VENEZUELA HEROICA O EL
CORAZON DE LA PATRIA
Si uno lee “Venezuela
Heroica” (1881) de Eduardo Blanco (1838-1912) uno siente como nuestros héroes
perdieron su dimensión humana, histórica. Bajo la afiebrada pluma de éste
escritor, se nos dicen cosas como éstas: “Bolívar absorbió todo el aliento de
la gran revolución americana; y en él se concentró toda la vida de un pueblo
defraudado en sus derechos”.
Nació entonces
la idea del gran hombre providencial cuyo liderazgo mágico y violento aplastaba
cualquier manifestación de civilidad y progreso. El caudillo ungido por una
gran misión histórica en alianza sagrada con todo un pueblo en condición de
nimiedad. Desde entonces, la palabra “revolución” fue vaciada de su sentido
subversivo, romántico y rebelde. La “revolución” terminaba convirtiéndose en
una completa mascarada, un artilugio a favor de unos hombres de ambición
desmedida por el Poder sin contrapesos y limites.
Eduardo Blanco,
ideólogo cortesano, no se apenó cuando escribió esto: “Sin faltar a la verdad,
Bolívar pudo siempre decir: yo soy la Revolución; en mí se encarna la
Republica”.
El mito fundacional de
la nueva patria venezolana empezó a beber dentro de las entrañas de un
bolivarianismo furibundo y militante. El “Padre de la Patria”: Bolívar,
se inmoló así mismo para concedernos la tan ansiada libertad y transitar
por un sueño de progreso que los traidores de cada momento no han sabido
convalidar. No hubo, desde entonces, ningún aspirante a la hegemonía política
absoluta alrededor del Poder que se sintiera el “corazón de la patria” y encarnación
del mismísimo Libertador.
Cada aspirante a jefe
entendió de inmediato que las ansias de Poder sólo podían legitimarse bajo el
ilustre pendón de un patriotismo bolivariano. El “corazón de la patria” era
cada caudillo militar y civil, que a través del despotismo y la arbitrariedad
de la fuerza, imponían sus condiciones al resto de los ciudadanos prisioneros.
Doscientos años
después, la patria está fatigada de tanto “héroe” inútil y aprovechado, y
orienta toda su apuesta por el arribo de un liderazgo eficiente y generoso,
racional y moderno. El “corazón de la patria” no es más que un ardid
publicitario deleznable que intenta conectar con el inconsciente colectivo
haciendo énfasis en lo emocional y afectivo. Detrás de la consigna se esconde
una de las ambiciones más tosca, destructiva y delirante que Venezuela haya
conocido.
DR. ANGEL RAFAEL
LOMBARDI BOSCAN
DIRECTOR DEL CENTRO DE
ESTUDIOS HISTORICOS DE LUZ
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