BAILY, CANDIDATO
No me gusta de antemano, cierta extravagancia, que se hace presente en éste exitoso presentador cuyos cuarteles los tiene instalados en Miami, aunque quizás, se comporte así, para obtener a través de la polémica y la beligerancia inteligente, no exenta de cinismo, el más alto rating posible en su cautiva audiencia.
Lo cierto del caso es que el Señor Baily, sin querer queriendo, y desde su programa televisivo, se ha convertido en el verdadero vocero de la posición “dura” venezolana. Y decimos “dura”, porque luego de un mes del descalabro electoral, y donde Chávez y su combo, fueron una vez más, relegitimados y maquillados como demócratas, por un sistema electoral evidentemente sospechoso, nuestra oposición “blanda”, con una candidez que sorprende, parece no solo auto/suicidarse en las redes de la celada impuesta, sino que le otorga al caudillo unas virtudes democráticas de las cuales carece. Y lo que es peor, nos venden la cobarde idea acerca de una Venezuela como el mejor país del mundo en la triste hora actual.
Miguel Otero Silva escribió “Casas Muertas” en el año 1955 para referirse críticamente al declive de la localidad de Ortiz, en los llanos centrales venezolanos, bajo el embate despiadado de la muerte debido a la malaria, y a la huida, porque es un eufemismo hablar de emigración, de los sobrevivientes hacia las grandes ciudades y zonas, donde el petróleo, el nuevo maná negro, nos convertía en un país rico. La “huida”, en la mayoría de los casos, no fue afortunada, al igual que les sucede a nuestros jóvenes emigrantes de hoy, huyendo de las penalidades chavistas. En las décadas del 40 y 50, del siglo pasado, el país entró en un acelerado proceso de modernización urbano, sin plan ni compromiso, y el desarraigo se instaló en forma de pobreza, marginalidad y rancho alrededor de las grandes ciudades, circunstancia ésta deplorable, y que el mesianismo actual, ha sido incapaz de revertir, por el contrario, y con la buena dosis de irresponsabilidad que le caracteriza, ha profundizado aún más.
Hoy, Jaime Baily, sin necesidad de vivir en Venezuela, es quizás, uno de los pocos en percibir, y lo más importante, en denunciar a viva voz, las nuevas “Casas Muertas” que la erosión chavista, luego de catorce años, ha producido en la otrora promisoria Venezuela. Y en esto, obviamente, que Baily, goza de nuestra simpatía y empatía. Aunque es obvio pensar, que tan decidido sería, si le tocase decir lo que dice, viviendo en Venezuela.
Capriles Radonski, qué duda cabe, tuvo un performance político/electoral positivo, aunque en el momento de reconocer la derrota, lo notamos “simpático” y un tanto “zanahoria”, es decir, no lo percibimos guerrero ni lo suficientemente audaz, para decirle a un país en vilo, que se perdió porque el adversario impuso unos procedimientos anti/democráticos inaceptables. Que el mecanismo electoral chavista, conocido con las siglas CNE, es “perverso” (María Corina Machado, dixit) y que las dudas acerca de su transparencia, es algo consistente.
Hoy en Venezuela, necesitamos, en los pocos espacios de libertad que aún quedan, líderes opositores, con el talante de Baily, claros, muy claros, en identificar al adversario político, y desnudarlo ante la opinión pública bajo le premisa de su comportamiento anti-democrático y pícaro, de lo contrario, terminamos por volvernos cómplices de éstas nuevas “Casas Muertas”, con toda su desolación, que se hace presente en la Venezuela del siglo XXI.
DR. ANGEL RAFAEL LOMBARDI BOSCAN
DIRECTOR DEL CENTRO DE ESTUDIOS HISTORICOS DE LUZ
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