Carta al Niño Jesús
Carlos Balladares Castillo
En los tiempos de Navidad siempre se repite la misma queja, la que advierte que se está perdiendo su real sentido por la mercantilización de las fiestas. Y una vez realizada la queja, seguimos comprando y volviéndonos locos en las mil colas que debemos padecer para obtener los regalos y todo lo relativo a la cena navideña. Es hora de abandonar esa queja y valorar lo que tenemos: casi 2000 años de cristianización del mundo donde las fiestas decembrinas transmiten el mismo sentido originario: el nacimiento de Cristo que es Dios Amor. Algunos pueden decir, y con razón, que muchos celebran sin pensar en Cristo; pero debemos responder que es una verdad a medias, porque de igual forma CELEBRAN rodeados de una serie de símbolos que transmiten la idea central: LA CARIDAD. No todo se ha perdido en medio del bullicio comercial, no es la Navidad un pretexto más para el mercado. Al final: en un regalo (gratuidad) se transmite la idea del mayor de los regalos (don): que Dios se hizo uno de nosotros, y pobre como todos nosotros.
¿Y cuál es la relación de todo esto con la tradicional carta al Niño Jesús que hacen los niños en Venezuela? La relación está en que los niños vinculan la Navidad con la alegría de los regalos, de la obtención de cosas (si, cosas) que deseamos y que pedimos al Niño Dios. El cristianismo señala en palabras de su fundador que debemos “hacernos como niños para entrar al Reino de los Cielos”, y la realidad es que en estos tiempos todos renovamos la niñez en nuestros corazones. Dar y recibir obsequios, comprar cosas y hacer una fiesta de estos tiempos no tiene nada de malo; al contrario: refleja la alegría que debemos sentir porque Dios se hizo uno con nosotros y como nosotros. Lo malo es que hagamos de esto lo único, lo principal y no vayamos a lo profundo; e incluso nos amarguemos por no tener “suficientes cosas”. Siempre debemos tener como criterio de celebración el que Dios quiso nacer en la necesidad, por tanto la Navidad debe ser alegre pero sencilla más no paupérrima. Me imagino que el pesebre era pobre pero limpio y ordenado, y no faltaron los regalos de la generosidad de los pastores.
Me gusta pensar que la tradición de la carta al Niño Jesús fue producto, como dice un amigo, de la impaciencia de los niños venezolanos ante la llegada de los regalos con la fiesta de Reyes la cual es el 06 de enero. Heredamos de la cultura hispana el hecho que los regalos se entregan a los niños en esta fecha y no en Navidad, pero quien sabe si nuestra mentalidad republicana (no nos gustan los reyes) junto a las influencias del Santa Claus o San Nicolás que traen los regalos en Nochebuena en Europa y Estado Unidos, generaron una mezcla maravillosa: que es el hecho que los niños despiertan el 25 rodeados de juguetes traídos por el Niño Jesús. La verdad es que esta tradición es una cosa reciente: principios del siglo XX que coincide con las influencias anglosajonas. Otros pueden decir, también, que en Venezuela somos tan chéveres que nos trae los regalos el propio Jesús y no un personaje secundario como el gordo vestido de rojo o los reyes magos.
Al final, muchos critican que nuestras navidades se han transculturizado, que hemos abandonado nuestras tradiciones; cuando la realidad es que al adoptar al San Nicolás, al árbol y otras tradiciones del norte seguimos mostrando nuestro carácter mestizo y capaz de integrar nuevas costumbres. Lo auténticamente iberoamericano es esto, y si todo ello nos lleva a vivir las navidades con mayor alegría pues magnífico. El mejor ejemplo es nuestro principal plato navideño: la hallaca (fruto de la mezcla entre los indígenas, africanos y europeos), pero dicho plato se ha complementado con el pan de jamón, la ensalada de gallina, el pernil y el dulce de lechoza. ¿Quién se puede atrever a decir que esto no es venezolano, que no pertenece a nuestras tradiciones y; que a su vez no es producto de la aceptación de las influencias extranjeras?.
No importa cómo lo celebremos, y con esto me refiero a los símbolos de alegría y esperanza. Lo fundamental es que NOS COMUNIQUEMOS con una humilde “carta” al Niño que nace en Navidad pidiéndole los regalos que nos harán felices: PAZ Y BIEN QUE ES LA SALVACIÓN. Reciban todos un gran abrazo de Feliz Navidad y que en el 2012 aprendamos a vivir como Cristo nos enseñó: amándonos los unos a los otros.
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