Gabaldón y la Venezuela posible (BBV, 130)
Carlos Balladares Castillo
Una vez le escuché narrar con gran admiración, al actual vicerrector académico de la Universidad Central de Venezuela: doctor Nicolás Bianco, cómo Arnaldo Gabaldón (1909-1989) en medio de grandes dificultades modernizó al país en lo relativo a la salud. Gabaldón, nos decía el profesor Bianco, es el mejor ejemplo de cómo la ciencia puede “vencer las sombras”.
El sociólogo Roberto Briceño León; el cual posee una admirable carrera en todo lo relativo a la salud y las ciencias sociales, y que es coordinador del Observatorio Venezolano de la Violencia; escribió su biografía con lujo de detalles en todo lo relativo a sus estudios, personalidad, y trabajo en pro de la erradicación de epidemias endémicas en nuestro país como la malaria, el paludismo, el mal de Chagas, entre otras.
Gabaldón Carrillo nace en Trujillo en 1909 en una familia de hacendados, por lo que recursos no le faltarán para poder llevar a cabo el deseo de ser médico, para lo cual se vino para Caracas y su familia lo acompañó. Del lado de su familia materna proviene de una tradición “urbana, comercial y emprendedora”, de gran raigambre civilista. Su abuelo Carrillo llevó a cabo acciones de beneficencia y salud pública (dirige la Junta Sanitaria de Trujillo) en la región. Este legado inspirará su vocación, que va más allá de la medicina centrándose en la realidad sanitaria. El biógrafo cuenta que cuando le preguntaron a Gabaldón por qué deseaba estudiar medicina, el respondió: “Porque me interesan los parásitos”. Hecho que demostrará al ser investigador durante toda su vida, desde el mismo momento que obtuvo el doctorado en Ciencias Médicas en la Universidad Central de Venezuela en el año de 1930.
Fue parte de la Generación del 28, pero consideró que había otra forma de modernizar el país además de la política, y esa era la sanitaria. Para ello debía formarse en las mejores universidades del mundo, es así como parte para Europa y logra obtener el certificado de especialista en el Instituto de Enfermedades Tropicales de Hamburgo (Alemania). Luego regresará a Venezuela y tendrá su primer encuentro con las zonas azotadas por la malaria. Considera que le falta preparación, y se va para los Estados Unidos en calidad de becario de la Fundación Rockefeller, y en la Universidad de John Hopkins de Baltimore se doctoró en ciencias de higiene con mención especial en protozoología (1935).
Al morir Gómez, en Venezuela se darán dos gobiernos (el del general López Contreras: 1935-41, y el del general Medina Angarita: 1941-45) que buscan gobernar con los mejores sin importar su posición ideológica. Es así como el propio Presidente de la República en 1936 le escribe a Gabaldón para que venga al país a colaborar, con la gran campaña sanitaria que se inicia a partir del “Programa de Febrero”. Será el primer director de Malariología del nuevo Ministerio de Sanidad y Asistencia Social, y desde acá llevará a cabo una labor de construcción institucional que desarrollará durante 15 años. Su mayor logro fue traer al país el DDT y llevar cabo (léase bien) la primera campaña civil de un Estado contra la malaria. Dicha campaña no fue detenida por el golpe de Estado de 1945, y permitió que se redujera la tasa de mortalidad en más de un 50%, y en los siguientes años fue erradicada en casi su totalidad en las áreas donde vivía más de la mitad de la población.
Su prestigio fue tal, que en 1950 al ser asesinado el Jefe de la Junta Militar: el teniente coronel Carlos Delgado Chalbaud, se propuso su nombre para ser el sucesor; pero Gabaldón aceptaría siempre y cuando no fuese títere de los militares. Estos no lo aceptaron, y se mantendría en un bajo perfil como asesor de la Dirección de Malariología; más no así en la Organización Mundial de la Salud y la promoción internacional de su experiencia.
Con la llegada de la democracia en 1958, Gabaldón ocupará el Ministerio de Sanidad y Asistencia Social hasta 1964, y podrá llevar a cabo su sueño: la erradicación casi definitiva de la malaria en todo el país ¡Único caso para su época en una zona tropical!. Su labor, además, permitió que en las áreas rurales se mejorara el nivel de vida al suministrar servicios de agua, vivienda, letrinas, sanidad, carreteras y atención médica. Se señala que fue esto lo que derrotó a la guerrilla. El resto de sus años al entregar el ministerio, serán dedicados a la asesoría de malariología y a reforzar la labor investigativa (especialmente en la UCV) y de publicación. No se debe dejar de señalar su paso por la Universidad de Cambridge.
La vida y obra social de este insigne venezolano, es una prueba de que en el país es posible hacer una labor de MODERNIZACIÓN. Todas las visiones que nos presentan como un pueblo irracional dominado por el personalismo político, se caen ante este hermoso ejemplo de civilidad. Hay que repetirlo: ¡Una Venezuela distinta ha sido y será posible!.
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