucha vigencia sus temas de investigación y estudios. Paz a su alma. Si como teorizó Einstein existen los mundos paralelos, me lo imagino incansable alertando a la sociedad y sobre todo a los políticos de la peligrosidad para la democracia el cultivo del pretorianismo.
ResponderBorrarSiempre te recordamos, en cada centro académico donde se discutan los temas de las relaciones civiles y militares venezolanas y latinoamericanas está su esencia se percibe su genialidad y acuciosidad. Hasta siempre Dr. Domingo Irwin Gáffaro. Josefina